Zülfü Livaneli: "Las democracias europeas se han debilitado por rendirse a Washington"
El músico, cineasta y escritor más vendido en Turquía, presenta «Serenata para Nadia», un thriller que se disfraza de novela histórica para contar la tragedia del Strauma
Madrid Creada:
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Es el escritor turco que más libros vende en su país y en el mundo, ha tocado en las salas de concierto más importantes y prestigiosas y debatido con los líderes del mundo libre desde Washington a Bruselas, pero preguntarle a Zülfü Livaneli (Turquía, 1946) por su faceta como director de cine es como si se le hablara de volver a la guerra. Se reclina en el sofá del hotel madrileño que acoge la entrevista con LA RAZÓN y, sin perder la mirada de las cien yardas, responde: «No volveré a hacer una película. Es un proceso demasiado agotador», dice, acordándose de «Veda» (2010), epopeya dedicada a la biografía de Mustafa Kemal Atatürk, político fundador de la República turca.
«Hice aquella película porque notaba una ofensiva cultural contra la figura de Atatürk por parte del primer ministro Erdogan y sus aliados. Pero no era una hagiografía, ni mucho menos. No tenemos por qué estar de acuerdo con todo lo que hizo, con cómo occidentalizó el país y lo convirtió en secular, incluso contra la tendencia misma e idiosincrática de Turquía. Pero ello trajo consigo, por ejemplo, los derechos de la mujer. ¿Lo amo o no? Eso es lo de menos, porque no se trataba de una comedia romántica, sino de un alegato contra el chovinismo», explica Livaneli. Y fue tal el revuelo, en revisión milimétrica de la historia de Turquía, que el propio Erdogan llamó a consulta al director para sentarse en una sala a solas y ver la película: « Fue un encuentro bastante educado pese estar a centímetros de distancia física y a kilómetros de distancia política. Me preguntó por qué había hecho la película, y le dije clara y directamente que no podía permitir que se derrumbaran los cimientos del Estado turco, del país mismo, solo porque ahora hubiera una mayoría a favor de la islamización. Hablamos durante horas».
La anécdota, impensable una década después con una Turquía que en el camino ha sufrido un conato de Golpe de Estado y una regresión en materia de Derechos Humanos hasta los tiempos de la Primera Guerra Mundial, sirve para ilustrar el arrojo de Livaneli, voz crítica contra Erdogan y a la deriva de su país, que ahora publica en España «Serenata para Nadia» (Galaxia Gutenberg). En su nueva novela, un thriller que se disfraza por momentos de relato histórico, el autor se apoya en uno de los episodios más trágicos de la ayuda humanitaria internacional, la del Strauma. En 1941, y huyendo del Holocausto, un carguero repleto de refugiados judíos proveniente de Rumanía tenía previsto atracar en costas turcas, hecho que las autoridades de Estambul impidieron. Durante 10 semanas, los casi 800 pasajeros soportaron el hambre como pudieron, hasta que, decididos a regresar, un torpedo soviético provocó su hundimiento y el fallecimiento de la práctica totalidad del pasaje.
Esta historia, olvidada y enterrada en el antisemitismo, es el motor del libro, que nos transporta desde ahí hasta 2002 (no es casualidad, en la Turquía pre-Erdogan) para trazar un retrato emocional de la condición de víctima, aventurarse al ensayo político y, de alguna forma, debatir nuestros errores pasados para no volver a cometerlos. «Las democracias modernas son mucho más débiles de lo que creemos», opina Livaneli. Y sigue: «Es por culpa de la eterna concesión de poderes a Estados Unidos. Europa se ha convertido en esclava de los designios de Washington. Se obedece siempre, tengan razón o no los americanos. Las decisiones que importan en este continente se toman a kilómetros de aquí por gente que ni siquiera conoce el terreno. Europa descubrió América, pero América todavía no ha descubierto Europa», completa.
[[DEST:L|||Las redes sociales son lo único que ha permitido articular un discurso contra Erdogan|||Zülfü Livaneli]]
Pero, ¿sale caro ser crítico con un Erdogan ya en horas bajas? «Las redes sociales lo son todo. El Gobierno controla todos los medios tradicionales, desde la televisión a los periódicos, pasando por las radios. Solo hay pequeños núcleos de resistencia al discurso oficial, muy precarios. Pero la explosión de las redes sociales es lo que ha permitido, de verdad, articular discursos críticos contra el Presidente. Y de manera muy incendiaria. Pero, por ponerte un ejemplo, apenas unas horas después del terremoto, el Gobierno bloqueó Twitter. Y la gente no tenía manera de comunicarse con los suyos, de ofrecer información sobre los desaparecidos. Es un crimen contra la libertad de expresión, pero también contra la propia población y sus posibilidades de sobrevivir», denuncia.
Todavía, dice, en «shock» por el terremoto que ha desolado su país, Livaneli carga de nuevo contra Erdogan, sobre el que dice «tiene miedo al ejército» en su respuesta humanitaria: «Se ha dejado llevar en exceso por el Islam politizado. Ni siquiera por el Islam, que tampoco me parecería bien, sino por el politizado, para separarlo del que practica la gente en sus casas o en las mezquitas. Cuando Erdogan llegó al poder, los hermanos musulmanes eran el mal menor, lo contrario al ejército, y Occidente cayó en la trampa de la falsa dualidad. Incluso la intelectualidad turca, mis propios amigos, pero yo siempre fui un escéptico» se despide Livaneli.