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¿Sería posible una huelga de guionistas en España?

El sector nacional responde ante una cuestión en principio lejana por la protección de los derechos de autor, pero cada vez más relevante en un audiovisual sumamente interconectado
El sindicato de guionistas más importante de EE.UU. da comienzo a una huelga clave para el futuro del cine y las series
El sindicato de guionistas más importante de EE.UU. da comienzo a una huelga clave para el futuro del cine y las seriesWGA
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

Madrid Creada:

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Imaginen haber escrito la que, para muchos, es una de las mejores series de la historia. Imaginen, además, haber creado un puñado de producciones de prestigio, al más alto nivel en la época dorada de las series. Imaginen que la cadena que ha explotado ese éxito, hasta el punto de convertirlo en su sello mismo de identidad, les ofrece un contrato millonario. Solo quieren que cree para ellos. Y lo pagan. Cada año. Sin falta. Pero usted tiene memoria. Usted se acuerda de cuando empezó, escribiendo series policiales, tratamientos precarios de guion para intentar hacerse un hueco en la industria. De hecho, usted se acuerda perfectamente de cuando le abrieron una de las salas de guion de “Policías de Nueva York”, allá a mediados de los noventa, y le descubrieron lo que sería el trabajo de su vida. Y como usted se acuerda, no piensa permitir que ese sistema de descubrimiento y proliferación de talento joven se acabe por pura avaricia corporativa. Pero la cadena le pone a usted de patitas en la calle.
Eso es, exactamente, lo que le ha pasado a David Simon, responsable de “The Wire” y de otros tantos triunfos televisivos como “Trème”, “Generation Kill” o “La conjura contra América”. Y la patada en cuestión se la ha dado HBO, cuando el creador se solidarizó con el equipo de su nuevo proyecto, “A Dry Run”, en plena fase embrionaria de escritura, justo cuando estalló la huelga de guionistas hace unos días en Estados Unidos. Nadie, absolutamente nadie está a salvo de la guerra abierta entre el WGA (sindicato mayoritario) y la AMPTP (patronal que agrupa al 90% de los grupos mediáticos). Y eso, además de los contados casos de showrunners en el alambre, al que se sumó esta semana David Gilroy marchándose del universo “Star Wars” y de “Andor” (Disney+), pasa por el despido masivo de autónomos y profesionales no afiliados, primeras víctimas y bajas colaterales de la legítima protesta.
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«The Last of Us» (HBO) ha tenido que suspender sus cástings para la segunda temporada, que ahora tendrá que retrasar su filmaciónWARNER BROS. DISCOVERY
Así las cosas en Hollywood, a puñetazo limpio por los ingresos residuales del “streaming” y la regulación de las inteligencias artificiales, cabe preguntarse por la situación del gremio en España. La contaminación global, en términos de industria, propicia que el aleteo de una mariposa en la Meca del cine provoque que Netflix, o la plataforma a la que ustedes quieran asociar con el mal, se plantee diversificar su negocio. Ante la falta de minutos de visionado en el silo americano, sería inteligente buscar con más ahínco la próxima “Casa de Papel” o “El juego del calamar” lejos ya de la tierra de la libertad y el hogar de los valientes. Bajando la pelota al suelo, ¿sería posible vivir una situación parecida a la de la huelga de guionistas en nuestro país?
