Cultura

Crítica de teatro

“A vueltas con Lorca”: El poeta en un revoltijo

Cervantes, la pandemia, Machado, Manrique, Ortega y Gasset, la guerra de Ucrania, Fernán Gómez, Umbral o Lope son algunas de las referencias del texto

Carmelo Gómez en "A vueltas con Lorca"
Carmelo Gómez en "A vueltas con Lorca"Teatro de la Abadíafreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@731b78c5
Autores: Emi Ekai y Carmelo Gómez, a partir de Lorca, Cervantes y Lope de Vega. Directora: Emi Ekai. Intérpretes: Carmelo Gómez y Mikhail Studyonov (piano). Teatro de La Abadía, Madrid. Hasta el 25 de septiembre.

Aunque sus artífices lo hayan querido vender en el programa de mano como una «fiesta poética», no es este un espectáculo que se caracterice precisamente por su valor lírico y sí, en todo caso, por el talento y el oficio, puramente dramáticos, de su protagonista. Con la única ayuda del músico Mikhail Studyonov, que lo acompaña al piano durante toda la representación, Carmelo Gómez es capaz de captar, y en ocasiones encandilar, la atención de un espectador que lo sigue por el escenario de acá para allá mientras interpreta un texto tan atorado de chascarrillos y digresiones que termina por dejar a Lorca, el supuesto motivo central de la propuesta, bastante arrinconado.

Cervantes, la pandemia, Machado, Manrique, Ortega y Gasset, la guerra de Ucrania, Pedro Salinas, Fernán Gómez, Miguel Ríos, Umbral o Lope de Vega son algunas de las referencias, mezcladas de forma un tanto caótica, de las que se nutre la dramaturgia firmada por el propio actor junto a su directora, Emi Ekai. Cierto es que en la propuesta hay implícito, de forma deliberada, un rasgo muy claro de miscelánea –rasgo que se hace ya evidente en el propio diseño de la escenografía, casi a modo de chamarilería–, pero, dado que todo el espectáculo tiene una vocación en verdad muy narrativa –el protagonista se convierte en una suerte de cuentacuentos que interpela directamente al público e incluso imita las voces de distintos personajes a los que alude–, hubiese sido conveniente trazar un discurso dramático más claro y mostrar con nitidez los hitos literarios que se quieren resaltar en él. Tal vez de ese modo hubiese brillado más la palabra de Lorca, cosa que solo ocurre en la parte final, cuando suenan fragmentos de Sobre un libro de versos y de la Alocución al pueblo de Fuente Vaqueros, y, tal vez así, la atención del espectador se hubiese traducido en auténtica emoción.

Lo mejor

La soltura de Carmelo Gómez para hacer que el espectador lo acompañe a lo largo de su travesía.

Lo peor

La dramaturgia tiende tanto al caos que resulta difícil que la poesía pueda emerger con fuerza.