Todo lo que quedaba por saber sobre Manuel Chaves Nogales
Francisco Cánovas Sánchez publica la biografía definitiva sobre el escritor que mejor definió la muerte de la libertad en Europa
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En el año 2011 María Isabel Cintas ganó el premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías de 2011, editado por la Fundación Lara. El libro, «Chaves Nogales. El oficio de contar», se agotó y fue la editorial Confluencias quien decidió relanzarlo diez años más tarde, en dos volúmenes, con el título “Andar y contar”. Se trató de una edición ilustrada con numerosas fotografías de un autor cuyas obras están al alcance en la editorial Renacimiento, como sus libros en torno a la guerra: “Los secretos de la defensa de Madrid” (crónica de la resistencia republicana de Madrid); “A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España”, relatos cortos, sobre los horrores de la guerra, que publicó en dos revistas hispanoamericanas en su exilio parisino de 1937; y “Crónicas de la guerra civil” (artículos periodísticos), o alrededor de lo taurino: “Juan Belmonte, matador de toros”.
De “Andar y contar” en su día Víctor Fernández, desde las páginas de “La Razón”, escribió en estos términos: «La pregunta puede parecer innecesaria, pero es conveniente hacerla. ¿Queda algo por decir de Manuel Chaves Nogales, maestro de periodistas y, tal vez, el mejor ejemplo de aquello que se ha llamado “La tercera España”?». Y entonces remitía a la publicación de su obra completa también en Libros del Asteroide y a este trabajo de Cintas Guillén, que hablaba de su biografiado como de un «periodista, liberal, republicano, masón y pequeño burgués». Y en efecto así se definió a sí mismo en «A sangre y fuego»: «Yo era eso que los sociólogos llaman “pequeño burgués liberal”, ciudadano de una república democrática y parlamentaria»; un periodista muy particular, según la biógrafa, por «su querencia al texto bien escrito, a la corrección y sencillez en el lenguaje y a la esencia pedagógica, rasgos que son la marca de sus trabajos».
Pues bien, esa pregunta sobre qué se puede decir aún de Manuel Chaves Nogales se contesta sola con un nuevo estudio de un reputado biógrafo, Francisco Cánovas Sánchez, experto en las vidas de Ramon y Cajal y Pérez Galdós. El título, “Manuel Chaves Nogales. Barbarie y civilización en el siglo XX”, se explica por sí mismo si tenemos en cuenta los años de trayectoria profesional de Chaves Nogales, pues “la realidad social, el contexto cultural y los sucesos históricos que vivieron España y Europa entre 1897 y 1944 -la lucha por el sufragio universal, la crisis de la democracia parlamentaria, el papel destacado de los medios de comunicación, la aparición de las ideologías totalitarias y los sucesivos conflictos bélicos…- influyeron de forma determinante en su trayectoria vital, su visión del mundo, su escritura periodística y su obra literaria y su compromiso cívico”.
Estamos ante una andadura basada en un periodismo «“nuevo, discreto y civilizado”, dirigido a estimular la consciencia de los españoles y a suscitar en ellos el interés por los grandes acontecimientos contemporáneos». Aparece aquí, por consiguiente, un hombre con dotes sobresalientes como periodista y escritor, inspiradas “en su gran personalidad: una recia voluntad, una notable capacidad de trabajo y una actitud emprendedora incansable, todo ello acompañado de una sólida cultura, un compromiso con la verdad y una fe insobornable en los ideales democráticos”. Lo que vino más adelante no le hizo justicia, pues la dictadura de Franco, lo que Cánovas Sánchez da en llamar conservadurismo académico y la falta de miras de los docentes, hicieron que su obra quedara olvidada durante varias décadas.
La periodista Josefina Carabias lo dejó bien claro cuando dijo que el periodista llevó a cabo «una labor de notario de su tiempo». El enfoque de Cánovas Sánchez es darnos una imagen de un Chaves Nogales que defendió una república democrática “fundamentada en la negociación y el acuerdo que conciliara las libertades ciudadanas y la justicia social. Esa fue su posición inequívoca durante la Segunda República, la Guerra Civil y el exilio”. De hecho, lo pone de ejemplo de cómo se ha de defender ideas que hoy están plenamente vigentes y que tienen que ver con el diálogo, la tolerancia, la democracia, la justicia social, la denuncia del totalitarismo y el rechazo del fanatismo y la guerra.
