Literatura

Quién es William McGonagall y por qué se le considera "el peor poeta de la historia"

Quiso emular a Shakespeare y triunfar en el mundo de la poesía, pero nunca fue reconocido entre los mejores del mundo

William McGonagall era escocés e intentó toda su vida triunfar en el mundo de la poesía
William McGonagall era escocés e intentó toda su vida triunfar en el mundo de la poesía.

La literatura universal ha dejado grandes obras que perduran hasta día de hoy. Clásicos inigualables escritos por poetas, novelistas o dramaturgos que son recordados por estar entre los mejores, obras maestras cuyos autores plasmaron las mejores historias y leyendas. No obstante, los nombres que se recuerdan en la actualidad no siempre son conocidos por estar en la cima de los escritores, pues existen peculiares anécdotas como la de William McGonagall, un literato que se le reconoce por ser "el peor poeta de la historia".

Y es que ser el peor entre la gran cantidad de escritores es todavía más difícil que ser el mejor, pero McGonagall no tuvo problema en recibir la nominación. Este autor del siglo XIX, nacido en Edimburgo en 1825, se ganaba la vida como tejedor. De sus padres heredó que debía ganarse la vida a base de esfuerzo, y entre sus aficiones, estaba la literatura y el teatro, viéndose deslumbrado por la genialidad de Shakespeare.

McGonagall soñaba con emularlo, o al menos, ser tan conocido como él. Y para ello, sabía que tenía que introducirse en el mundo shakespeariano, por lo que pagó a un teatro para hacerse con el papel principal de Macbeth. Consiguió llenar la representación de familiares, amigos y hasta compañeros de trabajo, aunque ninguno quedó satisfecho con la función, ya que el escocés cambió el final de forma inesperada para quedarse con más protagonismo, una jugada que no le salió bien.

En el desenlace de la obra, Macbeth muere a manos de Macduff. Pero McGonagall no lo sabía, pensó que el actor que hacía de Macduff intentaba eclipsarlo, así que se negó a morir y continuó, algo que sorprendió a todos y, tristemente para él, pensaron que no sabía cómo terminaba la historia.

El escocés, tras este suceso, decidió probar fortuna con la poesía, donde quiso mostrar su creatividad. Centró la temática de sus poemas en burlarse de su persona, pues apenas lograba mantener a su familia y tuvo que recibir varias donaciones de conocidos. Vendía sus escritos por las calles, buscando alguien que quisiera comprarlos. Y desesperado, aceptó el trabajo en un circo, donde recitaba sus poemas mientras el público le lanzaba huevos, harina, arenques, patatas o pan duro.

Un espectáculo que no era para nada gratificante, así que las autoridades lo prohibieron, suficiente para que McGonagall escribiera un poema quejándose a los magistrados. Por otro lado, siguió con su intento de conseguir fama y realizó poemas en contra del alcohol para recitar en bares y pubs. Al igual que en el circo, la gente se burlaba de él y le tiraban todo lo que pillaran. Poco después, paradojamente, centró sus poemas en criticar a la poesía.

McGonagall siempre defendió que sus poemas no podían ser tan malos, y a alguien le tenían que gustar. Pero solo le sirvieron para recibir críticas y burlas y ganar una fama negativa que a día de hoy, le hace ser considerado el peor poeta de la historia.