Garbiñe Muguruza
Garbiñe Muguruza no puede con el empuje de Kenin
La estadounidense de 21 años se impuso por 4-6, 6-2 y 6-2 en dos horas y tres minutos
Garbiñe Muguruza se quedó a las puertas de su tercer Grande en tres superficies diferentes. Sofia Kenin, con 21 años, levantó en Melbourne su primer Grand Slam al imponerse por 4-6, 6-2 y 6-2 en dos horas y tres minutos. La resurrección de la española no culminó con el título, aunque su torneo ha sido sobresaliente. Apenas dos meses después de reencontrarse con Conchita Martínez, la exnúmero uno del mundo está recuperada para la élite. La final ratificó la maldición que persigue al tenis español en Australia. Sólo Nadal en 2009 fue capaz de levantar el título. Antes cayeron Gisbert, Gimeno, Moyá, Arancha, la propia Conchita, Rafa en cuatro ocasiones y España perdió tres finales de la Davis. Garbiñe tendrá que esperar a París para ampliar su currículum de Grandes (Roland Garros'16 y Wimbledon'17). Su torneo supone el rescate de una jugadora única y con tenis suficiente para ganar en cualquier sitio, aunque la resolución del partido ante Kenin no estuvo a la altura.
Las condiciones de la final nada tuvieron que ver con las vividas en la semifinal ante Halep. De los casi 40 grados al aire libre que se registraban ante la rumana, se pasó a los 23 bajo techo. No tardó en aclimatarse Garbiñe. Apenas un par de juegos tardó en mostrar la fiabilidad que ha exhibido a partir de la segunda ronda. A Kenin no pareció pesarle la inexperiencia de salida, pero fue un espejismo. En cuanto la española se asentó en el fondo de la pista, el partido empezó a ir por dónde quería. En el tercer juego llegó el primer break. La estadounidense se sentía dominada desde el fondo. Trató de acercar a Garbiñe a la red con dejadas, pero la consistencia de la exnúmero uno del mundo pesaba más. Los gestos de la jugadora nacida en Moscú eran reveladores de que algo no iba bien. Tenía serios problemas con el segundo saque, tiraba la raqueta al suelo, aunque fue capaz de agarrarse a la pista para salvar cuatro bolas de break en el séptimo juego. Ahí titubeó Garbiñe. Había tenido la oportunidad de situarse 5-2 y de servir para llevarse el set, pero no supo aprovechar su oportunidad. Kenin había escapado del abismo y Garbiñe cedió su siguiente servicio porque su cabeza se quedó en el juego anterior. La española se reseteó a tiempo y logró un nuevo break, que fue decisivo para llevarse el primer set, pero el partido había cambiado.
Y lo hizo desde la firmeza en el servicio de las dos finalistas. Los tres primeros juegos de la segunda manga se resolvieron en blanco. La primera que ofreció algún síntoma de duda fue Garbiñe. Titubeó, la yanqui lo devolvía todo, empezó a estar cómoda en los intercambios y tomó el mando. Por primera vez en días, la española se sentía dominada. No era ella la que gobernaba los puntos. La iniciativa estaba del lado de Kenin y el partido iba demasiado rápido. Garbiñe descarriló, perdió el control de la bola y en apenas media hora el duelo desembocó en el tercer set.
Se trataba de regresar cuanto antes y evitar que la número 15 del mundo terminara de creerse que la victoria estaba a su alcance. El primer paso fue igualar el juego en blanco con el que Kenin arrancó el set. Garbiñe lo hizo. El partido empezó a transitar por un camino sembrado de nervios en ambos lados de la pista. Además de manejar la raqueta había que controlar las emociones. 1-1, 2-2 y el palco de la española levantándose para animarla. Se acercaba el momento crítico y había que apelar a la experiencia. Lo que dijo Conchita en las vísperas de saber cuándo atacar y cuándo defender. La estadounidense era un flan. Llegaron tres bolas de break en el quinto juego, pero en la primera situación límite no cometió un solo error. Salvó las tres. El palo fue demasiado duro para Garbiñe y como la yanqui siguió aprovechando cada bola de break que tuvo (acabó con 5/6 y la española hizo 2/12), la final se puso muy cuesta arriba. Con 5-2, Garbiñe tuvo un final que no estuvo a la altura de su magnífico torneo. Una doble falta -terminó con 8 por ninguna de la estadounidense- emborronó dos semanas sobresalientes.
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