Barcelona

El Barcelona de Setién ni juega ni gana

El Barçaa se estrella en Mestalla Una vez más los azulgrana fueron los dueños absolutos de la posesión pero, sin profundidad, se vieron superados por el Valencia

Ter Stegen y Piqué se lamentan después de uno de los goles del Valencia
Ter Stegen y Piqué se lamentan después de uno de los goles del ValenciaAlberto SaizAP

Ni juego ni resultado. Ninguna de las dos cosas acompañó ayer al Barcelona de Quique Setién en Mestalla. En el que fuera el primer gran test del técnico santanderino después de las pruebas ante Granada e Ibiza, el Barça fue un equipo atolondrado que sólo supo hacer una cosa bien: mover el balón. Falto de ideas y escasos de profundidad, los azulgrana volvieron a dar la imagen de un equipo perdido que no sabe qué hacer con la pelota cuando atisba el área rival. Ni Leo Messi, que se veía las caras con una de sus víctimas favoritas, veintiocho tantos le ha endosado el argentino a los valencianistas en treinta y tres partidos, fue capaz de salvar los muebles en una de las peores actuaciones que se recuerdan por Can Barça. El Valencia sacó los colores al líder y los de Albert Celades volvieron a celebrar, trece temporadas después, una victoria en casa. Ya avisó el Ibiza y lo terminó de certificar Maxi Gómez con su doblete: este Barça aburre.

En la zona de tres cuartos. Ahí es dónde muere el Barça de Setién. Sin brillo y sin ingenio para dar el último pase, el ex técnico del Betis tiene que ponerse serio si no quiere que los suyos vuelvan a enfilar el túnel de vestuarios con un único disparo entre los tres palos. Sólo Messi, de falta, hizo que Doménech estrenara los guantes mediada la primera mitad. Ni Ansu Fati, que volvía a repetir titularidad, ni Griezmann, que está llamado a ser el «9» que necesita el Barça, estuvieron a la altura. Y entre esas el Valencia no hacía más que perdonar.

Quizás por falta de entendimiento, quizás porque el nuevo técnico no ha sabido transmitir los conceptos o simplemente porque el Valencia fue superior, el Barça abandonó Mestalla con cara de circunstancias y no sólo porque el Real Madrid pueda arrebatarle esta noche el liderato en Zorrilla.

A cámara lenta. Así se han vuelto los partidos del Barça. Sin asumir demasiado riesgo, y sólo con la posesión por bandera, el conjunto catalán se ha convertido en un chollo para los rivales. Ellos tienen el control, no cabe duda, pero en el fútbol, aunque a Setién le cueste asumirlo, lo que cuenta son los goles. Y en eso el Valencia le sacó ventaja.

Sin Parejo y con la continuidad de Rodrigo Moreno en el aire (el hispano-brasileño es una de las opciones que se maneja en las oficinas del Barça para suplir al lesionado Luis Suárez), el equipo de Celades fue un vendaval que sólo necesitó una contra para empezar a poner al Barça contra las cuerdas. Con los de Setién moviendo el balón de aquí para allá, los locales recuperaban rápido la pelota y cuando los azulgranas quisieron darse cuenta, Gayá ya estaba levantando los puños. Piqué derribó al lateral en el área y el colegiado no dudó en señalar la pena máxima. Maxi Gómez en ausencia del capitán asumió la responsabilidad, pero Ter Stegen, una vez más el mejor de los suyos, adivinó su disparo.

Lejos de hundirse, el Valencia olvidó el fallo del delantero uruguayo y los de Celades siguieron poniendo en apuros al Barça que, en lugar de reaccionar, continuó dando pases sin ningún rumbo claro. Mientras, Ter Stegen salvó un mal despeje de Sergi Roberto que cerca estuvo de convertirse en autogol de Piqué. Mandó un disparo de Maxi Gómez al travesaño y en el rechace, desvió con la punta de los guantes un cabezazo de Gameiro.

Pero el fútbol a veces puede parecer injusto y Ansu Fati, que una vez más no tuvo su tarde, pudo adelantar al Barça en la primera jugada de la segunda mitad. Cogió aire con el fallo del pequeño Ansu Mestalla y lo soltó con fuerza cuando Maxi Gómez, en la siguiente jugada, mandó el balón al fondo de la red después de que el esférico rebotara en Jordi Alba.

Con el tanto local pareció despertar el Barça. Fue lo único decente del conjunto de Quique Setién, que esta vez no pudo encomendarse a su Dios para evitar otro traspié lejos del Camp Nou. Mejoró el Barcelona, sí, pero no fue suficiente para derribar a un Valencia que volvió a castigar a los azulgrana a la contra. Maxi Gómez, tras un jugadón de Ferrán, puso la sentencia. Mucho tiene que pensar Setién y muchos menos pases tienen que dar sus jugadores.