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Morbo en octavos del Open de Australia: habrá un Nadal contra Kyrgios

El australiano venció a Khachanov (6-2, 7-6 [7/5], 6-7 [6/8], 6-7 [7/9] y 7-6 [10/8]) en el partido más largo de su carrera, cuatro horas y 23 minutos

Nadal acabó agotado su partido de tercera ronda ante Khachanov
Nadal acabó agotado su partido de tercera ronda ante KhachanovLee Jin-manAP

Con el público encendido, a favor de Kyrgios, y tras una pelea espectacular en el que ha sido uno de los mejores partidos en lo que llevamos del Abierto de Australia, el chico malo del circuito se impuso a Khachanov (6-2, 7-6 [7/5], 6-7 [6/8], 6-7 [7/9] y 7-6 [10/8]) en 4 horas y 26 minutos para ganarse el derechoa disputar el duelo de octavos de final que todos estaban esperando: Nadal-Kyrgios.

Se trata del partido más largo en la historia del jugador australiano, que estuvo de alguna manera comedido en su encuentro contra Khachanov. Algún gesto de los suyos pero poco más, hasta que se enfrentó con el juez de silla cuando le pitó un “warning” por violación de tiempo en el saque. El “aussie” estaba sangrando, tiró la raqueta al suelo y discutió con el árbitro, enseñándole la mano dañada un momento antes, cuando se había lanzado al suelo a por una bola. Tuvo Kyrgios punto de partido en el tercer set y en el cuarto, pero hasta el quinto no se lo llevó. Pasaron casi dos horas desde el primer punto de partido hasta que lo ganó. Fue un duelo de cañoneros, con 33 saques directos del australiano, que tiene mucho más que el servicio: unos golpes planos tremendos. Arriesga mucho, juega a todo o nada.

Fue comedido Kyrgios hasta en sus declaraciones sobre Nadal. Nada que ver con lo sucedido antes de su último duelo, en el pasado Wimbledon, donde tuvieron un pequeño enganchón verbal con el tío Toni por medio. “Es un honor jugar contra uno de los mejores de la historia", afirmó esta vez sobre Rafa, que tiene un cara a cara con él de cuatro victorias para el español y tres derrotas. “Tienes unos buenos registros con él”, le dijo Courier, el entrevistador. Y Kyrgios tuvo el único vacile en sus palabras: “Él también tiene uno bueno conmigo”.