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Cultura taurina

Así fue la primera vez de una veintena de representantes de la comunidad China en Las Ventas

El coso madrileño se convirtió en escenario de un encuentro entre tradiciones, donde el toro actuó como puente cultural inesperado

Así fue la primera vez de una veintena de representantes de la comunidad China en Las Ventas Plaza 1

No todos los días una veintena de ciudadanos chinos descubren, desde un palco de Las Ventas, lo que significa una tarde de toros en el corazón de Madrid. Pero eso es precisamente lo que ocurrió en la cuarta corrida de la Feria de Otoño 2025, gracias a una iniciativa impulsada por la Fundación Toro de Lidia, la Comunidad de Madrid y Plaza 1. El objetivo era claro: abrir la tauromaquia a nuevos públicos, incluso a aquellos que la perciben como algo exótico o desconocido.

Los invitados, representantes de la comunidad china residente en Madrid, vivieron una experiencia inmersiva y directa en uno de los templos del toreo. Desde la puerta de arrastre hasta el palco de honor, fueron recibidos por figuras clave del mundo taurino como Victorino Martín, Borja Cardelús y Rafael García Garrido, quienes actuaron como anfitriones y guías en esta jornada tan singular.

La tarde no fue solo de toros, sino también de explicaciones, impresiones y asombro. Mientras Uceda Leal, Fortes y Víctor Hernández tomaban la arena, Victorino Martín fue desgranando paso a paso los secretos del ritual taurino, con paciencia y cercanía. Para muchos de los asistentes, esta fue una puerta abierta a una forma de entender la cultura española desde dentro, sin filtros ni prejuicios.

"Es algo que toda persona de fuera debe conocer, algo que distingue y caracteriza a España", dijo Chen Chen, influencer gastronómico que no ocultó su fascinación por lo vivido. Por su parte, Juan Carlos Xu, de la Fundación Hispano-China, expresó su deseo de que esta experiencia sirva para transmitir a sus compatriotas el valor simbólico del toro en la sociedad española. Para ellos, no fue una simple visita, sino un aprendizaje profundo.

Detrás del gesto hay una intención clara: mostrar que la tauromaquia puede ser un vehículo de entendimiento intercultural, más allá de estereotipos o controversias. En tiempos en los que las identidades se tensan, el toro sigue siendo capaz de reunir bajo una misma grada a culturas muy distintas, unidas por la curiosidad y el respeto mutuo.

Lo que comenzó como una invitación institucional acabó siendo una celebración silenciosa del mestizaje cultural. Con esta experiencia, la Fundación Toro de Lidia no solo dio un paso hacia la internacionalización del mensaje taurino, sino que dejó claro que la fiesta también puede hablar en mandarín… si se le da la oportunidad.

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