La cubana se rebela
El diario es el género elegido por la escritora, poeta y actriz cubana Wendy Guerra para plasmar en la prosa la intensa vida de algunas de las mujeres que pasaron, realmente o no, por el trajín cotidiano de la isla. Desde que en 2006 ganó el primer premio de novela Bruguera con «Todos se van», una obra que narraba la infancia y adolescencia de Nieve Guerra y ofrecía el retrato personal de la Cuba de entonces, hasta «Posar desnuda en La Habana», que mostraba los años que Anaïs Nin permaneció en la isla, poco antes de emprender su viaje a París que la haría famosa, la escritura íntima le ha servido a Wendy Guerra para valerse de una voz que, al tiempo que coquetea con la poesía, con la frase profunda, va despuntando una trama rica en matices y color que se hunde en la historia profunda y diversa de su país.
Símbolo de la negritud
En «Negra», ahora, la voz ofrecida es la de Nirvana del Risco, una mujer que es símbolo de la negritud y la cultura afrocubana. Hija de la generación de la década de los sesenta, rebelde en los albores de 2000, Nirvana fue la primera cubana negra que no tuvo reparos en comunicar su bisexualidad y en enfrentarse sin concesiones al racismo y a toda clase de discriminación. Educada en un ambiente en el que se mezclaban la brujería con la religión, el sexo con antiguos rituales africanos y cuestiones que tienen que ver con la política y la raza, Nirvana dejó atrás la leyenda de sus ancestros y se fue de Cuba con destino a Francia, convencida de que rompería, uno a uno, todos los tópicos sobre los que se asienta un término como «negra». Ese largo viaje, sin embargo, no le impidió escapar de un destino trágico cuyo origen la autora se propone indagar mediante un lenguaje personal y una escritura íntima que muestra, en toda su desnudez, la tenacidad de una leyenda y de una mujer que supo reunir en sí misma toda la pasión de lo prohibido y lo sagrado.