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Estados Unidos

Adolescentes en pie de guerra

Adolescentes en pie de guerra
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Los relatos distópicos se están convirtiendo en el subgénero de moda de la literatura para adolescentes. En Estados Unidos tiene su propia sección y lista de éxitos desde que «Harry Potter» se convirtió en «long-seller». Las novelas de Neal Shusterman, autor de una docena de libros juveniles, cuyo mayores éxitos han sido «Desconexión» y su secuela recién aparecida en España «Reconexión», siguen la estela de «Crepúsculo» y «Los juegos del hambre».

El modelo, similar a «La fuga de Logan», es una mezcla de «Un mundo feliz», de Aldous Huxley, y «1984», de George Orwell, adaptado al relato postapocalítico, continuando ora la tipología de «Soy leyenda», como «Metro 2033», del ruso Glujovski, ora la del socialismo fabiano de H.G. Wells, como «2312», de Kim Stanley Robinson, ora la variante «Ladrones de cuerpos» recuperada por Stephenie Meyer en «The Host».

Con todas ellas guarda similitud «Reconexión», en especial con aquéllas cuyos protagonistas son adolescentes que luchan por su supervivencia en un mundo hostil al que se oponen de forma radical. Como las novelas distópicas, «Reconexión» plantea graves problemas morales, hoy todavía en debate, como el aborto, la eutanasia y la creación de vida.

En la saga de Shusterman, el aborto ha enfrentado a las dos facciones opuestas en una guerra civil, la segunda en EE UU, cuyo resultado es un mundo absurdo en el que las autoridades han legislado prohibiéndolo. Con una salvedad, el aborto retroactivo entre los 13 y los 17 años, que cumple una doble función: «desconectar» a niños rebeldes y socialmente inadaptados y nutrirse a su vez de órganos con fines terapéuticos.

Muertes programadas

Luchar contra la «desconexión», eufemismo que esconde la muerte para fines científicos, es la causa que motiva a los protagonistas en rebeldía a cambiar este delirante status quo social en el que pasan a «divisos»: seres vivos pendientes de utilizar sus órganos para transplantes o construcción de nuevos individuos «conectados» con sus piezas. Su aire de tebeo posmoderno remite a «V de Vendetta», y tratándose de cuestiones tan serias como la creación, el alma y la conciencia de un nuevo ser hecho a retazos, al «Frankenstein», de Mary Shelley.

No es baladí la problemática que plantea «Desconexión», sobre todo tratándose de un libro juvenil en el que adolescentes en peligro de muerte o programados como bebés medicina se rebelan contra una sociedad adulta injusta. En el fondo, no es más que una variante futurista de «Rebelde sin causa». El mito de la rebeldía juvenil, otrora romántico y hoy integrado, renace como fantasía de ciencia ficción, aliñado con la problemática de la bioética sobre el aborto y el tráfico de órganos.