Teatro Español
El cabaret macabro de Jack el Destripador
El Teatro Español sube a escena un nuevo texto de Ignacio García May que explora la delgada línea entre realidad y ficción
Sigue habiendo teorías que tratan de identificarlo, pero lo cierto es que la policía londinense nunca logró encontrar al más notorio de sus asesinos en serie, que infundió el terror en la capital británica a finales del XIX, Jack el Destripador. Acusado de matar al menos cinco mujeres en 1888, cometió sus asesinatos principalmente en Whitechapel, un barrio marginal al este de Londres lleno de violencia, alcohol y prostitución, que regó con la sangre de sus víctimas, casi todas prostitutas, a quienes mutiló y desfiguró salvajemente.
Entre las supuestas cartas atribuidas al asesino, una de las más conocidas es la llamada “Dear Boss” (“Querido jefe”), enviada a la Agencia Central de Noticias el 25 de septiembre de 1888, donde se despedía así: “Afectuosamente suyo, Jack el Destripador”. Y este es el título elegido por Ignacio García May para la nueva pieza que trae al Teatro Español -donde se está representando “Esencia”, otra obra suya- dirigida por Javier Sahuquillo y un reparto con Raúl Ferrando, Lula Heredia, David Kelly y Toni Misó. “Aunque yo no había reparado, el director me recordó que este tipo de narrativa sobre crímenes gusta mucho, el “true crime” está de moda y eso creo que ayuda a la obra porque conecta con el espectador actual”, explica García May.
“Y no solo por los feminicidios, sino porque está particularmente sensibilizado con todo lo que es violencia, vivimos una época atroz, pones el telediario y todos los días hay muertos en Ucrania, Gaza y todo el mundo, tenemos una sobredosis de violencia horrible. Basta ya, es espantoso, estamos matando la sensibilidad del ser humano normal”, afirma.
El montaje se centra en un médico aficionado al teatro que pretende convencer a su paciente, el actor Henry Irving, de que las formas de actuar han cambiado definitivamente con la llegada del Naturalismo, capaz de generar y dar vida a un personaje tan realista que nadie será capaz de descubrir si es realidad o ficción. Para demostrarlo pone en marcha un experimento: crear un personaje tan auténtico que será indistinguible de la realidad.
“En este sentido -explica el autor-, mis dos obras del Español conectan, ambas tratan de lo mismo, ¿a qué llamamos la realidad?”. ¿Es, pues, el llamado Jack el Destripador un auténtico asesino, o tan sólo una construcción teatral que se le ha ido de las manos a su creador? Y si los crímenes son un espectáculo, ¿a quién está destinado y por qué? “Hay un hecho común en los asesinos en serie y es que todos sus crímenes conllevan una puesta en escena –afirma García May-, crean una escenificación que repiten porque son patrones obsesivos diseñados para llamar la atención, como esa brutalidad de sacar las tripas y ponerlas encima, pero llamar la atención ¿sobre qué y por qué? Pues de eso va la obra”, explica.
Esas “performances” hacen “que Jack el Destripador esté considerado el primer asesino mediático de la historia, crímenes horrendos ha habido siempre, pero lo que cambia con él es que es la prensa quien construye todo el relato, de hecho, a día de hoy sabemos que muchas cosas que se contaron en los periódicos no eran verdad”. Ocurre también, que cuando un crimen queda sin resolver genera inquietud y un aura de misterio, se mitifica, y este es un caso paradigmático.
“Cuando detienen al asesino, acaba produciéndose una especie de alivio psicológico colectivo, pero cuando no se atrapa la angustia es tremenda y se mitifica porque no puedes hacer nada, si no tienes datos reales, te los inventas, por eso aparecen tantas respuestas sobre la posible identidad de Jack, que si era el nieto de la reina, si era su médico…la gente necesita poner cara al personaje. Pero yo creo que este caso no se solucionó porque no se quiso solucionar -afirma García May-, a la gente le preocupaba saber quién era el destripador, si fulano o mengano, pero yo creo que importa poco, que no es tan relevante saberlo, sino por qué la prensa y la policía dedicó más tiempo a construir el mito que a solucionar los asesinatos”.
“Yo doy una explicación de los crímenes totalmente diferente a las dadas hasta el momento, con sorpresas narrativas, porque he estudiado exhaustivamente todo lo escrito y me parece que hay puntos muy oscuros que no se han explicado nunca bien y me conducen a respuestas diferentes a las que nos dieron -explica el autor-. Cuento la historia desde el punto de vista de la propia profesión teatral, porque siempre me llamó la atención que sus crímenes coinciden con una época dorada del teatro inglés, en Londres en particular estaban pasando cosas muy importantes y el elemento de la metateatralidad no se había tocado nunca. Además, está escrito en forma de cabaret para hacerse en un espacio pequeño, con música y actores haciendo varios personajes, incluso cantando. Aquí, Javier Sahuquillo juega con elementos escénicos visuales y una especie de “máquina de terror” que genera esos ruidos típicos del cine de suspense que permiten crear una atmósfera, pero, eso sí, sin violencia explícita alguna, nunca hemos tenido la intención de hacer un espectáculo Gore lleno de tripas y esas cosas”, concluye.
- Dónde: Teatro Español, Madrid. Cuándo: del 23 octubre al 9 noviembre. Cuánto: 10 euros.