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2021: el año en el que rock entró en la UCI

Los dos años de pandemia han arrebatado la relevancia creativa y comercial al rock, uno de los estilos más afectados por las restricciones sanitarias, y que ha vivido de las reediciones y recopilatorios

Olivia Rodrigo, la revelación del año con "Sour", durante una actuación en Los Ángeles en noviembre
Olivia Rodrigo, la revelación del año con "Sour", durante una actuación en Los Ángeles en noviembreChris PizzelloInvision

Han sido unos años anómalos en todos los sentidos y el ámbito musical no ha sido una excepción. Quizá sea una situación pasajera o puede que se trate de un proceso imparable, pero el hecho es que el bienio 2020 – 2021 ha dejado una víctima musical: la desaparición del rock como género tanto en las listas de ventas como de la selección crítica de los mejores trabajos de ambos años. Ni uno solo de los 200 mejores discos por rendimiento comercial según«Billboard»es un álbum de rock grabado en 2021.Tampoco se cuela un solo trabajo de este género entre las preferencias mundiales de los oyentes deSpotify. Por último, la muy moderna revista «Pitchfork», que en otras épocas encumbró el «indie» o el «lo fi» y otras derivadas de las guitarras y la «Rolling Stone», otrora biblia del rock, no conceden protagonismo al rock en sus respectivas listas de mejores trabajos de 2021. Es cierto que la pandemia y las restricciones sanitarias complican la creación de un estilo que requiere de la reunión de un grupo de músicos y que el frenazo del directo ha congelado los lanzamientos especialmente de grupos de este género más que de otras tendencias urbanas, pero la ausencia total del año que termina es muy llamativa.

Cabe recordar en primer lugar que los primeros titulares sobre la muerte del rock aparecieron ya al poco de inventarse, en los años sesenta, y durante las siguientes décadas cada tanto se asegura que está agotado y que se ha convertido en una pieza de museo. Sin embargo, con la misma tozudez, el estilo siempre encuentra la manera de salir a flote, de reinventarse. En los últimos años, la pérdida de su papel como género hegemónico es algo ya asumido, pero rara vez asistimos a una sequía de éxitos tan absoluta como la de 2021. En el caso de la lista de «Billboard», tras el sorprendente artista country Morgan Wallen, en la segunda posición de los trabajos de éxito se sitúa Olivia Rodrigo, la sensación de este año que termina, y, tras ella, Pop Smoke, Taylor Swift y Drake. La artista de Nashville cuela tres discos en la lista de 50, y The Weeknd, Travis Scott, Bad Bunny y Drake, dos cada uno. Incluso Eminem, prácticamente un artista descatalogado, consigue dos puestos, el 46 y el 48. Ni rastro, en cambio, de un álbum de rock facturado en 2021 entre los 50 más vendidos. De hecho, las guitarras solo aparecen gracias a la «retromanía»: en la lista surgen sendos recopilatorios de Queen (puesto 23) y The Creedence Clearwater Revival (47) y hasta la reedición de un clásico absoluto, el «Rumours», de Fleetwood Mac (34). Más abajo quedan otras reediciones («Nevermind», de Nirvana y el «Black Album» de Metallica) incluso por encima de los escasos lanzamientos rockeros, en algunos casos muy decepcionantes en términos comerciales, como «Medicine at Midnight», de Foo Fighters, y «The Battle at Garden’s Gate», de Greta Van Fleet en un año, cierto es, bastante parco en novedades internacionales de envergadura. Es decir, que en el último año, el rock vivió de su propia historia.

Portada de "SOUR", disco de Olivia Rodrigo, elegido como el mejor del año por "Rolling Stone"
Portada de "SOUR", disco de Olivia Rodrigo, elegido como el mejor del año por "Rolling Stone"larazonAP

C. Tangana, de lo mejor según «Rolling Stone»

La tendencia que acabamos de ver en la venta de discos se mantiene en lo que respecta a las preferencias de escuchas. Los usuarios de Spotify hicieron su propia clasificación en la que el número uno mundial es el puertorriqueño Bad Bunny por segundo año consecutivo. Tras él, nombres similares a los de la lista de «Billboard»: Taylor Swift, el grupo surcoreano BTS, Drake y Justin Bieber. El ranking de canciones más reproducidas lo lidera «Drivers license», de Olivia Rodrigo, que acumula más de 1.100 millones de escuchas. Tras ella, «Montero (Call Me By Your Name)», de Lil Nas X, y «Stay», de The Kid Laroi con Justin Bieber. La cuarta canción más solicitada del año es otra de Olivia Rodrigo, «good 4 u», y el «top 5» lo cierra «Levitating», de Dua Lipa con DaBaby. Por álbumes, «Sour», de Olivia Rodrigo; «Future Nostalgia», de Dua Lipa; «Justice», de Justin Bieber; «=», de Ed Sheeran y «Planet Her», de Doja Cat. En la lista de artistas más escuchados de Spotify, según los datos de la compañía, hay que llegar al puesto 27 para encontrar algo parecido al rock, con Imagine Dragons o llegar al 112 con Twenty One Pilots como únicos reductos de artistas no urbanos o de reguetón y hip-pop.

