Mundial 2014

El Chiringuito de Pedrerol: El Mundial del miedo

El Chiringuito de Pedrerol: El Mundial del miedo
El Chiringuito de Pedrerol: El Mundial del miedolarazon

No me ha gustado este Mundial. Los entrenadores miedosos han sido los protagonistas en un torneo sin muchas estrellas de relumbrón ni grandes partidazos.

No me ha gustado este Mundial. Los entrenadores miedosos han sido los protagonistas en un torneo sin muchas estrellas de relumbrón ni grandes partidazos. Un campeonato donde la estrategia se ha impuesto por goleada a la imaginación. Donde defender ha sido la prioridad. Donde los cracks no han tenido libertad para hacer lo que mejor saben hacer. Sin apenas encuentros que pasen a la historia. Pero sí con un fútbol encorsetado, temeroso, que prefiere esperar al fallo del rival en vez de cometerlo o provocarlo él mismo. Emoción y pasión siempre habrá. Por supuesto. Y Brasil'14 no ha sido la excepción. Pero hemos visto muy poco fútbol en este Mundial que termina hoy. Sólo podemos agarrarnos ya a la gran final.

Prórrogas y porteros

Llaman la atención las siete eliminatorias que se han decidido en la prórroga o desde el punto de penalti. Y dejan muy claro que la prioridad no era ganar. Era simplemente evitar la derrota. No cometer un error. No dejar la puerta abierta. La gran mayoría de equipos han jugado a no perder. A especular. A no encajar. Han puesto del revés el gran objetivo del fútbol, que sigue siendo meter el balón en la portería contraria. De hecho, ha sido el Mundial de los enemigos del gol, que son los porteros. Keylor Navas, Manuel Neuer, Ochoa, Howard, Krul... ellos han sido los héroes, como le decía Mascherano a Romero antes de la tanda de penaltis contra Holanda.

Ni España ni Brasil

Esperábamos algo de espectáculo de dos equipos que también nos han fallado a todos. Ni España ni Brasil acudieron al rescate de un Mundial que ha defraudado. Que nos ha aburrido la mayor parte del tiempo. Sin hambre, no hay toque que valga. Y el toque que le quedaba a nuestra Selección nos lo ha quitado Alemania. Y qué decir de Brasil. Humillada por los hombres de Löw en un partido que jamás podrán olvidar, ha hecho algo todavía peor: traicionar un estilo que va más allá del deporte. Un estilo que reflejaba la forma de vivir y de sentir de todo un país. La samba sobre el césped. Antes bailaban como juegan y jugaban como bailan. Pero Scolari tiró el «jogo bonito» a la basura. El fracaso del entrenador brasileño ha sido el fracaso de los miedosos. ¡Y todavía quiere seguir!

Confiemos en la final

Toca reflexionar. Se termina un campeonato en el que han podido lucir muy poco los verdaderos protagonistas de esto, que son los grandes jugadores. Los Jugones. Sólo el colombiano James Rodríguez, la gran aparición. Sólo algunos chispazos de Neymar. Sólo la enorme figura de Toni Kroos, el corazón de Alemania. Pero muy poco más se puede destacar entre el tono gris general. Todos ellos sometidos a las pizarras de sus entrenadores, sin libertad para buscar la portería contraria, sin licencia para crear. Queremos técnicos que se diviertan y que nos diviertan. Que no molesten a los futbolistas imaginativos y diferentes. Que nos entusiasmen. Que nos devuelvan el espectáculo. Aún nos queda la final. Ojalá veamos un fútbol más abierto y brillante. Confiemos. Queremos despedir este Mundial con buen sabor de boca.