Real Madrid

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El chiringuito de Pedrerol: FeliZidane: el éxito de la humildad

La afición ha pasado en un año de la ilusión que despertó la llegada del francés a la euforia. Con mano de hierro y guante de seda, su Madrid está imparable

Zidane se ha ganado la confianza de todos y cada uno de los jugadores
Zidane se ha ganado la confianza de todos y cada uno de los jugadoreslarazon

La afición ha pasado en un año de la ilusión que despertó la llegada del francés a la euforia. Con mano de hierro y guante de seda, su Madrid está imparable

Pocas palabras, pero siempre con una sonrisa. Pocos gestos, pero siempre una palmada a tiempo. Pocas instrucciones, pero siempre acertadas. Mano de hierro, pero con guante de seda. Y mucho fútbol. Así es Zidane, el hombre que ha devuelto la felicidad al Real Madrid. Capaz de ganar tres títulos en su primer año al frente del equipo blanco y de meterle en la mejor racha sin perder de su historia. Y lo ha hecho consiguiendo algo que todos los entrenadores intentan, pero ninguno logra: sacar la máxima rentabilidad a todos los miembros de la plantilla. Y a todos quiere decir... a todos.

Valiente

Se vio ante el Sevilla en la Copa. Con cinco jugadores internacionales lesionados, Zizou tuvo la valentía de dejar a Cristiano en la grada descansando y a Benzema en el banquillo. Y el Madrid dio el mejor espectáculo de la temporada. El técnico francés lanzó un mensaje muy claro: el equipo está por encima de todo y de todos. Incluso de la mismísima BBC. Cada jugador suma por el bien del colectivo, algo que también todos los entrenadores persiguen y muy pocos consiguen. Nadie pone malas caras. Y si hay una salida de tono, como la de James tras la final del Mundialito, Zidane apaga el incendio con mano izquierda y el futbolista termina pidiendo perdón y ofreciendo su mejor versión en el terreno de juego.

Mira a los ojos

Parece fácil, pero lo que hace Zidane al frente del Real Madrid es muy complicado. Sabe quitarle hierro a cualquier conflicto y se maneja con inteligencia tanto en el vestuario como en sala de prensa. No esquiva ninguna cuestión, por complicada que sea, siempre mirando a los ojos. Y es un entrenador como la copa de un pino. Ni flor ni historias. Su Madrid no necesita ayudas de ningún tipo. Sabe a lo que juega. Es un equipo que trabaja, que tiene hambre. Ha cambiado «intensidad», esa palabra que tanto repetía la pasada temporada, por «seriedad». Y los jugadores le hacen caso. El Madrid es vertical, es ofensivo, es muy difícil de batir y, sobre todo, es un equipo muy serio.

Sabiduría táctica

Zidane no quiere que se repitan viejos errores, como la caída estrepitosa de hace dos años con Ancelotti que vio muy de cerca mientras entrenaba al Castilla. Su equipo está físicamente muy bien trabajado (acaba de hacer otra minipretemporada) y tácticamente el técnico francés ha demostrado ser capaz de superar nada menos que al «Cholo» Simeone, a Luis Enrique y a Sampaoli. No sólo sabe llevar la psicología de un vestuario: también sabe hacer que un equipo juegue muy bien al fútbol.

El madridismo sonríe

Bajo su mando, el Madrid ha ido convirtiéndose en una máquina de ganar. Y con sólo dos derrotas en un año, la Undécima y otros dos títulos en el bolsillo, Zizou todavía ha tenido la humildad de decir que otros se merecen el «FIFA The Best» al mejor entrenador por encima de él. Ranieri y Fernando Santos, por lo conseguido con el Leicester y Portugal, se han ganado estar en la terna de nominados. Pero también Zinedine. El hombre que, desde la más absoluta humildad, ha cambiado la ilusión que despertó hace un año en el madridismo directamente por euforia. El Madrid vive ahora en un estado permanente de FeliZidane.