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"Tótem": jerigonza para los corazones rotos

La directora mexicana Lila Avilés dirige un drama íntimo y sentido sobre la familia, sus ritos y reproches
"Tótem": jerigonza para los corazones rotos
"Tótem": jerigonza para los corazones rotosADSO FILMS
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

Madrid Creada:

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En una escena clave, icónica para el desarrollo de la tierna y sentida película «Tótem» y, acaso, una de las más inteligentes del último año, los adultos comienzan a hablar en enrevesada jerigonza sobre la enfermedad terminal de uno de ellos para que no se enteren los niños. La inversión de roles, la difusión entre lo maduro y lo todavía verde de ignorancia se vuelve canal narrativo y textual, ejemplo gráfico y verbo de una cinta, dirigida por la mexicana Lila Avilés, que lidia con la familia, con sus ritos, reproches y resquemores. Por supuesto, en clave latina y alharaquienta; por supuesto, con la mano izquierda y el saber hacer, desde la intimidad más cruda, que se le presupone a la directora de la siempre recomendable «La camarista» (2018).
Presentada en el último Festival de San Sebastián, donde llegaba como la candidata mexicana a los Oscar, «Tótem» es «una película que viene del corazón», como explica a LA RAZÓN su responsable. Y sigue: «Es una historia profunda y personal, porque yo fui mamá muy joven. Quiera una o no, se acaba ubicando en su propia película, en ese proceso de madurez a marchas forzadas que es ser madre. Cambié por completo, de ahí que quisiese regresar al concepto de la casa, la familia y el hogar», detalla la directora sobre un filme que duele desde el primer minuto.
"Tótem", de Lila Avilés, el 1 de marzo en cines
"Tótem", de Lila Avilés, el 1 de marzo en cinesADSO FILMS
Y duele porque, nada más presentarnos a su niña protagonista, nos presenta también sus dudas: ¿su padre la quiere, la odia o solo está enfermo? ¿Su madre la soporta, la consiente o solo la lleva consigo porque es su obligación? ¿Hay alguien a quien realmente le importe en una casa caótica, lista para una fiesta de cumpleaños que parece en realidad la lectura de un testamento en vida? «El trabajo con Diego Tenorio, el director de fotografía, partía de la perspectiva. Teníamos que encontrar la luz y la sombra de la niña», añade Avilés antes de seguir: «Una no se puede ceñir a lo escrito cuando está buscando la espontaneidad, la naturalidad. Como mi mamá siempre me dice, el trabajo no te abandona, y por ahí pasa la preparación de la película. Tengo decenas de cuadernos pensando cada plano. Es un proceso casi filosófico, porque buscamos lo natural desde la preparación más metódica posible», completa meticulosa.
Elevado por la interpretación de la pequeña Naíma Sentíes, el guion de «Tótem» bien podría mirarse en nuestra «Alcarràs» o, casi de manera más icónica, en «El espíritu de la colmena», de Víctor Erice, si la dejáramos marinar en chiles de árbol y la redujéramos hasta obtener una salsa espesa, menos intelectual pero mucho más emotiva.
«Es una película de capas. Hablo de México, hablo de la familia, hablo de los vínculos humanos y hablo de la salud. Son muchos niveles y filtros, mini-temas que se van colando, con la muerte como lo que los aglutina a todos. Es lo único que tenemos claro al nacer. Y es un proceso tan doloroso que el único refugio con el que solemos contar es el de la tribu, ese grupo que te acompaña en tus diferentes momentos vitales. ‘‘Tótem’’, creo, es una película sobre sobrevivir en compañía del otro», se despide emocionada Avilés.

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