Literatura

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Batalla de pastillas

Batalla de pastillas
Batalla de pastillaslarazon

Les presento al maestro de la provocación de la literatura alemana, al galeno que dejó de ejercer la medicina con 30 años y arrancó su carrera literaria con una participación en el Concurso Ingeborg Bachmann, donde, durante la lectura de sus textos, se cortó la frente con una cuchilla de afeitar. Un año después apareció su primera novela, en la que describe la vida de un médico en un hospital psiquiátrico. Estamos ante un autor punk o afterpunk de culto. Una versión germana de Panero –con todas las distancias– cuando escribía poemas con sus propias heces. Un escritor radical instalado en la negación de todo que implica la construcción de un discurso caracterizado por su oposición, no sólo a la tradición sino también a toda posible reacción renovadora: el yo no existe; todo es una farsa. «Loco» es una obra fragmentaria y fascinante formada por monólogos interiores de pacientes de psiquiátricos y doctores que aglutina lo grotesco y lo lírico; la acidez, la amargura y el desencanto. Al mismo tiempo, es una reflexión sobre la enajenación y el juicio, sobre sus límites caprichosos así como lo son sus manuales de diagnóstico. «Loco» es como un viaje al centro del horror. Un espanto sin fin.

Si el lector que siga esta crítica ha estado en un psiquiátrico, aunque sólo sea de visita, sabrá de lo que hablo: psicóticos mezclados con enfermos de trastornos alimentarios sin sentido ni sensibilidad. Seres con desórdenes bioquímicos o mentales a quienes se trata como a entes invisibles que deben ingerir medicación sin preocuparse de su alma, su élan vital. Están atrapados. Algunos tienen familias que pelean por su suerte; la mayoría, no. El protagonista de este libro, alter ego del autor, cuelga su bata de médico para administrar su verdad desnuda al lector: la psiquiatría no ha cambiado. Más medicamentos, reciclados de moléculas antiguas que no producen el efecto deseado, pastillas de colores para niños de Sodoma que lobotomizan pero no curan... El autor suministra una verdad libre de aditamentos tan poco apetecible como el trabajo de las enfermeras de estas páginas cuando raspan los excrementos de las paredes del hospital.