FC Barcelona

Athletic de Bilbao

Un portero que gana partidos

Tras una buena primera parte, en la que Messi adelantó al Barça, el equipo azulgrana perdió el balón y el sitio ante el Athletic, pero Ter Stegen no permitió que le marcaran ningún gol.

Leo Messi pisa el balón ante el centrocampista del Athletic de Bilbao, San José. EFE/Javier Zorrilla.
Leo Messi pisa el balón ante el centrocampista del Athletic de Bilbao, San José. EFE/Javier Zorrilla.larazon

Tras una buena primera parte, en la que Messi adelantó al Barça, el equipo azulgrana perdió el balón y el sitio ante el Athletic, pero Ter Stegen no permitió que le marcaran ningún gol.

Y de repente, desapareció. Y de repente, el balón se convirtió en algo ajeno, en un objeto que quemaba, incapaz de ir de bota en bota entre jugadores que tenían la misma camiseta. Perdió el orden y el juego el Barcelona en la segunda parte en San Mamés, pero mantuvo el resultado, el gol de Messi, y sentenció en el último instante con una contra de Paulinho para mantenerse en el liderato con solvencia. No es buen escenario San Mamés para venirse abajo. El Athletic es uno de los grandes del campeonato, un equipo que te asfixia, que te empuja, pero que ayer demostró que este año no anda fino. Molestó al Barcelona con la presión, como siempre, pero no supo concretar el dominio en un torrente de ocasiones. Y cuando logró superar la defensa, se encontró con Ter Stegen, especialmente Aduriz. Está contado sobradamente que el meta alemán maneja las piernas, las dos, izquierda y derecha, casi como un jugador de campo, pero las manos no las tiene de adorno. Con ellas salvó lo fácil, los tiros que le llegaban de lejos; lo intermedio, como un remate de Aduriz desde dentro del área; y lo complicadísimo, y en los momentos más delicados. Casi al principio, con 0-0 aguantó hasta el final en el mano a mano también con Aduriz, que soñará con él. Esperó al chut y se lanzó a por la pelota con decisión. Casi al final, ya con 0-1, y otra vez ante el veterano delantero del Athletic, se estiró para impedir en el último momento que una pelota que estaba dentro después de un cabezazo superara la línea. Los goles los meten unos (Messi, principalmente), pero también se ganan puntos evitando recibirlos. Sobresaliente para Ter Stegen y notable alto para Umtiti, que lo hizo todo bien: velocidad, fuerza, anticipación, por alto, por bajo, buena salida del balón... Está protagonizando un arranque de temporada espectacular.

Entre los asuntos que le quedan pendientes a Valverde del encuentro está la desconexión de la segunda parte. En el primer acto, muy entretenido, con ratos de ida y vuelta, fue mejor que el conjunto vasco a los punto y a los goles. Aduriz falló la gran ocasión, pero también Williams tuvo otra que remató desviado. Empató Messi a errores mandando al palo una oportunidad inmejorable, pero el «10» no perdona dos veces. Un gol clásico en los últimos tiempos: el pase atrás de Jordi Alba y la llegada de Leo desde atrás para rematar cruzado. Mil veces lo han hecho y parece que quedan otras mil. La acción también la había empezado el argentino, que estuvo demasiado suelto hasta el descanso. Después del gol se desató el conjunto azulgrana e incluso tuvo opción de sentenciar, sobre todo en un remate de Paulinho al larguero. Pese a las ocasiones concedidas, se veía a un equipo ordenado, combinativo, con los centrocampistas muy trabajadores, los laterales ofensivos y Luis Suárez haciendo de pared para devolver cada balón que le llegaba.

Pero todo desapareció. Subió la presión el Athletic y... bingo. «¡Arriesgaron mucho!», reconoció Busquets. «Casi nos cubrieron hombre a hombre», continuó analizando el centrocampista, uno de los más vigilados por la importancia que tiene en que todo carbure. Con ese riesgo provocaron pérdidas y a partir de ahí era como llamar al séptimo de caballería: al ataque. Pero a Williams le sobró velocidad y le faltó cabeza, Aduriz no tuvo puntería, Raúl García no llegó al remate y al prometedor Córdoba le quedan todavía muchas batallas como ésta para crecer.

Se escapó vivo el Barcelona, invicto en diez jornadas. Si no aparece Messi lo hacen los secundarios o el portero.