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La terna desaprovecha la clara bravura de los novillos de Conde de Mayalde en Las Ventas

El conquense Mario Alcalde volvía a Las Ventas 7 temporadas después
La terna desaprovecha la clara bravura de los novillos de Conde de Mayalde en Las Ventas
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La terna de novilleros anunciada hoy en Las Ventas desaprovechó, sin ambages, la clara bravura y las muchas opciones de triunfo de los utreros de la divisa de conde de Mayalde que sustituyeron a los previstos de Sánchez Herrero rechazados en principio por los veterinarios.
Con unas finas hechuras, aunque demasiado abiertos de encornaduras, los castaños de la ganadería toledana, cada uno con sus matices, embistieron con una evidente nobleza, y no poca clase en algunos casos, a las telas de una terna que en pocas ocasiones las movió con el suficiente asiento y temple.
Aun así, se pudieron salvar de la quema general algunos momentos del conquense Mario Alcalde, novillero ya veterano que a sus 31 años regresaba a Madrid después de siete temporadas y que, al menos, quiso asentar las zapatillas con un mínimo criterio.
Así, Alcalde se lució toreando de capote en un galleo por tapatías y en un quite por gaoneras al excelente primero, que también fue el de menos fuerzas del sexteto y al que no supo aplicar el temple necesario con la muleta.
El cuarto, que también tuvo calidad, le volteó aparatosamente en el primer muletazo, más por imprecisión del torero que por mala intención de un animal que embistió mucho y bien, lo que permitió al manchego, aun visiblemente dolorido por el percance, sacarle algún pase estimable, de concepto muy vertical, a final de obra. Pero un feo bajonazo cobrado a paso de banderillas hizo que el presidente, con buen criterio, negara la desmedida petición de oreja que hubo para Alcalde.
También denegó el palco la oreja del segundo a José Rojo, después de que este cobrara un excelente estocada, solo que la faena a uno de los mejores novillos de la tarde no pasó de ser una acumulación de pases vulgares y ligeros.
Aun así no lo fueron tanto como los que el cacereño le recetó al sobrero de Villamarta, también manejable y al que también mató de un buen espadazo, pero al siempre cortó los muletazos en mitad de su recorrido, sin aguante ni mando.
Carlos Domínguez, el de carrera más corta de los tres, abrió con pases cambiados de rodillas su trasteo al tercero, otro de los más claros novillos de la tarde y al que no logró concretar faena por falta de pulso y de coherencia, defectos que se acentuaron con el sexto, el de menos entrega de un encierro lamentablemente desaprovechado.
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FICHA DEL FESTEJO:
Cinco novillos, todos de pelo castaño, de Conde de Mayalde y uno de Villamarta (5º, sobrero), de finas hechuras aunque muy abiertos de pitones, y de juego excelente en su conjunto, por nobleza y calidad en distintos grados. El sobrero, que sutituyó al segundo de los titulares devuelto por flojo, también ofreció bastantes opciones de triunfo.
Mario Alcalde, de blanco y oro: estocada tendida atravesada (ovación); bajonazo (ovación tras fuerte petición de oreja).
José Rojo, de tabaco y oro: estocada (ovación tras aviso y petición de oreja) y estocada (silencio).
Carlos Domínguez, de verde hoja y oro: estocada delantera perpendicular (silencio); media caída
Alcalde fue atendido en la enfermería de una luxación acromioclavicular, de pronóstico reservado.
Entre las cuadrillas, destacó la buena brega de Agustín Serrano con el primero.
Menos de un cuarto de entrada (unos 2.500 espectadores), en tarde con rachas de viento.

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