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La gabarra del Athletic viaja en el tiempo

El escritor Alfonso del Río debuta con una enigmática historia a caballo entre el Bilbao del año 83 y el Berlín de la II Guerra Mundial

Alfonso del Río, ayer en Bilbao durante la presentación de su novela «La ciudad de la lluvia»
Alfonso del Río, ayer en Bilbao durante la presentación de su novela «La ciudad de la lluvia»larazon

El escritor Alfonso del Río debuta con una enigmática historia a caballo entre el Bilbao del año 83 y el Berlín de la II Guerra Mundial.

Queda feo que el día en el que se presenta «La ciudad de la lluvia» (Destino) Bilbao te reciba con una mañana de esas hechas para pasear por la Ría en mangas de camisa y bajo un sol espléndido. Ni rastro del agua más que en el Nervión, ni, por supuesto, de las quejas por el tiempo. Se agradece en un martes 13 en el que el autor sí se embarcó o, al menos, pisó una barcaza. Era el ambiente en el que ayer salía al mercado el primer libro de Alfonso del Río (Bilbao, 1980), hasta ahora abogado y triatleta «amateur». «Buscaba una excusa para subirse a la gabarra y con esto lo ha conseguido», bromeaban los paisanos que se acercaban al barullo formado en el antiguo astillero Euskalduna.

Y es que es mucho el peso que tiene este símbolo local en la novela que «rescata el alma de la ciudad», presentaba. Fue esta embarcación remolcada y netamente portuaria una de las protagonistas del año 83 en Bilbao. El Athletic ganaba, 27 años después, la Liga el 2 de mayo ante el Real Madrid y la barcaza servía para unir las dos orillas, la aristócrata y la industria, separadas durante demasiado tiempo. Usa así Del Río el fútbol como un sentimiento: «La gabarra hizo por sumar más que cualquier bandera y política», explica.

Es solo uno de los acontecimientos que recrea el escritor en «La ciudad de la lluvia» de «un año particular», como lo define. También estarían las inundaciones de agosto y el siempre presente ambiente de tensión política, aunque no haya querido profundizar en temas de terrorismo porque, simplemente, «no me interesaba –sentencia–; está, pero de forma muy sutil. Es deliberado porque es una novela para entretener».

Del declive al resurgir

En aquel año 83 los cadáveres industriales se amontonaban en los diques, con la única esperanza que supuso la victoria del Athletic y el resurgir que terminaría llegando: «No lo conocí porque era un pipiolo, pero he querido escribir desde el resultado de una época. De niño he comido en los lugares que ahora lo hacen mis protagonistas y creo que es una novela que forma parte de la historia sentimental de Bilbao».

Es en esta villa donde sitúa las tres muertes, en apariencia accidentales, que moverán el hilo cinematográfico de esta novela negra: Rodrigo Lezo, ahogado en la noche de la crecida de la Ría; Ignacio Aberausti, un conocido empresario y candidato a la presidencia del Banco del Norte que fallece en un incendio; y Javier Alba, muerto discretamente en su casa.

Sin conexión alguna entre sí, Alain Lara, nieto del primero y joven promesa del Athletic, encuentra una fotografía de los años 40 en la que se encuentran las víctimas y que llevará la trama al otro escenario de «La ciudad de la lluvia»: Berlín, 1941. Con Alemania en guerra y los nazis en el poder, se llevaron a cabo muchos negocios de dudosa ética. Uno de ellos con la presencia de un hombre que se hacía llamar El Extranjero y cuya sombra parece alargarse hasta el Bilbao de los 80. Alfonso del Río se ha permitido introducir una tercera voz narrativa de su mundo, el de la abogacía, aunque no se vea reflejado en el personaje que lleva su profesión, David Schaffer: «Me gusta su carácter, aunque no tengamos nada que ver», apunta de esta figura «ambiciosa que cuenta su implicación en la trama a través de una suerte de memorias».