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La «dolce vita» de Radford

Christopher Plummer y Shirley MacLaine, dos pesos pesados del cine, juntos en «Elsa & Fred»
Christopher Plummer y Shirley MacLaine, dos pesos pesados del cine, juntos en «Elsa & Fred»larazon

Christopher Plummer y Shirley MacLaine protagonizan «Elsa & Fred», el «remake» del director de este exitoso filme argentino.

Una semana tras otra la cartelera se llena de largometrajes en los que el amor adolescente es el protagonista. También hemos visto divorciados que recuperan su romance, adultos solitarios que se rehacen encontrándose con el amor de su vida, pero en muy pocas ocasiones los enamorados son dos ancianos. Por eso la película argentina dirigida por Marcos Carnevale «Elsa y Fred», de 2005, es imperdible para los cinéfilos románticos por la particularidad que supone. En ella una mujer de 82 años de enorme vitalidad y un viudo totalmente perdido comienzan una historia de amor tan bella como peculiar. A él lo interpreta Manuel Alexandre, mientras que a ella China Zorrilla. Estuvieron acompañados en el reparto por los españoles Blanca Portillo, Carlos Álvarez-Nóvoa y José Ángel Egido.

Dos estrellas de cine

El pasado viernes aterrizó en España el «remake» dirigido por Michael Radford y en el que los protagonistas brillan por sí solos: sus nombres son Christopher Plummer y Shirley MacLaine. Para Radford, la gran diferencia con la cinta argentina reside en los actores: «Los protagonistas de una y otra película son estilos de personas distintas. Mi versión está hecha con dos estrellas de cine y esto lo cambia todo, el filme es el mismo, pero no la manera de realizarlo. Aunque también he de decir que China Zorrilla está maravillosa en la original». Para Radford una de las experiencias más interesantes vividas con Plummer y MacLaine durante el rodaje fue la grabación de la escena final, en la que Elsa y Fred conversan y se mojan dentro de una fuente, ya que, como dice, «fue muy interesante porque me olvidé de que eran mayores». Eso es lo que debe hacer el espectador, olvidarse de que se trata de un amor entre ancianos, y es que Radford no dirige la película a un público adulto: «La he realizado para el espectador porque no es una cuestión de edad, sino de sensibilidad. A los jóvenes les está gustando ya que descubren que a pesar de que envejezcan pueden seguir manteniendo relaciones se-xuales».

Éste es el objetivo para Rad- ford : «En América del Norte no se ven películas de un idioma extranjero, por eso tenemos que hacer una edición en inglés. Esto ha creado en Hollywood una gran tradición de adaptación de filmes de habla no inglesa. Antes ocurría lo contrario, originalmente en Hollywood se solían hacer versiones españolas de las cintas de habla inglesa para el mercado español y suramericano». Es decir, una de las metas de Radford es que su «remake» de «Elsa & Fred» tenga una amplia distribución: «No creo que la cinta haya sido un gran éxito ni siquiera en el mercado español. Por eso intento hacerla más sofisticada, para que funcione en otros países».

En todo caso, aclara que «no quiero mejorarla ni hacer la misma película, sólo realizarla de manera distinta manteniendo el espíritu de la original». Radford, que alcanzó la fama al adaptar «1984», de George Orwell, dice que tras este trabajo «el mundo pensaba que iba a hacer películas de ficción el resto de mi vida, pero no ha sido así». En 1994 fue nominado al Oscar al mejor director por «El mensajero (y Pablo Neruda)», una cinta basada en una historia real. Lo mismo ocurre con «Elsa & Fred», un filme realista con el que, asegura Radford, «se puede entender la naturaleza humana, porque creo que cuando te haces mayor tiendes a amar más». Otra de las películas que sostienen esta afirmación es «Amour» (2012), de Michael Haneke. No obstante, considera que su largometraje y el de Haneke son diferentes porque «“Amour” no es de entretenimiento en el sentido de que es muy bella y muy seria, bastante difícil de ver». En definitiva, si algo comparten los dos largos es la sinceridad que aportan a un cine cada vez más enclaustrado en el artificio de la ficción y el romanticismo utópico.