Ciclismo
Egan Bernal se desploma y Roglic se hace más fuerte
Sólo Pogacar aguanta al líder de la carrera. Daniel Felipe Martínez se lleva la etapa
No tenía buena cara Egan Bernal durante la etapa. Mucho antes de ascender al Puy Mary ya daba síntomas de debilidad, un aviso de la tormenta que se avecinaba para él. No fue demasiada la pérdida, pero sí la sensación de inferioridad, de ser incapaz de aguantar el ritmo marcado por Roglic en la última ascensión.
Quiso marcharse solo el esloveno, pero le aguantó su compatriota Pogacar. Al límite, pero se pegó a su rueda. Pogacar parecía ir al límite mientras Roglic mantenía su rostro impasible. El fuerte ritmo que habÍan marcado en la subida Tom Dumoulin y Sepp Kuss había hecho la selección necesaria. Ineos había trabajado antes, más para marcar un ritmo que impidiera que Bernal perdiera pie que para hacer daño a los rivales.
El Ineos ha apostado por el ganador del año pasado como su único jefe. Despejó el camino para que ni Geraint Thomas ni Chris Froome le hicieran sombra. Thomas muestra un gran momento de forma en la Tirreno-Adriático, una excelente preparación para el Giro. El objetivo de Froome es más lejano, la Vuelta. Ellos están lejos e Ineos ve cómo su única carta se desploma.
“Hicimos el reconocimiento y los dos últimos kilómetros son muy empinados y duros. Necesitamos llegar a ese punto lo más frescos que podamos y tratar de hacer nuestro mejor esfuerzo, porque seguro que habrá diferencias”, advertía en la víspera Bernal. Pero la frescura se la había dejado muchos kilómetros atrás. Antes de llegar a la última ascensión los corredores tuvieron que atravesar seis puertos, tres de tercera, dos de segunda y uno de primera. Demasiado castigo si las piernas no son capaz de sostenerte.
Landa fue de los últimos en despegarse, demostrando que puede aspirar a casi todo en la carrera. El triunfo parece inalcanzable; el podio, no tanto. Cerca andaría si no fuera por el despiste de los abanicos. Si ese pequeño drama, Pogacar sería el líder de la carrera.
El más fuerte es Roglic. Está arropado por su equipo y le sobran fuerzas para mandar cuando los jefes se quedan solos. Sin intermediarios. Ahora Pogacar es segundo, a 44 segundos; Bernal, tercero, a 59. Pero hay más diferencia en su cabeza que en el cronómetro.
Los favoritos no luchaban por la victoria parcial. Su mirada era mucho más profunda. La etapa la dejaban para los supervivientes de la escapada del día. Para Daniel Felipe Martínez
El colombiano se encontró con el triunfo en el Dauphiné después de la retirada de Primoz Roglic. Pero había que estar ahí para permitir que un error o una desgracia te entregara la victoria. Se llevó el triunfo sin ganar ninguna etapa.
El triunfo parcial lo tenía guardado para el Tour, para la cima del Puy Mary, una llegada muy exigente en la que se impuso al alemán Kamna, supervivientes de la carrera de eliminación en que se había convertido la escapada que protagonizó la etapa. Allí había hombres fuertes como Alaphilippe, Marc Soler, Pauwels o el alemán Schachmann, el último en ceder. Ninguno era tan fuerte como Daniel Felipe Martínez.
“Volver aquí después del Dauphiné y ganar es increíble. Esta etapa se la dedico a mi hijo”, aseguraba el vencedor después de la etapa. “Ha sido un inicio del Tour realmente duro para mí. Después de la caída [el primer día] las piernas no estaban bien, pero pensaba que podía ganar una etapa porque las sensaciones estaban ahí”, añadía.
Martínez es uno más de la poderosa armada colombiana en la carrera. Después de los dos eslovenos que gobiernan la general aparecen cuatro colombianos. El joven Bernal, el único que ha ganado el Tour, escoltado por veteranos como Rigoberto Urán y Nairo Quintana. Supermán López cierra la cadena colombiana en su estreno en el Tour.
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