"Una obra modernizadora"

"Las golondrinas" en la Zarzuela: cuando el teatro habla de maltrato

Recuperan la producción de “Las golondrinas” de José María Usandizaga con firma de Giancarlo del Monaco y dirección musical de Juanjo Mena

Un momento de la representación de 'Las Golondrinas'.
Un momento de la representación de 'Las Golondrinas'.Javier del Real

Con la presentación de “Las golondrinas” en el Teatro de la Zarzuela, se iniciaba “de facto” un nuevo ciclo en el coliseo de la Plazuela de Jovellanos, Isamay Benavente, presidía su primera rueda de prensa al frente de la casa y lo hacía con emoción -según manifestaba-, e ilusionada por hacerlo con un título “que me parece una obra maestra, sobre todo con la producción de 2016 que firma Giancarlo del Monaco, una de las que más éxito han tenido los últimos años y que ahora se repone”. José María Usandizaga, su autor, trabajó con la mejor pareja de libretistas de la época María de la O Lejárraga y su marido Gregorio Martínez Sierra. La obra fue estrenada como zarzuela en 1914 en el Teatro Circo Price de Madrid, pero tras la temprana muerte del compositor, su hermano Ramón compuso la música a los fragmentos hablados para presentarse como ópera en 1929, y esta es la versión que ahora se repone. Serán nueve funciones entre el 9 y el 19 de noviembre, con la dirección artística de Del Monaco y Juanjo Mena en la musical al frente de un doble reparto que cuenta con las mezzosopranos Ketevan Kemoklidze y María Antúnez (Celia); las sopranos Raquel Lojendio y Sofía Esparza (Lina); los barítonos Gerardo Bullón y César San Martín (Puck); el tenor Jorge Rodríguez-Norton y el bajo Javier Castañeda (Juanito y Roberto), además del Coro Titular del Teatro y una “troupe” de artistas de circo que desarrollan ejercicios a lo largo de todo el drama.

Aunque desconocida para muchos, esta obra da mucho que pensar, puesto que “Las golondrinas” son algo más que un triángulo amoroso de celos en la vida de un circo, que también, o que una poética y triste historia de saltimbanquis. Según observa Juanjo Mena, “en este drama lírico de comienzos del siglo XX encontramos temas similares a los que vivimos ahora, más de un siglo después: el maltrato físico o psicológico entre los seres humanos que supuestamente amamos o queremos”, por eso, “a través de las experiencias vividas, abordamos con plena conciencia esta partitura de Usandizaga”. Y esta es la idea en la que ha puesto el acento Giancarlo del Monaco, que por una lado manifiesta que para él “ha sido fácil trabajar en una obra cercana a mi mundo y mi persona como es la vida del teatro, en este caso un circo que vive viajando, como las golondrinas, de un lugar a otro por poco dinero y ese lado circense de la idea me gustó mucho, un mundo de amor, violencia y de todo lo que puede pasar con artistas”, pero por otro lado difícil, “por el carácter bipolar o ambivalente que he dado al protagonista Puck, que tiene un gran amor al teatro y una gran pasión por su mujer, pero que puede volverse muy violento, tanto en el trabajo como en su vida privada es capaz de tener reacciones extremas y volverse loco. La violencia de género que aparece en esta ópera es, por desgracia, muy actual –afirma Del Monaco-, ya en la primera escena, Puck agrede a su mujer Cecilia, y es una escena muy dura, eso pasaba en aquella época y sigue pasando, es un problema que preocupa a los artistas y que el teatro no puede esconder, como no puede hacerlo con ningún lado de la vida, que tiene amor, violencia, guerra, paz y pasiones”, cuenta un director que nació en 1943, “año de la batalla de Stalingrado, y ahora, 80 años después seguimos en guerra y el teatro no puede esconder esto”.

Para esta producción, Del Monaco recrea el lenguaje visual del cine mudo que se acentúa con la utilización de los grises durante toda la obra. “El paisaje prácticamente desaparece, para que la historia se haga universal, es decir, puro teatro”, afirma. “Solo con la escena de la Pantomima surge el color; un momento –señala- que responde a la mejor tradición teatral; el juego del teatro dentro del teatro”. Del Monaco diferencia el drama de la obra de Usandizaga del de aquellos otros, como ‘I pagliacci’ o ‘Ariadne auf Naxos’, en los que también habitan payasos o saltimbanquis: “Unos y otros no son otra cosa que personajes que vienen a representar la parte más humana de nosotros mismos”. En cuanto a la música, la partitura de Usandizaga es una obra hija de su tiempo, con un lenguaje muy nuestro y a la vez lleno de influencias francesas e italianas, tremendamente compleja, con la que el autor buscaba nuevos caminos dentro de la renovación del género lírico. Sorozábal, entre otros, fue un admirador declarado de Usandizaga. Para Giancarlo del Monaco, “Las golondrinas” es “una obra maestra que abre un camino claramente moderno en el mundo de la lírica española”.