Deportes

Vuelta a España 2021

Philipsen, de llorar veinte minutos en París a la victoria en Burgos

El corredor del Alpecin se impone en la meta de Burgos después de caerse en la contrarreloj inicial y terminar último en la etapa

Jasper Philipsen se impone en la etapa de Burgos
Jasper Philipsen se impone en la etapa de BurgosManuel BruqueEFE

«Me voy a acordar toda la vida de Burgos por el viento de cara que ha soplado toda la etapa», decía Xabier Mikel Azparren, el ciclista de la Fundación Euskadi, en la meta de Burgos. El corredor vasco fue uno de los protagonistas de la fuga, que contaba con la presencia del viento, pero al enemigo se lo encontraron de cara para hacerles la vida imposible. Diego Rubio, el ciclista abulense del equipo local, el Burgos, fue el más resistente de todos los que andaban en la escapada. Se marchó solo en busca de un homenaje al patrocinador, pero la aventura era demasiado exigente para un hombre solo, aunque tenga su imponente físico.

«No nos han dado mucho tiempo y el aire ha pegado muy de cara. Yo lo he intentado en la última parte de la etapa, cuando lo esperaba de culo o lateral, pero otra vez ha dado de cara», se lamentaba en la meta. Siempre de cara el viento, pero eso no le impedía hacer un esfuerzo por hacerse notar. «Teníamos que darlo todo por la afición aquí en casa, responder a todos los ánimos que nos han dado. Era lo que tocaba y teníamos que estar», confesaba.

No era un día para aventureros sino para velocistas. Y el más rápido fue Jesper Philipsen. El belga cerró la clasificación en la etapa del sábado y la abre en la del domingo. El ciclista belga del Alpecin fue el único que sufrió algún percance en la etapa inicial de la Vuelta. Se fue al suelo y la mala suerte le condenó al último lugar de la etapa, a más de dos minutos del ganador, Primoz Roglic, y a 43 del penúltimo, su compañero Krieger.

La contrarreloj no era su carrera. Philipsen llegaba a la Vuelta para pelear por los esprints. No hay muchos velocistas en la Vuelta y el belga fue el primero en subirse al podio en la primera etapa dedicada a los especialistas de la velocidad.

Su equipo, el Alpecin, demuestra una vez más que hay vida más allá de Van der Poel. Ha ganado la segunda etapa de las tres grandes. El propio Van der Poel ganó en el Tour y además se vistió de líder. Merlier lo había hecho antes en el Giro. Y Philipsen cierra la trilogía en la Vuelta. «Es gracioso que pase esto. Justo ayer lo estábamos hablado en el chat del equipo. Todos queríamos ganar este esprint, hay que tener algo de suerte pero el equipo es fuerte, está motivado y todas las partes hacen su trabajo al cien por cien. Es u a muestra del trabajo y de la confianza de los corredores del equipo», reconoce.

Ya lo intentó en Francia. Fue segundo en la etapa final de París por detrás de Van Aert. Ese segundo puesto fue un golpe duro para él. Se quedó sentado sobre el asfalto, llorando durante veinte minutos su desgracia. «Vamos, Jasper», le intentaban animar sus compañeros, pero él no podía dejar de llorar. Las lágrimas ya le habían brotado el año pasado al imponerse en la meta de Puebla de Sanabria en la carrera española. Terminó la etapa abrazado a Matxin, su director deportivo entonces en el UAE, emocionado como él porque se trataba de una victoria muy perseguida después de dos años sin triunfos. Sus compañeros corrían a abrazarlo. «Te quiero tanto», le decía uno de ellos.

La victoria en Burgos no resultó tan emocionante, aunque sí igual de trabajada. Fue, además, una liberación después de tres segundos puestos en el Tour y algún tercero. «No sé si ha cambiado algo a nivel de confianza, un esprint diferente y me siento feliz por haber rematado la jugada», confesaba. «Este equipo está muy centrado en los esprints, en las clásicas, forma parte de su adn. Además tenemos un gran staff, un gran equipo, pero el germen ganador ya está dentro y lo hemos demostrado», dice.

Para llegar a la victoria tuvo que librarse de una caída de las que hacen daño y provocan pérdidas de tiempo. A falta de poco más de cuatro kilómetros, uno antes de entrar en la zona protegida que concede el mismo tiempo a los caídos que al grupo en el que viajaban, varios corredores se fueron al suelo. Philipsen ya estaba por delante, pensando en el triunfo final. Y con él, la mayoría de los favoritos.

Pero algunos se quedaron cortados. Como Adam Yates, al que Bernal señalaba como líder del equipo Ineos para la carrera, la única grande que ha preparado este año. El británico se dejó 31 segundos; 38, Hugh Carthy, tercero en la Vuelta del año pasado.

No sorprendió la caída al líder, Primoz Roglic, que ha aprendido a disfrutar de la presencia en la Vuelta. En la salida se le veía feliz, hablando con su mujer, y concentrado en el final. Pensaba Roglic en el viento como enemigo, pero «el calor también ha hecho mella», aseguraba. Pero él sigue feliz y de rojo.

Clasificaciones

General (Maillot Carrefour) Primoz Roglic (Jumbo Visma)

Puntos (Maillot Skoda) Jesper Philipsen (Alpecin)

Montaña (Maillot Loterías y apuestas del Estado) Sepp Kuss (Jumbo Visma)

Joven (Maillot Fenié Energía) Andrea Bagioli (Quick Step)

Equipos (Premio Correos) Jumbo Visma