Dauphiné

Pogacar mete mucho miedo para el Tour en el Dauphiné

La bestia eslovena suma su segunda victoria consecutiva en la Dauphiné y muestra su superioridad a Vingegaard de cara a la ronda francesa

Pogacar lleva dos victorias de etapa seguidas en el Dauphiné
Pogacar lleva dos victorias de etapa seguidas en el DauphinéEUROPA PRESS

La etapa reina del Dauphiné tuvo un rey indiscutible, el esloveno campeón mundial Tadej Pogacar (UAE), que de nuevo ejerció de patrón en la séptima y penúltima jornada, entre Grand-Algueblanche y Valmeinier 1800, de 131,6 km, en la que ofreció otra exhibición que le coloca como virtual vencedor.

Domino total y absoluto del fenómeno de Klanec, a sus 26 años ya con 98 victorias en su palmarés. Sin mostrar apenas signos de fatiga, con naturalidad, atacó a 12 km de la cima de Valmeinier para firmar la segunda demostración consecutiva en aquellos escenarios alpinos. La décima victoria de la temporada la concluyó en 4h.10.00, a una media de 31,6 km/h.

Tras pasar la meta con tranquilidad, sin agobio alguno, le siguió a 14 segundos el danés Jonas Vingegaard, con la cara desencajada, volcado sobre su manillar. Luego pasó el alemán Florian Lipowitz a 1.21, Evenepoel hundido a 2.39 y el grupo de los españoles Enric Mas y Carlos Rodríguez a 3.49.

Otro mazazo de Pogacar, quien renunció en meta a considerarse ganador final "porque falta una etapa". Cierto, pero la ventaja y, sobre todo, su estado de forma no permiten pensar de otra manera diferente al triunfo final. Vingegaard está a 1.01 minutos, Lipowitz a 2.21 y Evenepoel a 4.11.

Los candidatos españoles pasaron a formar parte del 'top 10', aunque lejos de los rivales que se encontrarán en el Tour de Francia. Carlos Rodríguez es noveno a 7.41 y Enric Mas está a 7.42.

La Madeleine hace la primera selección

Etapa reina por todo lo alto que bien podría pertenecer al menú destacado del Tour de Francia, con dos puertos legendarios que asoman por encima de los 2.000 metros, como La Madeleine y la Croix de Fer, para terminar en Valmeinier. Un escenario donde se prendieron los cohetes nada más comenzar la etapa con el Visma de Vingegaard dispuesto a establecer una estrategia de futuro para el danés.

Atacó de inicio Campenaerts en la aproximación a La Madeleine, luego se movió Jorgenson y más tarde Kuss. Los hombres del danés querían entrar en un proyecto de escapada que buscó más que nadie el francés Bardet, quien desea retirarse del ciclismo este domingo levantando los brazos.

Se marcharon 12 hombres, el mejor clasificado Kuss a 6.24 minutos, y estaban el español Iván Romeo y el colombiano Buitrago entre ellos. El líder Tadej Pogacar puso a sus escolta a tirar del grupo con Soler y Narváez. La subida de 24,7 km al 6,1 por ciento al puerto de categoría especial hizo la primera gran selección.

El ritmo, impresionante, en la primera hora ascendente se cubrieron 24,4 km. Una jornada de 5.000 metros de desnivel total. Coronaron a 2.000 metros de altura los fugados con un minuto sobre el grupo de favoritos.

La Cruz de Hierro condena la fuga y Buitrago corona en cabeza

Esa diferencia se fue reduciendo a medida que se ascendía el segundo gran obstáculo del día, La Croix de Fer (Especial, 22,4 km al 7,) un clásico del Tour desde 1947, asomando su majestuosidad a 2.067 metros. Coronó en cabeza Santiago Buitrago al mando de un grupo de 9 que ya tenía al de Pogacar a 15 segundos.

En la bajada solo Bardet insistió por ir delante, destacado, soñando con una maravillosa retirada. El ciclista de Brioude abrió medio minuto sobre la veintena de corredores que habían decidido jugar sus respectivas cartas en la última escalada hasta Valmeinier.

Nuevo festival de Pogacar en Valmeinier

El ascenso a Valmeinier 1800 era inédito, tanto en Dauphiné como en el Tour, pero es un punto de paso en las concentraciones de altura que hacen los equipos por la zona. Desde Saint-Michel-de-Maurienne, los primeros 9 kilómetros del puerto comparten carretera con el Col du Télégraphe, otro emblema del ciclismo.

Bardet empezó a trepar los últimos 16 km de etapa al 6,8 por ciento con 37 segundos de adelanto. ¿Alcanzaría el sueño perfecto?. No lo puso fácil el Decathlon tirando del grupo selecto con el joven de 18 años francés Paul Seixas. El ritmo elevado terminó con el ímpetu de Bardet a 13 km de meta, coincidiendo con un ataque de Kuss.

Un hombre de Vingegaard al comando, pero un ataque "de peseta" despertó a la fiera. A 12 km de la cima saltó Pogacar como un cohete. El danés trató de seguirlo, pero solo aguantó 100 metros. Tratar de tutear al esloveno es actualmente un suicidio. El triple campeón del Tour inició un festival en solitario de los habituales, de esos que le están convirtiendo en un ciclista de época.

El resto, condenado a sobrevivir. Resignación compartida entre Vingegaard, que subía a su ritmo, para Lipowitz, corredor que cotiza al alza, y para Evenepoel, comprobando que en montaña va a sufrir en el Tour de Francia. Una lección sobrecogedora de Pogacar, concluyente.

El patrón del ciclismo mundial, el hombre del arcoíris, llegó con aire fresco, tranquilo; sus rivales con gestos claros de sufrimiento. Esa es la diferencia. Pogacar estás a dos victorias del número 100. Y queda la jornada del domingo. Si gana la etapa, cruzará esa frontera y se acercará un poco más a Eddy Merckx, su referencia histórica.

Este domingo se disputa la octava y última etapa entre Val-d'Arc y Plateau du Mont-Cenis, de 133,3 km. Jornada de montaña con 6 puertos y perfil ascendente desde el ecuador del recorrido que será determinante para fijar el podio final. La última batalla hasta meta se librará en una subida que llega a cota superior a los 2.000 metros tras 9,6 km al 6,9 por ciento de media