"Los comunistas han formado una especie de aristocracia inaccesible"Manuel Chaves Nogales
Nacido en el seno de una familia sevillana de clase media y alto nivel cultural (su madre era concertista de piano y su padre un periodista que trabajaba para el diario “El Liberal” y era miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla), se incorporó muy joven al ámbito de los periódicos. Cánovas Sánchez nos va ofreciendo las andanzas del Chaves Nogales que estudió Filosofía y Letras y ejerció como redactor de un par de noticieros a partir de 1918. Fue dos años más tarde cuando publicó su primer libro, “La ciudad”, sobre la idiosincrasia sevillana, y al poco se traslada a Madrid, donde comienza a trabajar en “El Heraldo de Madrid”, del que llegará a ser redactor jefe. En esa época es cuando se interesa por viajar por Europa y visita la recién creada Unión Soviética, lo cual se reflejará en “La vuelta al mundo en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja” (1929).
Una segunda obra de este cariz es “La bolchevique enamorada”, una novela corta publicada en 1930, y una tercera, de 1931, bajo el título de “Lo que ha quedado del Imperio de los Zares”. En el gigante ruso, Chaves Nogales observó, indica el biógrafo, las transformaciones económicas, sociales y políticas que se estaban operando en Rusia. «El culto a la industria, el fetichismo de la máquina es una de las características del sovietismo», dijo el narrador al hilo de la Nueva Política Económica (NEP) centrada en el desarrollo industrial. Pero, claro está, estas transformaciones mostraban muchas sombras que, por supuesto, padecía el ciudadano común, de tal modo que, “pese a la pretendida política para la promoción de la igualdad, Chaves Nogales constata que estaban surgiendo diferencias sociales evidentes”.
Según Cánovas Sánchez, Chaves Nogales creía en un periodismo "nuevo, discreto y civilizado"
Así las cosas, el periodista ya advirtió que los dirigentes del régimen constituían una élite llena de privilegios: «Los comunistas han formado desde luego una especie de aristocracia que es la que rige hoy los destinos de Rusia. El acceso a esta clase es tan difícil como el acceso a cualquier aristocracia». Reconocía, asimismo, que se había favorecido la creación de «una nueva burguesía: la de los técnicos, los hombres que saben que sus conocimientos son indispensables para el desenvolvimiento del régimen», pero a la vez los trabajadores vivían igual o peor que los de los países europeos capitalistas. A sus ojos, empero, hubo algo positivo: el reconocimiento de los derechos laborales, jurídicos y civiles de la mujer, pero al lado de esto estaba la terrible lacra de los niños abandonados y algo también nefasto: que los medios de comunicación estaban totalmente controlados por el Gobierno. Algo que sólo podría horrorizar a un hombre que, al estallar la Guerra Civil y tras ponerse al servicio de la República, se instaló en París a fines de 1936, donde colaborará en varios periódicos relatando la guerra en España, hasta que un nuevo horror en 1940 -la invasión de las tropas alemanas de París- le lleve a volver a exiliarse, esta vez a Londres, donde fundaría una agencia de prensa y encontraría la muerte en 1944, con tan sólo 46 años de edad.
Tres biografías excelsas
En la línea de "Benito Pérez Galdós. Vida, obra y compromiso" (Alianza Editorial 2019) –que apareció con motivo de los cien años desde el fallecimiento del escritor canario– y "Santiago Ramón y Cajal. Maestro, científico y humanista" (Alianza Editorial, 2021), sobre el más importante científico español de todos los tiempos, se presenta esta biografía de Chaves Nogales de todo un experto en el género biográfico. Estamos hablando de Francisco Cánovas Sánchez, doctor en Historia y Premio Nacional de Historia. Ha sido profesor en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad Miguel Hernández de Alicante. Entre sus publicaciones destacan también "Los partidos políticos en la era isabelina" (1981), "El Partido Moderado" (1982), "Los Decretos de Nueva Planta en los países de la Corona de Aragón" (1985), "La Reina del triste destino" (2005) y "Yo, Manuel Azaña, tomo la palabra" (2007). Actualmente, es presidente de la Sección de Ciencias Históricas del Ateneo de Madrid.
Simpatías masónicas
Uno de los rasgos más curiosos de Chaves Nogales fue su interés por la masonería. En 1927 se inscribió en la logia Danton (caracterizada por luchar en contra de la dictadura de Primo de Rivera), usando para ello un nombre con altas connotaciones literarias: «Larra». El escritor defendió una perspectiva laica pero reconociendo lo religioso, es decir, propugnando un Estado sin fe religiosa específica y, por lo tanto, la separación entre la Iglesia y el Estado. No obstante, parece que él sobre todo era un librepensador al que le era difícil pertenecer a cualquier gremio, de ahí que no compartiera todas las premisas masónicas ni colaborara en su propaganda. Por último, también cabe decir que, según la investigadora Cintas Guillén, no habla de masonería en sus obras y no se sabe si durante el exilio del escritor en Francia e Inglaterra tuvo algún tipo de contacto con los masones de esos países.