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Música

Álex Fernández, identidad y herencia de un mariachi pop

Nieto del eterno Vicente Fernández, actuará con Mocedades y Mariachi Vargas este viernes en el Teatro Real, una colaboración que le servirá como carta de presentación para una gira con la que volverá a España en diciembre

Álex Fernández, de 31 años, girará por España el próximo diciembre
Álex Fernández, de 31 años, girará por España el próximo diciembreCortesía

México está de moda, y ante todo su música. El pasado viernes un ya más que querido en nuestro país Carín León volvía a arrasar en concierto, así como Alejandro Fernández, hijo del eterno Vicente, arrancará gira por España durante el próximo mes. Pero antes será su hijo el que pise uno de nuestros escenarios, y nada menos que el del Teatro Real. Álex Fernández es sucesor del legado artístico de su abuelo y su padre, y este viernes 18 colaborará con Mocedades y Mariachi Vargas de Tecalitlan en su concierto en el templo madrileño. Una actuación que le sirve al joven artista como carta de presentación, y que será sólo el comienzo de una larga relación: en diciembre traerá la gira de presentación de su próximo álbum, del que ya ha lanzado el single «¿Quién no ha llorado por amor?». «Estoy cada vez más motivado y más seguro, armando un show increíble. Queremos llevar mi música a todos los lados posibles, y seguir evolucionando musicalmente», apunta a este diario Álex Fernández.

Entre actualidad y tradición

Hasta la fecha, la carrera del cantante, de 31 años, se puede resumir en un concepto: búsqueda de una identidad. Asegura que «siento orgullo de ser hijo y nieto de Alejandro y Vicente Fernández», pero a la vez quiero mi propio camino, «que la gente me siga y me escuche por ser yo mismo». Le debe a su abuelo sus inicios y sus primeros contactos con la música a modo profesional: «Él fue quien me lanzó. Mi primer disco, con Sony, lo hice con él, y fue muy tradicional, me encantó», recuerda Fernández. No obstante, rescata uno de los consejos que le dio el icónico artista: «Me dijo que hiciera lo que me gustaba, lo que disfrutara y apasionara. Pero sin engancharme, sin sugestionarme por ventas de discos o cantidad de ‘‘sold out’’ en conciertos». Fue quizá por estas palabras que Fernández decidió hacer un cambio de rumbo cuando, en Sony, empezaron a llevarle por un estilo «que no era lo mío. No me sentía yo mismo, y no sabía cuál era mi identidad. Por ello, decidí no continuar y empecé con la disquera DBM, donde ya sí definí mi personalidad, sacando una identidad y un estilo diferenciador», explica el cantante.

Así fue cómo Fernández comenzó a definirse como un mariachi pop, un género basado en la experimentación entre actualidad y tradición, y con el que busca cantar desde el alma, sobre amor y desamor. «La música en sí es terapéutica. Es una manera de desahogarte, y los artistas tenemos la responsabilidad al cien por cien de ofrecer esa posibilidad», asegura el artista. No es, matiza, el hecho de combinar sonido de raíz y actual una forma de buscar la tendencia, pues la clave está «en ser genuino y hacer lo que te gusta, y no tanto subirte a la ola de lo que está de moda. Porque, a fin de cuentas, si lo haces de ese modo no vas a generar un público que sea leal a ti». En la música mexicana, son los corridos tumbados lo que más suena, de la mano de artistas como Peso Pluma, así como el urbano. Pero no es, como bien le aconsejó su abuelo, sumar escuchas y cifras a su currículum artístico, pues está convencido de que «el hecho de cantar lo que se lleva no te asegura nada que tú termines siendo la tendencia».

Continúa, por tanto, el mismo camino que su padre y su abuelo: el de hacer música disfrutando, y ante todo haciendo disfrutar. Aunque con un gran diferenciador a tiempos pasados: es el primero del clan Fernández que ha crecido en la era digital. «La competencia es mucho más intensa ahora, tienes que diferenciarte constantemente, a todas horas, en todas las canciones. Eso puede ser una ventaja y una desventaja», reflexiona. Pero se mantiene en su espíritu de «divertirme, apasionarme, conectar con tu público. En la música no hay mucho más que eso», concluye.