El Chaves Nogales nunca visto: "Odio a Alemania porque soy español"
Se publica una nueva biografía del periodista español, con datos nuevos y una entrevista no conocida con anterioridad, previa a su muerte
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De un tiempo reciente a esta parte, la figura de Manuel Chaves Nogales ha crecido en el campo editorial, con la recuperación de sus obras narrativas y biográficas y, también, con estudios sobre su vida y su trabajo periodístico. Fue en el año 2011 cuando María Isabel Cintas publicó «Chaves Nogales. El oficio de contar», que se reeditó un decenio después en dos volúmenes con el título «Andar y contar». Se disponía así de una manera de aproximarse al autor y sus libros en torno a la guerra se empezaron a ver en las editoriales Renacimiento y Libros del Asteroide: «Los secretos de la defensa de Madrid» (crónica de la resistencia republicana de Madrid); «A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España», relatos cortos, sobre los horrores de la guerra que publicó en dos revistas hispanoamericanas durante su exilio parisino de 1937; y «Crónicas de la Guerra Civil» (artículos periodísticos), o, alrededor de lo taurino: «Juan Belmonte, matador de toros».
Vista tal cosa, cabía decirse que ya estaba todo dicho de este sevillano nacido en el seno de una familia de clase media y alto nivel cultural (su madre era concertista de piano y su padre un periodista que trabajaba para el diario «El Liberal» y era miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla) y que se incorporó muy joven al ámbito de los periódicos. Chaves Nogales estudió Filosofía y Letras y ejerció como redactor de un par de noticieros a partir de 1918. Fue dos años más tarde cuando publicó su primer libro, «La ciudad», sobre la idiosincrasia sevillana, y al poco se traslada a la capital, donde comienza a trabajar en «El Heraldo de Madrid» y del que llegará a ser redactor jefe. En esa época es cuando se interesa por viajar por Europa y visita la recién creada Unión Soviética, lo cual se reflejará en «La vuelta al mundo en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja» (1929).
Cintas Guillén hablaba de su biografiado como de «un periodista, liberal, republicano, masón y pequeño burgués». Y en efecto así se definió a sí mismo en «A sangre y fuego»: «Yo era eso que los sociólogos llaman “pequeño burgués liberal”, ciudadano de una república democrática y parlamentaria»; un periodista muy particular, según la biógrafa, por «su querencia al texto bien escrito, a la corrección y sencillez en el lenguaje y a la esencia pedagógica, rasgos que son la marca de sus trabajos». Asimismo, su más cercano biógrafo, Francisco Cánovas Sánchez, experto en las vidas de Ramon y Cajal y Pérez Galdós, ofreció hace sólo unos meses «Manuel Chaves Nogales. Barbarie y civilización en el siglo XX», un título que se explica por sí mismo si tenemos en cuenta los años de trayectoria profesional del escritor, pues «la realidad social, el contexto cultural y los sucesos históricos que vivieron España y Europa entre 1897 y 1944 –la lucha por el sufragio universal, la crisis de la democracia parlamentaria, el papel destacado de los medios de comunicación, la aparición de las ideologías totalitarias y los sucesivos conflictos bélicos...– influyeron de forma determinante en su trayectoria vital, su visión del mundo, su escritura periodística y su obra literaria y su compromiso cívico».
Aquel viaje ruso supuso un punto de inflexión en la mirada internacional de Chaves Nogales, que publicó más obras en torno a ello: «La bolchevique enamorada», una novela corta que apareció en 1930, y «Lo que ha quedado del Imperio de los Zares». En el gigante ruso, Chaves Nogales observó las transformaciones económicas, sociales y políticas que se estaban operando alrededor del culto a la industria en un ambiente de desigualdad social marcado por una élite comunista llena de privilegios. Pero, sin duda, lo peor fue ver la lacra de los niños abandonados y algo tan nefasto como que los medios de comunicación estaban totalmente controlados por el Gobierno. Algo que sólo podría horrorizar a un hombre que, al estallar la Guerra Civil y tras ponerse al servicio de la República, se instaló en París a fines de 1936, donde colaborará en varios periódicos relatando la guerra en España hasta que un nuevo horror en 1940 –la invasión de las tropas alemanas de París– le lleve a volver a exiliarse. Su nuevo destino es Londres, donde funda una agencia de prensa y murió en 1944, con tan sólo 46 años de edad.
