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Champions

Y el Barcelona hasta habla de remontar al PSG...

«Nada es imposible», dice Koeman ante el imposible de recuperar en París el 1-4 de la ida de octavos de la Champions en un Barça en plena fase de optimismo

Messi celebra el gol que marcó al PSG en la ida. Después vendría el calvario: 1-4
Messi celebra el gol que marcó al PSG en la ida. Después vendría el calvario: 1-4FCB

«Los lunes pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones». Eso dijo John Benjamin Toshack en su etapa en el Real Madrid, una de sus frases más famosas, que, en cierta manera, aplicada a la situación del Barcelona en la actualidad podría ser: justo al acabar el 1-4 del PSG en la ida de octavos de final de la Champions casi era mejor que el partido de vuelta ni se jugase, pues otra tunda estaba en camino; dos semanas después, con un par de triunfos seguidos, ya se hablaba de dar la cara y competir; y 30 horas antes del encuentro en París se ha escuchado la palabra «remontada». Pero es que desde el duelo del Camp Nou a este ha pasado casi un mes y muchas cosas, y si el fútbol es un estado de ánimo, el del Barça ahora está en uno de sus momentos más altos de la temporada: porque ya tiene presidente, Joan Laporta, porque se ha reenganchado a la pelea por la Liga y porque en la Copa del Rey está en la final después de levantar un 2-0 al Sevilla. Es casi impensable pensar en recuperar el resultado del Camp Nou, pero todo lo anterior eso hace que se pase del funeral a la esperanza, o al menos a decir, en boca de Ronald Koeman, el entrenador: «Siempre hay vida». O: «Nada es imposible». Aunque el holandés también pone cabeza en su discurso. «En el partido de ida estábamos también en un buen momento...», recuerda, para añadir: «El encuentro del Sevilla nos ha dado confianza, pero no se puede comparar remontar un 2-0 en casa con un 1-4 fuera, y el PSG es un equipo fuerte que aspira al máximo también en Champions».

La diferencia que se vio hace un mes fue demasiada en casi todos los sentidos, empezando por el mental. Un Barcelona que llevaba una racha ilusionante en Liga (y que sigue manteniéndola) se hizo pequeño en Europa y perdió todos los duelos: los futbolísticos y los físicos. Koeman llegó en verano al conjunto catalán con la idea de dar un plus de intensidad, pero en la máxima competición el Barça fue de nuevo arrasado por un rival que siempre pareció que corría más y mejor, como si se enfrentaran un forzudo contra un esmirriado al que la calidad de Mbappé golpeó sin piedad. El francés volverá a ser el referente en ataque y de nuevo lo hará sin Neymar, que sigue de baja por su lesión en el abductor de la pierna izquierda. «Ha hecho un gran esfuerzo, es una pena porque le hacía ilusión jugar», desveló Pochettino, entrenador del equipo francés. Tampoco se ha recuperado Araujo, que deja la defensa española tocada porque tampoco estará Piqué.

La mirada puesta en Messi

El Barcelona ya le remontó al PSG un 4-0 en 2017, pero fue en su campo y con el estadio lleno de público y con el equipo del tridente Messi-Neymar-Luis Suárez, aunque en la siguiente ronda volvería a ser zarandeado por la Juve. Koeman da las claves de lo que para él podría ser el comienzo de un nuevo milagro. «Depende de la energía que pongamos», opinó. Y, por supuesto, todos miran a Leo Messi. «Si pensamos en poder remontar necesitamos a cualquier jugador a su mejor nivel. Si Leo es capaz de hacer uno de los mejores partidos todo es posible. No es meter más presión a Leo, todo el equipo tiene que estar en su mejor nivel, y hay que tener suerte también, finalizar las jugadas, tener efectividad... Nosotros salimos a ganar en cualquier campo y siempre creamos ocasiones de gol. Si tenemos efectividad, nada es imposible. Depende del principio, si somos capaces de presionar y de dominar el encuentro tendremos posibilidades», explicó Koeman.

Recibir otra paliza le iría muy mal a la moral de un Barcelona que ha tenido muchos altibajos durante el curso y que ha demostrado espíritu de superación, sobre todo en la Copa, pero también impotencia cuando el partido se le ha puesto cuesta arriba. «No me conformo con nada. Hay que salir fuertes y ya veremos el resultado. Lo importante es que al acabar digamos: hemos hecho lo máximo», insistió el preparador holandés. Ésa es la opción más realista frente a un equipo que desde ese 2017 se ha reforzado y ha multiplicado su experiencia llegando a la final de la pasada edición. «La mentalidad con la que tenemos que salir es la de que vamos 0-0», desvela Pochettino.