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Champions

Contra Keylor Navas no hay remontadas (1-1)

El portero, que paró hasta un penalti a Messi, evita el intento de milagro del Barça en un partido marcado por el 1-4 de la ida. Nuevo fracaso de los azulgrana en la Champions

Dembélé está siendo peligroso en el Parque de los Príncipes
Dembélé está siendo peligroso en el Parque de los PríncipesChristophe Ena

Perdonó el Barcelona al PSG. Que no le hubiera dado para remontar, pues seguramente, pero la primera parte de los azulgrana fue fantástica, dominador absoluto de todo menos de las áreas, porque falló muchas ocasiones, incluido un penalti de Messi, y concedió un gol en otra pena máxima absurda de esas clásicas de este curso cometida por Lenglet. Fue sin querer, pero al colegiado británico Taylor le mandaron verlo en el VAR y vio el tropezón. No se lo podía creer el central azulgrana, que vive el día de la marmota esta temporada con jugadas como esa.

¿Que el partido no hubiera sido así si en la ida el equipo parisino no hubiera arrasado el Camp Nou con su 1-4? Pues seguramente. Un resultado tan abultado y una actuación tan contundente como la del equipo de Pochettino a veces crea dudas en la vuelta y los jugadores no saben si salir a por todas o especular. Sea como fuere, este Barça no fue aquel Barça y como la remontada que tenía delante era casi imposible, tampoco tenía demasiado que perder. Sólo un poco: sufrir otra paliza que vuelva a instalar los miedos en un equipo que está en su mejor momento de la temporada. No sucedió. Salió con actitud el Barcelona y con riesgo: De Jong en la línea de tres centrales y a jugar a presionar arriba y al ataque. El conjunto español encontraba fácil a Dembélé y si el extremo hubiera tenido el día de la puntería... Pero no. Lanzaba fuera o se encontraba con Keylor Nava, que hizo varias paradas, especialmente una en la que tuvo que poner la mano dura como una piedra para que no se la doblaran. Otra vez le salvó el larguero. Dominaba la pelota el Barcelona, la recuperaba y la movía rápido y también era amplio con las entradas de Dest y Alba. Por otro lado, la apuesta era toda una invitación a Mbappé a que pudiera correr. Había espacios. Muchos. Y ahí es donde la estrella del PSG se mueve de maravilla. Tanto intimidó en la ida que en cuanto Mingueza vio amarilla, Koeman lo sustituyó, y no se había llegado ni al descanso. No lo estaba haciendo mal el canterano.

El peligro era Mbappé, pero el gol llegó en el penalti que Lenglet hizo a Icardi y que fue señalado tras paso por la pantalla del VAR. Fue una acción casi aislada que castigó al Barcelona.

La respuesta fue en forma de latigazo de Messi a la escuadra. Estaba muy lejos, pero la pegó con mucha potencia y a la escuadra. Sólo ahí no pudo llegar Keylor Navas.

El objetivo para el equipo de Koeman no era muy distinto: llegar a los cuatro goles, esta vez para empatar. Seguía quedando un mundo, que hubiera sido un continente si Leo hubiera acertado desde los once metros. El penalti que le hizo Kurzawa a Griezmann lo lanzó el «10» menos ajustado que su chut anterior. Y ahí si llega Keylor, que despejó para que la pelota se fuera después al larguero.

Tampoco se fiaba Pochettino y cambió a su hombre amonestado sin esperar mucho. Pareció comenzar con un poco más de intención el PSG el segundo tiempo, pero no le duró. La pelota volvió de nuevo a los pies de los jugadores en este caso de amarillo. El plan era el mismo: unos a controlar y a presionar y otros a buscar a Mbappé, que se pasó gran parte del encuentro en el suelo pidiendo falta y muy al final tuvo el segundo. El Barcelona no bajó los brazos y lo siguió intentando ya no para buscar la clasificación, para darse una alegría y seguir creciendo para las batallas que le quedan este curso. No consiguió acercarse más ni con Dembélé ni en un barullo que Messi no supo definir ni el cabezazo de Busquets que supuso la enésima parada de Keylor Navas ni con las entradas de Dest. El lateral derecho tiene la capacidad de ser imprevisible, pero el inconveniente de que casi todo lo que hace no lleva a ningún lado. Tuvo menos clarividencia ofensiva después del descanso. Incertidumbre no hubo en saber quién iba a clasificarse, pero el Barça pasó el trago con honor. También Griezmann, titular como centrocampista después de varias suplencias seguidas, recargó su moral con una buena actuación haciendo como enganche y con mucha participación en el juego y filtrando pases.

Vuelve a fracasar el Barcelona en la Champions, aunque quizá pueda aprovechar el encuentro de ayer para pensar que va por el buen camino y que todavía puede terminar esta extraña temporada con una sonrisa.