Fútbol

Así ha sido el emocionante aplauso de la Prensa a Ancelotti: "No me importa llorar"

El entrenador del Real Madrid ha comenzado su despedida del equipo blanco con emoción y sinceridad

Carlo Ancelotti se irá del Real Madrid como llegó: con una sonrisa honesta, buenas palabras y la ceja levantándose. Mañana, en el Santiago Bernabéu, se despedirá de la afición blanca en un último partido oficial contra la Real Sociedad, en un cierre de etapa que es también el cierre de una era. Lo hará junto a Luka Modric, compañero de tantas batallas, leyenda compartida, apoyo silencioso y símbolo perfecto de lo que fue esta segunda edad de oro del madridismo. Y si le sale llorar, no habrá problema. “Será un día emocionante. No me importa llorar. Será bonito y lo comparto con Modric...”.

Un emocionante adiós

A su manera, sin discursos grandilocuentes ni dándose importancia Ancelotti ha construido un legado que se queda grabado en el mármol del club más exigente del mundo. Lo sabe él, lo sabe el club, lo sabe el público. “Será como debe. Una muy bonita. Son días emocionantes, hablas con los jugadores... y con tanta gente. Mi relación con todos ha sido muy buena”.

En sus propias palabras, no es un entrenador. Es “una persona que hace el trabajo de entrenador”. Esa frase contiene el secreto de su éxito: humanidad, cercanía, liderazgo sin imposición. Nunca hizo falta levantar la voz en el vestuario del Madrid. Bastaba con entender a los jugadores, como entendió a Kroos, a Benzema, a Modric, a Valverde o a Vinicius. El respeto que le profesaron no fue una concesión, sino una consecuencia natural. Y por eso, su último deseo no es que le recuerden por los títulos, sino por no haber sido una mala persona. “Mi trabajo puede ser juzgado… pero no quiero que me recuerden como una mala persona”.

Mañana, el Bernabéu no despedirá sólo a un técnico, sino a una forma de entender el fútbol. Ancelotti ha sido puente entre generaciones, entre sistemas, entre épocas. Él mismo lo admite: “Soy diferente a 1995 y a 2013”. El fútbol cambió, y él también. Supo adaptarse a la analítica, a los nuevos ritmos, a la táctica líquida. “Vi que si no me adaptaba, no ganaría más Champions. Pero en esta segunda etapa me ha ayudado un cuerpo técnico joven, con entusiasmo y ganas de aprender”.

Más contento que triste

Ancelotti ha logrado algo insólito: el afecto transversal. Presidente, vestuario, grada y prensa, que le aplaudió tras sus últimas palabras se rinden a su figura.. Ha hecho historia sin querer protagonismo. Por eso, cuando él dice que se va feliz, se le cree. “No estoy triste, para nada, sino muy contento. He intentado hacerlo lo mejor posible y nos vamos felices y contentos, porque antes o después... esto tenía que pasar”.

No hay en sus palabras un solo gesto de reproche. Ni siquiera un desliz hacia la nostalgia amarga. Hay gratitud, hay serenidad. Hasta un punto de humor sencillo: “Considero que aguantar más de 700 ruedas de prensa con vosotros también es un éxito (ríe). Lo hemos pasado bien. Pero aguantar 700... no penséis que ha sido tan sencillo”. Ha sabido ponerle ligereza a un entorno que muchas veces vive con demasiada gravedad.

Su marcha deja lugar al futuro, a Xabi Alonso, a otra generación. Él no quiere dar consejos, apenas desea suerte. “Xabi Alonso será el primero y le deseo toda la suerte del mundo. Tiene calidad para entrenar al Real Madrid. Que lo disfrute, eso es lo que tengo que decir”. Ancelotti no es de los que dejan sentencias. Prefiere dejar una puerta abierta y una receta invisible: disfrutar. Y aunque la pregunta sobre si volvería quedó flotando, con sonrisa incluida, la respuesta fue clara: “No tengo ganas de entrenar otro club, o no lo tenía, tras el Real Madrid… Pero lo más inmediato es hacerlo bien con el Real Madrid”.

Y ahí está la última enseñanza. Incluso en la víspera de su adiós, no deja que la emoción le aparte de la tarea. No se despide desde la melancolía, sino desde la plenitud. “Ha sido un periodo exitoso, hemos ganado mucho… Este periodo se acaba, ha sido bastante largo, pero ha acabado bien”.

Mañana, si llora, será porque sabe lo que ha vivido. Y porque ha tenido a su lado a jugadores como Modric. “Porque jugadores con mucha calidad hay muchos, pero él ha sabido hacer compatible la calidad con el alma. Y hacerle ser una leyenda del Real Madrid”. Ancelotti también lo ha sido. Tal vez con menos alma visible que Luka, pero con la misma fibra noble. Por eso su despedida no será ruidosa, sino emocionante. Y si se le escapa una lágrima, no habrá problema.