El panorama se ha dividido entre lo «urbano» y todo lo demás: y ya se sabe quién va ganando

En cuanto a la recepción crítica, «Rolling Stone» ha sorprendido con sus votaciones al premiar como mejor disco del año el «Sour» de Olivia Rodrigo, seguido de «30», de Adele y «Vice versa» de Rauw Alejandro. Tyler, The Creator, Lucy Dacus, Lil Nas y Jazmine Sullivan copan los primeros puestos y se abre una ventana para Turnstile, un joven grupo estadounidense de hardcore-punk en los diez primeros. La gran sorpresa es que en el puesto noveno aparece «El madrileño», de C. Tangana. En Pitchfork, la biblia de la modernidad, eligen el trabajo de Jazmine Sullivan y el de Tyler, The Creator como los más destacados y rescatan el honor del rock con los veteranos Low (quinto puesto) y en décimo lugar aparecen Dry Cleaning.

Tampoco resultaría exacto decir que en el rock han dejado de pasar cosas interesantes. Grupos como Idles, Fontaines D. C. y King Gizzard & The Lizzard Wizard, entre otras bandas, han ofrecido una visión del rock nueva y potente, como antes lo hicieran Arctic Monkeys o The Strokes, pero no han conseguido calar comercialmente en el público masivo, un ecosistema de gustos que parece haberle dado la espalda por completo a la música de guitarras. Paradójicamente, el festival menos proclive a estos sonidos, Eurovisión, lo ganó el grupo más rockero de los últimos años, los italianos Maneskin, gracias al televoto, así que quizá no se trata tanto de la falta de apetencia del público como pueda parecer.

En España, las cosas son algo diferentes. Las listas de ventas la lidera Leiva («Cuando te muerdes el labio»), seguido de Bisbal, Adele y Fito y Fitipaldis, que, con el rock para todos los públicos de «Cada vez cadáver» han logrado disco de oro y más de 200.000 entradas vendidas de una enorme gira. A continuación, Eladio Carrión, Dani Martín y Vetusta Morla (con su disco menos rockero) en los siete primeros puestos. La cosa cambia cuando se habla de reproducciones en plataformas, porque ahí se mantiene la dictadura del reguetón y el urbano: el número uno este año en nuestro país es Rauw Alejandro, que ha superado a Bad Bunny, quien ocupa ahora la segunda posición. Este «top 5» lo completan Myke Towers, J Balvin y Anuel AA. En cuanto a la recepción de la crítica, la prensa especializada reunida en la asociación PAM (Periodistas Asociados de Música) ha reconocido diversos trabajos que van del rock más clásico de Morgan(«The River and the Stone») o Quique González (el delicado «Sur en el Valle») a visiones híbridas y mestizas de «La Contraçeña», de Califato ¾ e «Hilo Negro», de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, el «El Largo Mañana», de Rufus T. Firefly y el trabajo homónimo de Kokoshca, entre otros.

Aunque hablar de géneros puede tener menos sentido que nunca, pues las fronteras entre ellos son cada vez más borrosas, no cabe duda de que el panorama se ha dividido en algo así como «lo urbano» (donde cabe sin distinción del trap al reguetón, pues parece que solo es una cuestión de acentos que suene a una u otra cosa) contra todo lo demás. Y, de momento, ya sabemos quién va ganando.

Olivia Rodrigo, otra sensación salida de Disney

La revista «Rolling Stone» la definió como «el desastre que queríamos» en referencia a sus letras de «desamor perfecto» y a su disco lo calificó de «monstruo megapop perfecto». Olivia Rodrigo ha sido la sensación del año sin discusión con «Sour» (Amargo), un trabajo con todos los ingredientes para gustar a las emisoras tanto como a las redes sociales. Con tan solo 18 años, Rodrigo, nacida en Murrieta (California) de padre de ascendencia filipina, rompió las listas con «Driver’s License» y especialmente con «Sour», ambos temas sobre el desamor en primera persona con los que la artista quería despojarse de su cara más conocida: ser una beatífica chica Disney en «Bizaardvark». Así, Rodrigo sigue los pasos de otras estrellas de la factoría infantil como Miley Cyrus, Selena Gómez, Demi Lovato y hasta la muy de actualidad Zendaya. Sin embargo, Rodrigo no parece que sea el tipo de carne de cañón de ansiolíticos y clínica de desintoxicación que fueron sus predecesoras en la fama con la cabeza mejor cimentada, esta admiradora de Taylor Swift podría ser la nueva reina del pop.