Sección patrocinada por sección patrocinada

Historia

María Ana Victoria de Borbón, la infanta desconocida de España

Cuando su marido, el rey Juan V de Portugal, fue tiroteado, la hija de Felipe V de España e Isabel de Farnesio desempeñó el cargo de reina regente en el país luso

Óleo sobre lienzo «María Ana Victoria de Borbón», del retratista francés Jean Ranc
Óleo sobre lienzo «María Ana Victoria de Borbón», del retratista francés Jean RancMuseo Del PradoMuseo Del Prado

Hija de Felipe V de España y de su segunda mujer, Isabel de Farnesio, María Ana Victoria, llamada cariñosamente «La Marianina», nació el 31 de marzo de 1718 en el antiguo Real Alcázar de Madrid, actual Palacio Real de Madrid. A los pocos años de nacer se concertó su matrimonio con Luis XV, de once años, y la de su hermano Luis, futuro Luis I, con Luisa Isabel de Orleans, para asegurar la paz con Francia. Debido a la tierna edad de los contrayentes se acordó que el matrimonio no tuviera lugar hasta que María cumpliera al menos doce años. El intercambio de la infanta y Luisa Isabel se hizo en la Isla de los Faisanes, frontera entre España y Francia, en donde Luis XIV de Francia y María Teresa de España se encontraron en 1660. La infanta llegó a Francia en 1722. No obstante, tan solo residiría tres años en la corte de París. A pesar de ser una niña, se decidió que fuera educada en Francia para que se acostumbrara y conociera el país. El problema reside en que entonces Luis XV era el último descendiente de la Casa Real de Borbón en Francia, por lo que era necesario que este Rey tuviera descendencia lo antes posible. Con esto se decidió que Luis XV se casara con la princesa polaca María Leszcynzka, quince años más joven que María Ana Victoria. Así, fue devuelta a Madrid.

Se decidió entonces su boda con José, príncipe del Brasil, heredero de la Corona de Portugal, y, al mismo tiempo, la de su hermano el príncipe de Asturias, Fernando, con Bárbara de Braganza, hermana de José. Tras la firma de las capitulaciones matrimoniales en 1727, se hicieron las dos bodas por poderes. El encuentro se hizo en la frontera entre España y Portugal, sobre una estructura de madera montada sobre el río Caya, donde se procedió al intercambio de las infantas. El matrimonio llegó a tener cuatro hijas y ningún hijo varón, por lo que la primogénita, María, será futura reina de Portugal. La búsqueda de marido para esta fue muy controvertida y dio lugar a múltiples intrigas, pues el elegido tendría una importante posición de poder al ser rey consorte. María Ana Victoria, como madre, se involucró profundamente en el tema defendiendo los derechos de su hija, especialmente contra el poderoso primer ministro, el marqués de Pombal y asimismo, se interesó en el resto de sus hijas. María Ana Victoria casó en 1744 a su hija María con el infante Pedro, hermano del Rey, para evitar que éste planteara problemas de sucesión. Además, en torno a Pedro estaban agrupados los contrarios al marqués de Pombal que estaba introduciendo las ideas de la Ilustración en Portugal.

Entre Gran Bretaña y Francia

El rey Juan V de Portugal murió en 1750, accediendo entonces al trono José I, marido de María Ana Victoria. La vida libertina de este y las intrigas cortesanas dieron lugar a que sufriera un atentado en 1758 del que logró recuperarse. Mantenía una relación extramatrimonial con María Teresa de Tavora, miembro de una de las familias más importantes de la corte, contraria a Pombal. De regreso a palacio de una cita con ella fue tiroteado. Entonces María Ana Victoria se encargó de la regencia hasta el restablecimiento de su marido. Durante este tiempo el enfrentamiento de María Ana Victoria con Pombal se hizo cada vez mayor. Este determinó que los culpables del atentado fueron los jesuitas, por lo que fueron expulsados de Portugal en 1759, a lo cual se opuso María Ana Victoria.

La situación interna de Portugal, que de por sí no era buena, se agravó en 1776, al sufrir el Rey una apoplejía. Así, la Reina tuvo que encargarse nuevamente de la regencia. José I murió al año siguiente y la Corona pasó a la hija de ambos, María, que inició una política en contra de las reformas ilustradas y apartó enseguida del gobierno a Pombal. Para apoyar los intereses portugueses y solucionar los problemas con el Reino de España, la Reina decidió resolverlos personalmente en Madrid, donde se reencontró con su querido hermano el Rey Carlos III de España. Las relaciones entre ambas potencias simplemente iban a peor, pues Portugal quería acercarse a los británicos y España a los franceses, olvidándose de formular una alianza sólida entre ambos. Con el tratado que firmaron (Tratado de San Ildefonso, 1777) se fijaban las fronteras entre España y Portugal en América del Sur que habían sido motivo de incluso guerras, y, también, se acordaba la ayuda mutua entre los dos países. Con esto resuelto decidió su regreso a Lisboa, donde murió el 15 de enero de 1781 en el Palacio de Ajuda.