Justamente en ese periodo se centra Yolanda Morató para «Manuel Chaves Nogales. Los años perdidos (1940-1944)», donde, tras una investigación «in situ» que la ha llevado a proporcionar en este libro una relación de casi medio millar de artículos firmados por el periodista y nunca recogidos hasta el momento. Asimismo, esta profesora titular de Filología Inglesa en la Universidad de Sevilla y especialista en el periodo de guerra y entreguerras británico, descubrió la última entrevista que Chaves Nogales concedió (fue en su despacho de Fleet Street) antes de fallecer. Se la hizo el brasileño Murilo Marroquim, un enviado especial del «Diario de Pernambuco», que decía haberse encontrado a «un periodista espléndido, con un vigor y una claridad de pensamiento notables. A su rigor en la crítica añadía la gracia y la ligereza de su espíritu andaluz».
La conversación que se aporta por vez primera en esas páginas resulta realmente interesante y versa sobre «la tragedia española», la democracia en tiempos de la República y el conflicto entre partidos políticos, el origen de la Guerra Civil, el catolicismo o las posibilidades de restaurar la monarquía. En todo ello se muestra Chaves Nogales como un experto en política europea que, como corresponsal para la agencia francesa AFI, ya preveía qué tipo de vida iba a tener Inglaterra en medio de la Segunda Guerra Mundial. Así, el 7 de noviembre de 1940, en un artículo que divulga la agencia Reuters, dice: «Esta guerra es un trabajo; un trabajo encarnizado, feroz, agotador. La guerra la ganarán millones de hombres y mujeres que pasan de diez a doce horas doblados sobre sus máquinas, trabajando desesperadamente en pro de una defensa de todos. Fracasados ya todos los trucos impresionantes de la guerra relámpago de Hitler, el trabajador, heroico en su esfuerzo, sabe que acabará ganando la guerra».
Morató, traductora de los artículos de Chaves Nogales en el exilio inglés y francés recopilados en «La España de Franco» (2012) y «Obra Completa» (2020) que publicó Libros del Asteroide, consigue así un examen detallado de unos años del escritor que, como dice ella misma, se han despachado con ligereza y poco rigor. La hija mayor de Chaves Nogales, Pilar, murió hace tres años, y fue clave para dar información sobre esta última etapa de exilio; por su parte, Morató corrige datos erróneos de los biógrafos que la han precedido e informa de las colaboraciones del autor para diferentes medios. Por ello, la investigadora ha peinado miles de páginas de archivo, material de inteligencia británica y latinoamericana, hasta concluir que hay cientos de artículos que aún desconocíamos de Chaves Nogales. Es más, se trataría de un material no recopilado hasta ahora que dobla el número de los textos que teníamos al alcance. De modo que hay Chaves Nogales para rato a medida que sus estudiosos vayan recuperando su voz como gran cronista del Viejo Continente.
Al llegar a Londres, tras una travesía en barco, Chaves, junto con otros colegas, se instaló en el hotel Savoy, que todavía conserva archivos de la época en que la capital británica fue el refugio, o, al menos, la escala necesaria, de media Europa que huía de los nazis, indica Morató: «Que Chaves había iniciado una cruzada contra los nazis era de sobra conocido. Con la guerra, no obstante, radicalizó su posición. Ahora ampliaba su aversión, como ya sucedía en Reino Unido, a todo lo alemán. “Odio a Alemania porque soy español –declaró en abril de 1940–. El buen patriota español sabe que, en el curso de la Historia, siempre que el destino español ha acabado en fracaso se debe a algún tipo de funesta intervención germánica”». En otra ocasión, habló de «toda la ignominia de la Leyenda Negra», adjudicando su oscuro destino a un «injerto germánico».
- «Manuel Chaves Nogales. Los años perdidos» (Renacimiento), de Yolanda Morató, 288 páginas, 22,90 euros.