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Alberto Conejero: “‘Luces de bohemia’, de Valle-Inclán, tiene algo de catedralicio”

El dramaturgo Alberto Conejero recomienda la lectura del magistral esperpento de José María del Valle-Inclán

Alberto Conejero, dramaturgo
Alberto Conejero, dramaturgoCipriano Pastrano DelgadoLa Raz—n

El dramaturgo Alberto Conejero se encuentra estos días sumergido en los prolegómenos de la 39º edición del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, del que es su director artístico. El autor de obras como “La piedra oscura” o “La geometría del trigo”, recomienda la lectura de “Luces de bohemia”, el magistral esperpento de José María del Valle-Inclán, “primero porque considero que tiene que ser literatura dramática y porque imagino que no es tan habitual que elijan este tipo de literatura”.

-¿Cuándo lo leyó por primera vez?

-Lo leí con 16 o 17 años, en plena adolescencia pero antes de cumplir la mayoría de edad.

-¿Esa lectura lo marcó?

-Sí, primero porque me sirvió para reconocer y afianzar mi vocación de autor literario dramático y porque es un libro poderoso por muchas razones, la primera porque es una verdadera cima de nuestro castellano, prodigioso, todo asombro y, además, una radiografía de nuestro país brillante y afiladísima. Un libro que nos explica, que pasan las décadas y sigue siendo absolutamente contemporáneo.

-¿Qué destaca de él?

-Su lenguaje es un prodigio, uno de los ejemplos de esa convivencia entre lo literario y lo dramático, de la naturaleza híbrida o anfibia incluso de la literatura dramática porque es una cumbre de nuestro acervo literario y a la vez una promesa poderosísima de teatro, yo creo que es un libro donde se reúne la doble condición de este tipo de literatura. Además, es una obra salvaje, que muerde, y a la vez de gozo, de asombro ante su capacidad de construir realidad y vida, porque es un libro que está atravesado de vida desde el principio hasta el final.

Valle-Inclán
Valle-Inclánlarazon

-¿Fue un deslumbramiento?

-Sobre todo el asombro ante un lenguaje indócil, que yo diría salvaje incluso, y el descubrimiento de una ambición poética en Valle, el deslumbramiento ante un libro que tiene algo catedralicio porque apresa el alma de toda una ciudad, de un país y de un tiempo. Una maravilla que tiene por un lado algo de crónica absoluta del presente y, sin embargo, no sólo sobrevivió a ese presente, sino que tiene la capacidad de resultar contemporáneo, lo que tuvo casi de crónica periodística de su momento, trasciende a su propio tiempo y es un clásico en cuanto sigue resultando actual.

-¿A quién se lo recomendaría?

-A todo aquel que no haya leído teatro, que no lea nunca literatura dramática, que es una forma de literatura menos conocida y habitual o a la que gente entra en ella con temor, creo que es una buena puerta de entrada al teatro escrito brillante.

-¿Para cualquier edad?

-Sí, yo creo que desde la adolescencia.