Fútbol
Iturralde González, ex árbitro, sobre si Sorloth debió ver la segunda amarilla por celebrar con el público: "Leo literalmente la regla"
El ex colegiado y ahora comentarista se ha mojado acerca de la gran polémica en la primera parte del Atlético - Real Madrid
El primer derbi madrileño de la temporada entre Atlético de Madrid y Real Madrid se presentaba marcado por la diferencia en la clasificación, con el equipo de Xabi Alonso lanzado tras un inicio impecable en LaLiga y los rojiblancos de Simeone llenos de dudas, pero el partido en el Metropolitano mostró un guion mucho más equilibrado y competido de lo que se podía prever en la previa. El encuentro dejó varias jugadas polémicas y un protagonista inesperado: Alexander Sorloth, sorprendente titular en la delantera atlética, que acabó firmando un gol clave y que, según el reglamento, podría haber visto la segunda amarilla por su celebración.
Sorloth, protagonista del derbi
El delantero noruego fue una de las sorpresas de Simeone en el once inicial. Habitualmente relegado a la condición de revulsivo, partió como titular ante el Real Madrid para ofrecer una referencia física, un atacante capaz de fijar a los centrales y pelear cada balón aéreo. Y lo cierto es que su papel se notó desde el comienzo: ganó duelos, incomodó la salida de balón blanca y dio aire a su equipo en las transiciones. Sin embargo, pronto quedó condicionado por una decisión arbitral. En la primera mitad vio una tarjeta amarilla, una acción que, a priori, debería haberle obligado a moderar su intensidad y a medir cada gesto posterior para evitar comprometer al equipo.
La polémica llegó al borde del descanso. En un momento clave, cuando el Atlético necesitaba igualar fuerzas tras la pegada madridista, Sorloth apareció en el área para cabecear y firmar el segundo tanto rojiblanco, el que ponía el empate a dos en el marcador. Fue un gol de enorme valor, tanto psicológico como competitivo, porque evitaba que el Real Madrid se marchara con ventaja al vestuario tras una primera mitad en la que había sido más eficaz que dominador. La grada del Metropolitano estalló de júbilo, y el propio delantero, enardecido, no dudó en saltar hacia el público para celebrar directamente con los aficionados.
La opinión de un ex colegiado
Aquí entró en juego el reglamento. ¿Debería Sorloth recibir amarilla por su celebración?. Sorloth ya tenía una amonestación en su haber, por lo que, si la respuesta es sí, debería haber sido expulsado. Sin embargo, el árbitro del encuentro no aplicó esta sanción y permitió que el delantero continuara en el terreno de juego. Esto es lo que dijo el ex colegiado Iturralde González en la Ser: "Yo leo literalmente la regla y ahora decidid si es amonestación", aseguró. Y el reglamento dice que es amonestación si "genera problemas de seguridad".
Más allá de la controversia, el análisis de la primera parte dejó varias conclusiones futbolísticas. El Atlético de Madrid se mostró superior en cuanto a presencia, intensidad y dominio territorial. Los de Simeone lograron imponerse en la mayoría de las disputas y castigaron con constancia a una zaga blanca que sufrió mucho más de lo habitual. El Real Madrid, pese a todo, hizo valer una de sus grandes virtudes: la eficacia en las áreas. Con pocas llegadas claras fue capaz de anotar dos goles que le mantuvieron en el partido, incluso en momentos donde era evidente que el rival apretaba más.
Una de las claves estuvo en los balones aéreos. La elección de Simeone con Sorloth no fue casualidad: el noruego ganó la mayoría de los duelos en esa faceta, generando continuas incomodidades a los defensores blancos. Huijsen y Carreras, dos de los más jóvenes en la zaga de Xabi Alonso, sufrieron en exceso. No consiguieron imponer su físico en las disputas por arriba y quedaron muy superados en cada envío frontal, tanto en juego directo como en jugadas de estrategia. Esa vulnerabilidad fue la que permitió al Atlético generar peligro constante y la que desembocó en que Sorloth se convirtiera en protagonista con su gol.
La imagen defensiva del Real Madrid en la primera mitad resultó preocupante. A pesar de la buena organización colectiva en partidos anteriores, el derbi expuso debilidades en la zaga, especialmente cuando el rival optó por un juego más vertical y físico. La superioridad rojiblanca en esas situaciones contrastó con la efectividad blanca en ataque: pocas ocasiones, pero un rendimiento máximo en la finalización. Ese equilibrio precario fue el que mantuvo el marcador en tablas al descanso.