Opinión

Hace 60 años que se acabó el rock & roll

La fórmula llevaba muchos años cocinándose gracias al blues eléctrico y el rhythm and blues pero en la década de los 50 Elvis, Bill Haley, Chuck Berry, Little Richard o Buddy Holly irrumpieron con la decantación de un estilo nuevo: el rock & roll nacía de muchos padres y con una mezcla de raíces que abarcaba del rockabilly al gospel y del blues al country para convertirse en un discurso nuevo, una estética basada en la juventud y que sirvió a una generación para inventar una palabra: adolescencia. Fueron un ciclón, desataron la fiebre y, sin exagerar, hasta el escándalo público en Estados Unidos pero, justo cuando acababan de despegar como un cohete a la luna, llegó 1960, «el año que se murió el rock & roll». Ahora que tenemos un verano sin canción del verano, hablemos de la primera muerte del rock.

Elvis Presley había sido enviado al servicio militar y regresó de él en 1960 pero ya no era el rockabilly que se alistó, sino una especie de «crooner» quizá imbuido de espíritu patriótico y de valores trascendentes. Little Richard, que ha fallecido en este año tan terrible, había desencuadernado cinturas, pero en 1960 ya había ingresado en una universidad cristiana de Alabama para convertirse en pastor de Dios y lavar sus múltiples pecados. Chuck Berry estaba en prisión, cumpliendo una condena por corrupción de menores por una relación con una joven apache que le mintió con su edad. Tenía 14 años, así que debía de saber mentir muy bien. El caso es que él siempre se declaró inocente y la cárcel le cambió para siempre cuando salió en 1963. En el mismo accidente de avión, en 1960, perecieron la gran sensación del rock primigenio, Buddy Holly y de otro de los precursores, Ritchie Valens. El accidente fue conocido como «el día que murió la música» y los hechos inspiraron «American Pie» de Don McLean, una de las grandes canciones de la historia. Waylon Jennings, que tocaba en la banda de Holly, se salvó por un pelo de subirse a ese avión. En ese fatídico 1960, Eddie Cochran estaba de gira por Inglaterra, mostrando en las Islas la nueva fórmula del rock & roll y, cuando acababa de tocar en Bristol, el taxi que les conducía al destino se estrelló contra una farola. Falleció, y Gene Vincent, que iba en el vehículo, salió ileso. Todavía nos quedan malos momentos: el inigualable Jerry Lee Lewis también se había convertido en un proscrito después de contraer matrimonio con su prima de 13 años y ser detenido por ello durante su gira por Inglaterra en 1958. Solo dos años antes, era una superestrella. En 1960 su fama era tan mala que trató de renunciar a su nombre para seguir actuando con seudónimo. Pero ni por esas. En aquel año, Bing Crosby, que miraba con desdén a esa generación de jóvenes impertinentes, escribió un artículo en «New York Herald Tribune» en el que aseguraba que el rock & roll estaba dando sus últimos coletazos. Brindamos en el 60 aniversario de su muerte por una mala salud de hierro.