“Imposible no hay nada, pero es altamente improbable por cómo funciona el sector. Hasta 2015 no se incluyeron nuestras primeras demandas en ley, y todavía hoy la mayoría somos autónomos. No tenemos esa fuerza colectiva que tienen los guionistas americanos, pero estamos trabajando en ello”, explica sincero y directo Carlos Muriana, miembro de la junta directiva de ALMA y portavoz, en esta ocasión, del mayor sindicato de guionistas de nuestro país. Pero seamos malos. ¿Podría una plataforma externalizar su negocio tentando a guionistas, en este caso españoles, para completar proyectos a punto de caramelo allende el Atlántico? “No. Eso sí es imposible. Lo desaconsejamos a nuestros miembros. ¿Por qué? Porque entrarías directamente en una lista negra del sindicato estadounidense por torpedear la huelga. Y es algo que ha pasado en Reino Unido, donde tienen más costumbre a trabajar con Estados Unidos. Y el sector se ha cerrado en banda, porque tanto aquel sindicato como nosotros estamos juntos en una organización internacional”, completa el también guionista, sobre un fenómeno de tentativas que, en realidad, tendría poco sentido, siendo uno de los motivos la negativa de las plataformas a abrir las puertas al talento joven o desconocido.
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«Stranger Things» (Netflix) se ha quedado sin fecha para su gran finalNETFLIX
Así las cosas en el lado de los trabajadores, cabe preguntarse por las empresas. ¿De qué se quejan exactamente los guionistas estadounidenses? Básicamente, de la diferencia en los ingresos. La WGA, en una medida apoyada por todos sus socios y por buena parte de Hollywood como industria, pide llegar a la cifra del 3%. Es decir, que de cada 100 dólares que Universal, Disney o Warner ingresen por una serie o película, 3 acaben en los bolsillos de sus guionistas. Ese trato, en países como el nuestro, no sería viable por la protección del convenio. Para bien o para mal, el negocio en España se cierra antes, y un guionista, según lo pactado en 2017, ingresa desde 1.502,92€ como salario si se trata de un programa de televisión hasta 4.377,94€, el mínimo para un coordinador de guiones en una producción única con hasta 2,5 millones de presupuesto.
“En España no estamos regulados por los residuales, sino por los derechos de autor. Por supuesto, no es lo mismo una serie de sobremesa que un programa de prime-time, pero es que con las plataformas, por ejemplo, nos tenemos que fiar, por así decirlo, de lo que ellos dicen haber generado”, denuncia Muriana, poniendo voz a una de las grandes reivindicaciones de todos los sectores españoles, desde técnicos a intérpretes: no hay transparencia. Si bien esto está cambiando, nada priva a una plataforma cualquiera de “inventarse” sus propios ránkings, esos que nos reciben al abrir la aplicación diciéndonos qué ha sido lo más visto. El ejecutivo socialista, con el Ministerio de Economía a la cabeza, ha intentado poner freno a estas prácticas gracias a la nueva Ley General de Comunicación Audiovisual, pero el advenimiento de las Elecciones Generales y un más que posible cambio de siglas en el Gobierno podrían dejar todo, de nuevo, en el aire.
Si les parece complicado el cacao en el que está sumergida la letra cinéfila, esperen, porque hay más. A partir de ahora, la fecha clave con la que van a jugar sindicatos y patronal es el 30 de junio. Sí, ambos lados están dispuestos a sacrificar puestos de trabajo e ingresos hasta entonces. Ese día, canónico en la firma de contratos, se acaban muchos de los pactos legales entre directores, showrunners y trabajadores en general con los estudios, hecho que, de seguir la huelga, llevaría a muchos de ellos a no renovar en señal de protesta. No es lo mismo estar unas semanas sin Jimmy Fallon que, por ejemplo, paralizar el rodaje de “Stranger Things” o tener que retrasar la próxima película de Marvel.
Si la AMPTP sigue sin ceder, de hecho, el sindicato mayoritario de actores (SAG) y el de directores (DGA) ya han anunciado que se sumarán a la huelga. De momento, y cuando se redacta este artículo, las conversaciones entre estos dos sindicatos y las “majors” siguen en pie y “a buen ritmo”, según han filtrado ambas partes, pero es difícil anticipar cómo de importante será su relevancia en la negociación de los guionistas. Lo que deberíamos tener claro todos, más allá de la duración de la huelga, es que nuestra serie favorita va a tardar bastante más de lo deseado en regresar.