Historias del balón
La capitana Lola Flores y su sorprendente vaticinio sobre el fútbol femenino
El deporte rey impregna la biografía de “La faraona”: Hizo doblete amoroso y predijo el futuro a través de sus pinturas
El fútbol marcó la vida de Lola Flores: sus amores, sus pasiones, sus pinturas e incluso su familia están atados al deporte rey que, no en vano, protagoniza las páginas más jugosas de su biografía. La faraona alteró la leyenda cuando se enamoró de un futbolista rompiendo el mito de torero con tonadillera que era santo y seña del folclore patrio. Y no solo se enamoró una vez sino que incluso hizo doblete. Primero con un futbolista del Barcelona, Gustavo Biosca, y luego con otro del Valladolid, al que compraría el Atlético por un millón de pesetas: Gerardo Coque. Este último quedó tan prendado de Lola que dejó plantada a la esposa y también al equipo colchonero y se fugó con ella.
Pero su relación con el fútbol no acababa ahí y la mismísima Lola se atrevió a saltar al césped y ejercer de capitana en uno de los partidos más famosos de la historia. Faltaban 10 años para que en España se disputase la primera competición femenina de fútbol, la Copa de la Reina de 1981. Y siete más para que echase a andar la primera liga, en 1988 y 40 para que se empezara a hablar de la profesionalización del fútbol femenino, pero ocurrió.
Durante la dictadura franquista, el fútbol, así como otros deportes como el atletismo, no estaban bien vistos siempre y cuando fuese una mujer la que los practicase. La razón: masculinizaban la figura femenina. En la Navidad de la temporada 1970-71 el fútbol femenino en la España tardofranquista era cosa de «Folclóricas» y «Finolis». Así se llamaban los equipos que se enfrentaron en el campo del Rayo Vallecano en un divertimento benéfico, a favor de las guarderías del Patronato de Nuestra Señora del Socorro. Benéfico también con las artistas, que cobraron 20.000 pesetas por participar en ese partido.
Poderío sobre el césped
Sobre el césped Lola Flores desplegó su poderío con más fuerza si cabe que en el “spot” de cerveza que la ha devuelto a la vida. Como casi siempre, llevó la voz cantante. La Lola de España. La ‘Faraona’. La misma que ese año participaría en la grabación clandestina de ‘Canciones para después de una guerra’, de Basilio Martín Patino. Con 47 años magníficamente llevados, capaz de hacerse con el balón en el círculo central del campo y avanzar con decisión hacia la portería rival. Y seguida en el ataque por su hermana Carmen, mujer por entonces del ex madridista Isidro Sánchez y madre de cuatro hijos. Uno de ellos, el futuro jugador y entrenador Quique Sánchez Flores.
Se jugó en el antiguo campo del Rayo Vallecano, anterior al Nuevo Estadio de Vallecas. Las ‘Folclóricas’ lucieron la equipación del Betis, mientras que las ‘Finolis’, paradójicamente, defendieron la elástica del Rayo Vallecano. Las primeras contaron con figuras como Lola Flores, capitana del equipo, Rocío Jurado, Carmen Flores, ‘La Polaca’, Marujita Díaz, Gracia Montes, Rosa Morena y Conchita Bautista. Las segundas estuvieron representadas por ilustres de aquella época como Encarnita Polo, Mara Lasso, Gisia Paradís, Luciana Wolf...
De árbitros hicieron Junior, el cantante, y el actor Juan Luis Galiardo. También había un masajista, pero no vayan a pensar que era profesional. Ese rol lo hizo el también actor Manolo Gómez Bur.
Como era de esperar fue un gran éxito de público, más interesados en ver de corto a las famosas de que en cantar goles.
La “bruja” Lola y su predicciones futboleras
Pero el vínculo de Lola con el fútbol no acabó sobre el césped de Vallecas. “Siempre he sido un poco brujilla” solía decir y lo demostró. ‘La Faraona’ convirtió la pintura en un negocio cuando tuvo que pagarle una deuda a Hacienda a finales de los años 80. Empezó a pintar hasta altas horas de la madrugada e hizo exposiciones con éxito en Madrid, Barcelona, Marbella o Miami.
Pero en sus colecciones hay un misterio futbolero que llama la atención. Es la autora de un cuadro que se exhibe en el Museo del Athletic Club donde se ve a unas jugadoras luciendo la elástica rojiblanca con una bandera en el que se lee el nombre del club y posando junto a una copa. Lo curioso del lienzo es que fue pintado por la jerezana antes de que se fundara el equipo femenino del Athletic. “Fue una visionaria. No solo visualizó que el Athletic tendría un equipo femenino sino que sería campeón”, destacaba en 2018 en Marca Asier Arrate, responsable del museo.
El Athletic Club femenino es un club de fútbol femenino no se creó hasta 2002 y Lola nos había dejado en 1995. En su temporada de debut, las leonas lograron conquistar el campeonato liguero, llenando el estadio de San Mamés con 35 000 espectadores en la jornada decisiva del torneo. Luego vendrían dos títulos más ganados de forma consecutiva, un cuarto en 2007 y un quinto en la temporada 2015/16, situándose como el club más laureado de la Liga Iberdrola con cinco títulos.
Lola nos dejó pero el fútbol femenino que ella vaticinó avanza a pasos agigantados en una España que vetó a las mujeres en el deporte durante tantos años.
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