Entrevista

Julia Navarro: "La maternidad ha condicionado nuestro papel en la sociedad"

En "Una historia compartida" repasa las mujeres de su vida y de sus lecturas

Julia Navarro, en el Café Gijón
Julia Navarro, en el Café GijónJuan Manuel FernándezPlaza&Janés

La mujer de mi vida es mi madre, y puede que de la suya también. O su abuela, su hermana o su mejor amiga. Todos tenemos una presencia femenina fundamental en lo personal e, indudablemente, en lo intelectual. A pesar del manto de silencio que ha recaído históricamente en escritoras, científicas o pintoras, ellas han sabido dejar huella, y nosotras, de alguna manera, hemos podido rescatarlas, admirarlas. Julia Navarro recoge a las mujeres de su vida en «Una historia compartida». Desde Circe a Campoamor, de Marguerite Duras a Jane Austen, de Lou Andreas-Salomé a Oriana Fallaci, nos recuerda que no se trata de enfrentar a ellas contra ellos, sino de ponerlas en valor con o sin ellos, y por ellos.

¿En el libro existe más convivencia o enfrentamiento?

Hay de todo, como en la vida. La historia, hasta el siglo XX, la contaron los hombres. Han olvidado el papel de las mujeres, pero estábamos allí. He hecho un recorrido literario por personajes que me han interesado, pero también contando el papel de ellos, porque no nos podemos explicar los unos sin los otros. En la vida de algunas de las mujeres de las que yo hablo han habido hombres que han sido absolutamente positivos, y otros negativos, como la vida misma.

Si la Historia la han escrito los vencedores y los hombres... ¿las mujeres hemos sido las perdedoras?

La han escrito los hombres porque la sociedad ha estado organizada en torno a ellos. Salvo mujeres extraordinarias de las que no han tenido más remedio que dar noticia, el resto fueron una especie de nota a pie de página.

¿Es feminista?

Sí. No se puede ser demócrata sin ser feminista. No se puede admitir que la mitad de la población del mundo no tenga los mismos derechos y oportunidades que la otra mitad.

¿Por qué sigue siendo necesaria la lucha?

Porque no se trata de que solo se haya avanzado en Occidente. No se puede tener una mirada absolutamente pequeña y egoísta, de este es mi mundo y ya está. Al igual que me importa que haya hambruna o una guerra, me importa que en otros lugares las mujeres no sean ciudadanas, sino súbditas, propiedades.

En tiempos de «solo sí es sí» y de la Ley Trans, ¿las cuestiones de género se han politizado?

Política es todo. Era muy joven cuando empecé a hacer periodismo, y recuerdo las primeras Cortes democráticas, cuando se despenalizaron los anticonceptivos. Hoy eso parece normal, pero imagina qué salto tan grande. Aún no lo hemos conseguido todo. Debemos ser capaces de construir una sociedad en la que no sea incompatible la maternidad con lo profesional, en la que haya igualdad laboral y de salario. Eso en nuestro mundo... imagina lo que hay que ayudar para que mujeres en otros países consigan una cuota de igualdad parecida a la que nosotras tenemos, por ejemplo, en estos momentos. Es muy importante lo que está pasando en Irán, la revolución de los velos. Ellas están en la lucha en primera fila, y no podemos permanecer ajenos.

Me preocupa la desaparición de las asignaturas de Humanidades en los planes de estudio, nos están negando herramientas para ser ciudadanos críticos.

Julia Navarro

¿El feminismo no se corrompe al entrar en el Consejo de Ministros?

No, porque ahí se pueden hacer muchas cosas. Las políticas de la Transición hicieron cosas muy importantes, que hoy tú y yo disfrutamos. Si el movimiento feminista no hubiese entrado en los despachos, a lo mejor no podrías estar haciendo esta entrevista. Con esto, en una sociedad democrática también es la propia sociedad la que tiene que ir marcando el paso. Los políticos no son unos entes que vienen de Marte, sino una representación y reflejo de todo lo bueno y todo lo malo de la sociedad.

¿Y qué reflejan las mujeres de su libro?

Este libro es un viaje anárquico, no es un texto académico, sino que hago una reinterpretación de lo que han sido estas mujeres de mi vida. Siempre me ha llamado la atención, por ejemplo, la idea de que Penélope era tan inteligente como Ulises, aunque nos la hayan vendido como ama de casa, todo el día tejiendo. Si no fuera tan inteligente, Ulises no la habría dejado a cargo de su reino. Fue capaz de conservarlo en un mundo de hombres, donde ella tuvo que poner a desarrollar la inteligencia para poder gobernar y conservar ese reino. Tampoco podemos entender a Santa Teresa sin los hombres que pasaron por su vida, todos sus confesores. Hay muchas mujeres que cuyo talento y contribuciones han sido importantísimas, pero no entran en los planes de estudio.

¿El problema es educativo?

Claro, porque la base de todo es la educación. Una de las cosas que más me preocupan es la desaparición de las asignaturas de Humanidades en los planes de estudio, porque son ellas las que nos hacen entender nuestra realidad. Nos están negando herramientas para ser ciudadanos críticos.

Julia Navarro, en la biblioteca de Alejandría
Julia Navarro, en la biblioteca de AlejandríaJuan Manuel FernándezPlaza&Janés

¿La literatura funciona como antídoto de ello?

Es importante que esté presente en las aulas, y no como un castigo, sino en tanto un placer. Los índices de lectura son muy bajos, la gente tiene una educación más audiovisual.

¿Qué ha aprendido escribiendo este ensayo?

Cuánto nos ha costado siempre ensanchar el espacio para ser ciudadanas de pleno derecho, y cuánto sigue costando. Que la maternidad ha condicionado nuestro papel en la sociedad, ha hecho que perteneciéramos a los hombres, y eso nos ha lastrado a lo largo de la historia.

¿Añadiría como apéndice alguna mujer actual?

Hay muchas que son muy interesantes hoy día, tanto en el campo de la ciencia como en el de la literatura, pero eso será otro libro que escribiréis vosotras.