Reflexión

¿Por qué Las Ventas arrasa entre los jóvenes y supera el millón de asistentes?

El análisis de Juan Manuel Cendoya apunta a una transformación de fondo en la forma de narrar la tauromaquia, adaptándola al ritmo de las nuevas audiencias

Juan Manuel Cendoya, vicepresidente de Santander España, en la primera jornada de la tercera edición de Metafuturo
Juan Manuel Cendoya, vicepresidente de Santander España, en la primera jornada de la tercera edición de Metafuturo Alberto R. Roldán

Más de un millón de personas han pasado por Las Ventas esta temporada, un dato que no solo impresiona por su magnitud, sino por lo que revela: algo está cambiando en la tauromaquia. Juan Manuel Cendoya, uno de los nombres más influyentes del marketing global según Forbes, ha puesto el foco en este fenómeno desde su perfil en LinkedIn. Su análisis va más allá de la cifra: habla de un proceso de reinvención que ha sabido conectar con el espíritu de una nueva generación.

"La tauromaquia no ha cambiado su fondo, pero sí su forma de contarse", afirma Cendoya. Y esa nueva forma de contarla es la que ha seducido a un público que busca algo más que tradición: quiere emoción, relato y experiencia. La Generación Z no compra entradas: compra momentos que pueda compartir, recordar y revivir online. Las Ventas, consciente de ello, ha dejado de ser solo un templo de la lidia para convertirse en un escenario vivo donde cada tarde puede ser un evento viral.

El éxito no es casual. Hay estrategia, acciones concretas y un relato que se ha reescrito sin traicionar sus raíces. Abonos especiales para jóvenes, jornadas de puertas abiertas, "tardeos taurinos" y una presencia cada vez más cuidada en redes sociales son parte de esta revolución silenciosa. Todo suma en una ecuación donde el toro sigue siendo el centro, pero el envoltorio se ha adaptado al tiempo.

Morante de la Puebla, en este contexto, emerge como un símbolo perfecto: arte, estética, misterio y magnetismo. Su despedida no solo fue un momento taurino, fue un gesto cultural cargado de significado. En una época donde todo se consume a velocidad de vértigo, él representa una pausa, una reverencia al tiempo y al silencio. Y eso, paradójicamente, conecta con un público joven que anhela lo auténtico.

Según el Ministerio de Cultura, uno de cada cuatro asistentes a festejos taurinos en 2024 tenía entre 15 y 24 años. La tauromaquia, como fenómeno cultural, ha sabido adaptarse sin diluirse. En vez de huir de lo que es, ha apostado por reforzarlo y contarlo de otra manera. Y lo ha hecho con inteligencia de mercado, pero también con sensibilidad artística.

Juan Manuel Cendoya lo resume con claridad: "El rebranding de la tauromaquia no busca convertirla en moda, sino en experiencia única". Y esa es la clave. No quiere gustar a todos, pero sí dejar huella en quien se atreva a cruzar el umbral de una plaza. Las Ventas, con su millón de espectadores, no es solo una cifra: es la confirmación de que el arte de torear ha encontrado nuevas formas de latir.