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León Benavente: “No queremos ser el cliché de viejos rockeros”

Publican su cuarto trabajo, que aborda, con una cita de «Blade Runner», las cosas que hemos vivido y que algunos no creerían
Cecilia Aha

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Cada uno ha lidiado con los años de la pandemia como ha podido. Incluso los hay que, en el castillo de su necedad, han negado la existencia de un virus. Sin embargo, para muchas otras personas, 2020-2021 ha supuesto el final de algo. Un largo episodio a partir del cual se puede situar un límite, el fin de una «era», y desde ese momento empezar a emplear el pasado simple, por lo menos en lo que a uno mismo respecta: yo antes «era» de esta manera pero ya no lo soy. «Hay cosas que no van a volver a ser como antes –dice Abraham Boba, cantante y compositor de León Benavente–. Hemos tenido una sensación de límite. Y la seguimos teniendo a mucho niveles. No solo porque este mundo post pandemia no sabemos cómo va a ser, sino porque han cambiado ya muchas dinámicas, se han ralentizado cosas, cambiado comportamientos». El cuarteto, formado por Boba, Edu Baos, Luis Rodríguez y César Verdú, presenta hoy su nuevo trabajo, «Era» (Warner), un disco que se abre con una mención a «Blade Runner»: «He visto cosas que no creeríais, un tiempo en el que solo avanzaba la tecnología».
El nuevo trabajo de León Benavente admite los habituales adjetivos que se aplican a la banda: «Rabioso, oscuro, crudo, distópico», e incluso aquellos que les gustan menos, «solemne, intenso y dramático», pero eso no quiere decir que sea más de lo mismo: hay humor y sobre todo hay exploración del terreno pantanoso de las emociones, una constante en su trayectoria, aunque, como es natural en un cuarto trabajo, de una manera cada vez más sutil y novelesca. Por ejemplo, la parodia de «Viejos rockeros viejos», una canción que es una caricatura de... (que cada uno piense los nombres y apellidos), «pero en realidad se trata de una autoparodia. Las canciones acaban siendo casi siempre proféticas. Tarde o temprano hablan de ti –dice Boba–. Reírse de nosotros mismos en un disco líricamente denso y puede que oscuro funciona bien por contraste. Pudo quedarse fuera del mismo porque no entraba en el tono general de esa solemnidad de la que no podemos huir. Y está bien que esté dentro del conjunto». Luis Rodríguez desmiente al cantante: «Nosotros somos jóvenes rockeros viejos. Creo que es un matiz importante». Bromas aparte, la canción enlaza con un tema universal en la música, el de la muerte del rock, el de «saber irse de la fiesta antes de que termine», como dice la letra. Todos los años se muere el rock. «Una de las razones de que esté en el álbum es que no queremos ser de esa manera, como el personaje de dicha canción. Por eso tratamos de ir hacia adelante en nuestra propuesta y no hacer la música del momento porque es la más moderna y lo que toca, sino jugar con las cosas del pasado con elementos del presente», explica Boba.
No es otra canción de amor
En esa misma huida del cliché, las canciones de amor de León Benavente se salen de la tangente. «La gran muralla» habla de él con un fino desencanto. El compositor admite la autobiografía que hay en la canción. «El amor es lo único que nos puede salvar, lo único que merece la pena vivir en esta vida, eso me queda más claro que nada. Las historias luego salen mejor o peor, pero lo bonito es saber referirte a ellas desde un punto de vista que no sea solo el rencor o el mal trago, sin escribir desde lo emocionante. Que acabe reflejando la temática que es, porque es el tema más recurrente, el más difícil. Pero no hacerla solo triste de por sí, que no tenga únicamente esa energía sino otras muchas».
Solo ha habido una constante: «El maltrato de la cultura y en particular de la música. Ninguno de los dos ministros ha hecho nada en absoluto por el sector. Eso ha quedado claro y patente. Ya sabíamos que lo nuestro tenía muchas costuras, pero han saltado todas por los aires. Y es muy triste darte cuenta», apunta Edu Baos. Que todo cambie para seguir igual, cual «Gatopardo».

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