Cuando Jerry Lee Lewis hizo arder su piano
Ha quedado como un mito, pero fue real: interpretó “Great Balls of Fire” con el piano en llamas en una gira junto a Chuck Berry y Buddy Holly
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Era la gran estrella emergente. Había conseguido un gran éxito radiofónico en todo el sur de Estados Unidos. Con Whole Lotta Shakin’ Going On» y especialmente con «Great Balls of Fire», Jerry Lee Lewis rivalizaba con el mismísimo Elvis Presley. Se había ganado el sobrenombre de “The Killer”.
Se embarcó en una gira junto a otros dos grandes leyendas, Buddy Holly y Chuck Berry, por varias ciudades del Sur. La actitud de Jerry Lee, su indomable carácter, le poseía. Quería la gloria, se la merecía, estaba en todo lo alto. Sin embargo, en aquella gira el promotor decidió que quien saldría a cerrar cada noche no sería Jerry Lee, sino Chuck Berry, el más veterano y otro gigante indiscutible.
Así que salió a interpretar su rock “hillbilly” como siempre, rabioso y rápido. Todavía no consumía aquellas anfetaminas que le poseían. Pero estaba rojo de ira, no soportaba ser el segundón. Pero tenía preparado un truco que haría que su actuación no fuese olvidada, que eclipsase a cualquiera que se subiera al escenario a continuación. Sacó una botella de coca-cola que contenía gasolina y roció el piano con su contenido. Lanzó una cerilla y empezó a interpretar su mayor éxito, «Great Balls of Fire», mientras la luz de las llamas le encarnaba el rostro.
Cuando acabó, se levantó del piano humeante y le dijo a Chuck Berry: “Chúpate esa, negro”. Lewis no era racista, no tenía el menor problema con los afroamericanos, pero su orgullo estaba herido. Después se hicieron muy amigos. Pero aquella actuación pasó a la historia.