Ciclismo

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Si Mahoma no va a la montaña...

Kadri, el único musulmán del Tour, se puso ayer el «maillot» de lunares

Blel Kadri es el único musulmán que está corriendo el Tour y es el nuevo líder de la montaña de la ronda francesa
Blel Kadri es el único musulmán que está corriendo el Tour y es el nuevo líder de la montaña de la ronda francesalarazon

ALBI- Que la globalización ha llegado al ciclismo no sólo se deja notar al comprobar quién es el hombre, el chico mejor dicho, Peter Sagan, eslovaco, que cruza primero la línea de meta en Albi, tan rápido como tan veloces volaron sus colegas del Cannondale, trabajando duro desde el inicio para descolgar a Cavendish, Greipel y al líder, Daryl Impey, surafricano nacido en la época del pos-apartheid. Dos países sin tradición ciclista, lejos de la vieja Europa y su cultura de las dos ruedas, hechos ciclistas más por inspiración, por la sensación sin parangón que encontraban sobre la bici de niños.

La mundialización del ciclismo va más allá. Basta quedarse unos minutos más sobre el asfalto que quema a los pies de los Pirineos, que hoy desatan la batalla de este Tour, y su impresionante catedral de Santa Cecilia y esperar a ver desfilar los nuevos maillots. El de la montaña, por ejemplo, que hoy viste Blel Kadri, pasaporte francés, familia argelina y fe musulmana. Camino de Albi se escapó junto al eterno Jens Voigt y logró hacerse con el jersey más vistoso del Tour, el blanco a puntos rojos. Si Mahoma no va a la montaña...

No es Kadri el primer musulmán en correr el Tour, pues antes que él ya se hinchó a ganar etapas a inicios de los noventa «El Califa» Abdoujaparov, pero sí es el único de esta edición tras la retirada de Nacer Bouhanni. Al contrario que el ciclista y boxeador de la FDjeux, al que deben prepararle bocadillos de atún en vez de los de jamón como a sus compañeros, Blel no es practicante. «No es que me levante todas las mañanas a las seis de la madrugada a rezar, o me ponga en mitad de la etapa a adorar a Alá», dice. Es simplemente la fe. ¿Qué es el ciclismo si no? A Blel, su tío le regaló por reyes una bicicleta con cinco años. A él y a su madre, Setti, solamente. Sus hermanos gemelos pequeños se quedaron sin nada y desde entonces no quiso bajarse de ella, probó varios deportes, pero ninguno como el ciclismo. Tanto lo amaba, que Setti le advirtió: «Como no saques buenas notas, olvídate de la bici». Así que se puso manos a la obra. Se licenció en Comercio mientras se formaba como ciclista en la misma escuela que Jalabert y Moncoutie.

Y durante todos los meses de julio, los estudios se cambiaban por ayudar a su madre en la tienda que tiene en uno de los barrios más humildes de Toulouse. Entrenaba, iba a la tienda, vendía cuatro tomates y alguna lechuga, cogía varias bolsas de patatas fritas y corría a casa a ver el Tour, soñando con estar un día ahí. Como líder de la montaña se asomará hoy a los Pirineos y al primer final en alto, en Ax3 Domaines. El año pasado, a punto estuvo de dejar el ciclismo por una caída en la París-Niza donde se fracturó el cráneo. En marzo entró por la puerta grande del Coliseo romano en la Roma Máxima que por sorpresa ganó, como este maillot de la montaña. Al fin y al cabo es cuestión de fe.