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F. C. Barcelona

Emery atropella al Barcelona

El líder ya no puede fallar más tras empatar en Sevilla. El equipo local remontó una desventaja de 0-2

Messi sale pesaroso del césped del Pizjuán larazon

Siete victorias en los siete últimos partidos y el Barcelona ganará la Liga. Ahí se acaban las buenas noticias para Luis Enrique. Sería casi imposible en cualquier circunstancia, pero no en este campeonato en el que las posibilidades de que los dos únicos aspirantes al título se dejen puntos por el camino son tan reducidas. El perseguidor del líder tenía señalado el Sánchez Pizjuán (por el que pasará también el 2 de mayo) como el escenario de uno de los dos tropiezos que le permitirían completar la caza. Se dejaron el comodín los catalanes en un encuentro que dominaron a placer durante media hora, pero en el que terminaron cayendo en la tela de araña de Unai Emery, un estratega como hay pocos en el balompié patrio.

Catorce meses lleva el Sevilla sin perder en Liga en su casa. Desde febrero, justo desde la última vez que lo visitó un Barcelona al que Unai Emery nunca ha ganado en diecinueve, con el de ayer, enfrentamientos. Se mantuvieron en curso las dos rachas porque el técnico vasco planteó un encuentro de dos caras y logró que sus hombres disputasen los noventa minutos a la misma (supersónica) velocidad. Quiso conjurar el monopolio de la posesión del Barça con un cuarteto de centrocampista trabajadores –Aleix Vidal, Krychowiak, Iborra y Vitolo– para dejar a Banega en la mediapunta con la misión de conectar con Bacca. El plan se desarrolló sin novedad durante catorce minutos en los que los visitantes tocaban sin crear peligro alguno. Hasta que Messi mandó parar.

El argentino ayer, igual que el martes contra el Almería, desbloqueó el marcador con un sutil pase a la red, un golpeo de rosca con el interior que se alojó en la portería de Sergio Rico después de planear a varios kilómetros del guante del portero. No se obsesiona el argentino con la pelea por el Pichichi, lo que añade generosidad e imprescindible sentido de lo colectivo a su grandeza. Poco después dejó que Neymar lanzase una falta al borde del área, en una posición desde la que él ha hecho muchos goles, para que el brasileño rompiese su sequía con un exquisito toque a la escuadra. Ahí se creyó el líder a salvo de cualquier contingencia, pero ahí compareció el que es el segundo mejor equipo de 2015.

Cualquier rival se habría desmoronado ante la demoledora eficacia del Barcelona, que acumulaba dos goles en dos llegadas. No este Sevilla volcánico y siempre hambriento que ha construido Emery, un permanente homenaje al himno compuesto por El Arrebato, uno de cuyos versos reza: «Dicen que nunca se rinde...». El eje del equipo en los últimos meses, un Banega asfixiado por el tiqui-taca culé, sacó en las postrimerías de la primera parte un disparo seco que, manos blandas de Bravo mediante, planteó una segunda mitad de alto voltaje.

El rictus de desesperación de Luis Enrique en la banda cuando, a los tres minutos de la reanudación, Luis Suárez mandó una ocasión a las nubes, era un lamento preventivo por el mal rato que se le venía encima. Si de algo estaba seguro el técnico asturiano en la víspera, era de que el Sevilla corre, corre, corre y no para de correr. Como muertos de hambre persiguen cada balón jugadores galvanizados por una grada que es un auténtico manicomio: ruido ensordecedor y tíos echando el hígado por la boca, he aquí el panorama desagradable para el visitante que ha convertido al Sánchez Pizjuán en un lugar tan incómodo de visitar como la consulta del dentista. El Barcelona era consciente de que si salía indemne de Sevilla, en ningún otro campo resultaría herido. Pero Gameiro clavó su daga.

En realidad, los sevillistas no tuvieron ninguna ocasión clara para empatar, pero era tal la diferencia de ritmo entre los dos contendientes en la última media hora, que cada estampida local era de lo más amenazante. A diferencia de la pasada temporada, Emery cuenta ahora con un banquillo ahíto de jugadores potencialmente titulares. Sus tres relevos de ayer, M’Bia, Reyes y Gameiro, serían indiscutibles en el 90 por ciento de los equipos de Primera. Y dos de ellos participaron en la jugada del empate, un robo a Piqué del utrerano, que lanzó a un Vidal desbocado al galope por la derecha. El centro del correcaminos lo remató el francés, un delantero que presenta una asombrosa ratio goles/minutos. Un consuelo para Luis Enrique: el Madrid debe visitar Nervión.

Luis Enrique y las «chuminadas» de Neymar

«No sé por qué lo ha cambiado Luis Enrique», decía el vicepresidente del Barcelona, Jordi Mestre, cuando Mónica Marchante le preguntaba en Canal Plus por el cambio de Neymar. Un «palo» a su entrenador, que ya tuvo que soportar los gestos de desagrado del brasileño desde el banquillo. No se fue contento Neymar, pero Luis Enrique prefiere no dar importancia al enfado del jugador. «Me interesa el fútbol, el rendimiento del equipo, mis jugadores, y eso es una chuminada, una tontería que se está poniendo de moda», aseguraba el preparador asturiano. El técnico justificó el cambio de Neymar por Xavi con la idea de «tener el control del partido». Algo que no consiguió.

- Ficha técnica:

2 - Sevilla FC: Beto; Coke, Nico Pareja, Carriço, Trémoulinas; Krychowiak, Iborra (Mbia, m.70); Aleix Vidal, Banega, Vitolo (Reyes, m.70); Bacca (Gameiro, m.75).

2 - FC Barcelona: Bravo; Dani Alves, Piqué, Mathieu, Jordi Alba; Rakitic, Sergio Busquets, Iniesta (Pedro, m.86); Luis Suárez, Messi, Neymar Jr (Xavi, m.73).

Goles: 0-1, M.14: Messi. 0-2, M.30: Neymar, de falta directa. 1-2, M.38: Banega. 2-2, M.84: Gameiro.

Árbitro: Juan Martínez Munuera (C. Valenciano). Amonestó a los locales Krychowiak (m.29), Iborra (m.46), Banega (m.57), Reyes (m.77) y Mbia (m.82), y a los visitantes Busquets (m.61) y Piqué (m.62),

Incidencias: Partido de la trigésima primera jornada de la Liga disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, que registró un lleno absoluto con cerca de 45.000 espectadores. Césped en perfecto estado.