Champions League
La Champions ha dejado de ser española
España reinó durante muchos años en la Champions, pero ese dominio se ha desvanecido en las dos últimas temporadas. El nuevo estilo que defienden Bayern y Liverpool la atropelló
España es el país que ha ganado más Ligas de Campeones, 18. Sólo el Real Madrid tiene los mismos títulos que el siguiente país más laurerado, 13 como Inglaterra, y uno más que Italia, que es el tercero. Pero eso es lo que dicen los números y la historia, muy lejos de la situación presente del fútbol español.
No hace tanto que la Liga dominaba en Europa. Llegó a ganar cinco Champions consecutivas, cuatro del Real Madrid y una del Barcelona, y 11 en 23 años. En la Liga Europa el dominio es más escandaloso, ha ganado diez de las últimas 17 y el último campeón es el Sevilla.
Pero la realidad es que ningún equipo español pasó de los cuartos de final el año pasado y que el dominio de Real Madrid y Barcelona parece muy lejano en este momento. Los madridistas armaron su racha victoriosa de cuatro Champions en cinco temporadas con los goles de Cristiano Ronaldo, pero ni el club ni el jugador portugués han conseguido repetir éxitos.
El mundo del fútbol ha cambiado. El tiki-taka que hizo dominar el mundo a España con su selección y con sus clubes, ha pasado a mejor vida. O, mejor dicho, han terminado su vida futbolística los jugadores que mejor lo desarrollaban.
Ahora lo que se impone es un fútbol de ida y vuelta, con más intensidad física y presión asfixiante. Así han ganado las dos últimas Champions el Liverpool y el Bayern de Múnich.
A la precisión se le añade velocidad. Y no hay ningún equipo en España que trabaje con esa intensidad. Sólo el Sevilla parece capaz de competir en esas condiciones. El ejemplo es la Supercopa de Europa, en la que forzó la prórroga contra el mismo Bayern que había goleado por 8-2 al Barcelona en los cuartos de final de la Liga de Campeones.
El Bayern es rival del Atlético de Madrid en el debut en la Champions. Los rojiblancos ya arruinaron los planes europeos del Bayern de Guardiola en 2016 con aquel magnífico gol de Saúl en el Calderón y con una gran actuación de Oblak en la vuelta en Múnich. El Atlético ya se llevó por delante al anterior campeón de Europa la temporada pasada. Fue justo antes del confinamiento colectivo, uno de los últimos partidos que se disputaron en libertad en Europa.
Pero el equipo de Simeone vive de la hazaña eterna en Europa. El éxito sólo lo ha alcanzado en la Liga Europa, cuando era un equipo emergente que trataba de recuperar su lugar en la primera temporada de Simeone. Repitió en 2018, en lo que resultaba más un castigo que un premio, después de caer en la fase de grupos de la Liga de Campeones.
El Atlético no ha sido capaz de dar el salto en la máxima competición continental. En realidad, en seis años, Simeone sólo ha ganado esa Liga Europa de 2018 y dos Supercopas, una de Europa y otra de España. «Nos vamos a enfrentar al mejor equipo del mundo actualmente. Considero que es un partido muy importante para nosotros e intentaremos buscar soluciones a lo que en el primer tiempo hoy tuvimos que sufrir», decia el Cholo después del partido del sábado contra el Celta.
El Atlético no avanza y el Real Madrid y el Barcelona son equipos envejecidos, lejos de su mejor nivel, no demasiado lejano. El Barcelona aún tiene en el recuerdo el desastre de Lisboa ante el Bayern y el drama con Messi al finalizar la temporada.
El estreno contra el Ferencvaros debe de servirle para coger el ritmo a la competición antes de enfrentarse al Dinamo de Kiev y, especialmente, a la Juventus de Cristiano.
El Real Madrid tiene un grupo complicado con el Inter, el Borussia Moenchengladbach y el Shakhtar. Un grupo con sabor a remontadas ochenteras, a tardes de radio y televisión en diferido. Pero lo que más preocupa es la sensación que da, en España y en Europa, de que está lejos del nivel que exige la Champions. El equipo madridista lleva dos años cayendo en los octavos de final y lo peor para él es que el año pasado no parecía en condiciones de competir con equipos como el Manchester City, que fue liquidado inmediatamente después por el Olympique de Lyon.
El Sevilla es el equipo que mejor se adapta a este nuevo estilo que marca el fútbol. Un equipo que sabe jugar y poderoso físicamente. Además, ya ha demostrado su fortaleza mental en la Liga Europa y en la Supercopa.
Lo peor para él es que comienza contra el Chelsea, el equipo que más se ha reforzado en un mercado en recesión. Tiempos duros para la Liga en Europa.
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