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Argentina

Cara a Cara: Alfredo Duro vs. Carme Barceló

Cara a Cara: Alfredo Duro vs. Carme Barceló
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Benzema no fue suficiente, por Alfredo Duro

El vuelo de Benzema para cabecear el gol del empate no fue suficiente para que la noche dejara la Liga teñida en un blanco de épica y voluntad para dar el golpe definitivo en la mesa como merece el madridismo. Sigue siendo, a pesar de todo, una temporada que llama a grandeza, a «Décima» y a triplete. El partido resulta especialmente dañino para los que tiraron de dureza y agresividad para juzgar a Xabi Alonso, Sergio Ramos y Pepe, que no necesitaron de una sola artimaña ni malos modos para resolver sus responsabilidades. Tildar de «matones» a tres de los mejores del mundo, como se hizo desde el vestuario azulgrana, contando con la complicidad de toda la artillería mediática que moviliza el FC Barcelona no fue solamente un síntoma. Pepe aguantó la provocación de Fábregas sin perder la cabeza. Sergio Ramos cometió un penalti más que discutible, mosqueante, sin mostrar la cabeza de nadie como trofeo de guerra, y Alonso dejó en evidencia a todos los que desde Barcelona le muestran como una especie de Hannibal Lecter sin una acción recriminable.

Ganó ayer, con las polémicas y todo eso de siempre, vale, pero la temporada barcelonista sigue dejando una larga cadena de escándalos financieros, judiciales e institucionales. Frente a ello, un Madrid que se quedó con diez a un mundo de finalizar el partido no dice en absoluto adiós a la Liga. Muy al contrario, la historia deja suficientes señales para esperar del Madrid alguna de las gestas a las que nos tiene a todos acostumbrados. Hace un par de semanas, en plena descomposición futbolística que se vendía desde Barcelona, quedaba claro que era el Real Madrid el gran responsable de la caída azulgrana pero algunos prefirieron señalar a Martino, algún que otro jugador y una enfermiza teoría plagada de victimismo. Sí, hubo quien situó al Madrid en el centro del huracán barcelonista, pero hablando de conspiraciones y algunas de las más ridículas fabulaciones que el victimario azulgrana es capaz de imaginar. Que sí, ganó el Barça y pitó Undiano. Pero hay Liga.

Y al final del clásico ganó Mess, por CARME BARCELÓ

Ya les digo de entrada que en este mi debut como columnista de este periódico no voy a hablar del árbitro. Me niego. Ya tengo a queridos compañeros de camiseta y alma blanca que llenarán páginas con ello y yo, a pesar de ese clamoroso no penalti que tuvo a bien señalar el ínclito Undiano Mallenco, decido no echar más leña al fuego.

Hablemos de fútbol, señores. Escribamos sobre uno de los mejores futbolistas de la historia, naturalmente que hablo de Leo Messi.. Porque si alguien fue el ganador en el duelo Cristiano-Messi, ese no fue otro que el argentino. El portugués estuvo voluntarioso y motivado, pero el genio, la clase y el duende lo puso el azulgrana. Lo siento por Ronaldo. A él, que le habían contado que el delantero culé estaba pensando en Argentina, bajo de forma, tocado del corazón y con los números de Hacienda y de la renovación cegándole el fútbol, y resulta que el chaval volvió a liarla en el Santiago Bernabéu. Nada nuevo en el reciente historial de Leo, que lleva años sentando sus reales, nunca mejor dicho, ante el gran rival madridista. Tiren de estadísticas, pasen y vean y comprobarán que no les estoy contando ninguna película.

Imagino a Cristiano Ronaldo ante el espejo durante el descanso de este clásico espectacular, ese mismo que nos contaba Mourinho en el que unos cuantos hacían cola, preguntándole bajito: «¿Espejito, espejito, cómo me ves? ¿Voy a ganar este partido?». Sí, ese clásico duelo entre ambos que casi nunca se lleva él. Pues esta vez, tampoco fue terreno conquistado para el jugador portugués, qué le vamos a hacer. Messi se fue del feudo merengue besando el escudo que ama desde que tiene trece años, llevándose el balón y con un «hat trick» –otro más, y van...– que destrozó al Real Madrid y las gargantas de todos los barcelonistas del mundo. Lean entre líneas a Leo. Es el mejor.