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Mentías cuando mentías

larazon

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Henry es un impostor. ¿Cómo definir, si no, a un afamado autor que no ha escrito una sola línea en toda su vida? La creadora de sus grandes éxitos es su esposa Martha, quien nunca ha pedido nada. La notoriedad y la fama repelen a esa creadora silenciosa que sólo pide estar junto a él y vivir bajo el mismo techo de rutina. Pero la confidencia de su impostura, compartida por el autor, no sólo no derriba al mito, sino que vincula al lector por un hilo invisible para acompañarle durante todos los jalones de mentiras consecutivas que emprende el relato desde esta primera revelación. Así, cómplices de sus embustes, le seguimos por la travesía de su vida paralela en la que un disimulo le conducirá a otro e, irremediablemente, en lugar de odiarle, le iremos exculpando: de que su amante y editora espere un hijo de él, de su intento de asesinarla, del posterior crimen erróneo que comete, de su falta de escrúpulos y pudor...
En todo relato criminal el autor establece un pacto no escrito con sus lectores: presentarles indicios que indiquen que pueden ir algunos pasos por delante de la narración a pesar de las trampas y falsas pistas. Pero en este caso es difícil, porque quedamos rendidos ante el pragmatismo, la frialdad y el egoísmo de un protagonista capaz de jugar muy sucio, dando vueltas y revueltas a la línea argumental... Sólo terminamos viendo a un vividor, no a un asesino que, por cierto, aun siendo incapaz de haber construido alguna ficción criminal en tinta, sabe acometerla en la vida real con total asepsia emocional. Sin duda, todo ello es posible porque Arango tiene curtido el músculo de escribir en su faceta como guionista de uno de los seriales más longevos de la televisión alemana, «Tarot», y sabe cambiar del enfoque general al subjetivo, alternar los ritmos y dominar todos los resortes escénicos para desconcertar al receptor de esta historia, concebida como un ajuste de cuentas en clave ética.
Comedia ácida
Acaso sea un homenaje al pequeño criminal que todos llevamos dentro en ese instante crucial en que nos asalta la duda entre el bien y el mal.... Y, sólo tal vez, pudiéramos ser susceptibles de caer rendidos por el negro abismo de una auténtica maraña de mentiras. Porque, ¿cuánta verdad contiene una mentira? ¿Cuánta mentira encierra una verdad? Una buena aproximación a esta respuesta la hallamos en este libro, acaso un «thriller» con la aspiración de ser una comedia ácida y que es capaz de arrojar un foco de luz sobre la condición humana.

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