
Enfermería
Guillermo Hermoso de Mendoza hospitalizado por una grave inflamación cerebral
El jinete navarro permanece ingresado mientras los médicos buscan el origen de una afección que, de no detectarse a tiempo, podría haber tenido consecuencias irreversibles

Lo que parecía un simple episodio de vértigo terminó por convertirse en uno de los mayores desafíos personales y profesionales para Guillermo Hermoso de Mendoza. El rejoneador navarro, figura creciente de la expresión cultural taurina, permanece hospitalizado desde el sábado pasado a causa de una meningoencefalitis, una inflamación seria que afecta al cerebro y las membranas que lo rodean.
En un primer momento, los síntomas fueron confundidos con un cuadro de vértigo paroxístico benigno, una molestia relativamente frecuente asociada al oído interno. Sin embargo, la aparición de fiebre y otros signos clínicos encendieron las alarmas. Lo que parecía controlable se reveló como una afección mucho más seria y delicada de lo esperado.
A día de hoy, los médicos aún no han identificado con certeza el origen de la enfermedad. La prioridad ha sido estabilizar el estado neurológico del rejoneador y evitar secuelas, mientras se realizan las pruebas necesarias para afinar el diagnóstico y definir un tratamiento más preciso. La intervención temprana del doctor Hugo Zulaica y su equipo ha sido clave para frenar el deterioro.
Según fuentes cercanas al entorno familiar, la evolución clínica de Hermoso de Mendoza es favorable. Aunque el proceso será largo, el cuerpo médico se muestra optimista ante los signos de mejoría. La recuperación completa, no obstante, requerirá paciencia y reposo absoluto, por lo que su reaparición en los ruedos aún no tiene fecha.
En medio de la incertidumbre, la familia ha pedido respeto y comprensión. La prioridad ahora es la salud del jinete, no la agenda taurina. Al mismo tiempo, han agradecido el respaldo masivo recibido por parte del mundo del toro, aficionados y compañeros de profesión, en un momento tan complejo.
Este episodio pone en pausa la temporada de uno de los nombres más prometedores del rejoneo contemporáneo. Pero también deja entrever una lección silenciosa: la fragilidad del cuerpo detrás del arte, incluso cuando va a caballo. La vida, con sus giros inesperados, no entiende de temporadas ni carteles.
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