Koundé, el héroe que no para de correr

«El problema con Koundé es que si un día hacemos 30 minutos menos de entrenamiento se va a correr a Sitges. Para mí lo mejor es que corra sobre el terreno de juego», decía hace unos días Hansi Flick para explicar por qué no daba descanso al francés. Algo parecido decía Jorge Valdano al comienzo de la temporada. «Si le da descanso, se va al gimnasio», comentaba medio en broma el exentrenador argentino.

Y Koundé les da la razón. El francés, que se ha adaptado ya a ese puesto de lateral derecho que tan poco le gustaba, apareció por el centro para robar un balón cerca del área rival. Era el minuto 115 del partido, apenas quedaban cinco para el final de la prórroga y cuando a todos les fallaban las fuerzas a él aún le sobraban para ir a robar en la salida del balón del contrario y para lanzar un disparo que buscó el rincón de la portería de Courtois. Había fallado el guardameta belga en el segundo gol, el del empate de Ferran, pero en este ni siquiera le dio tiempo a reaccionar.

Koundé vio más rápido que nadie el pase horizontal de Modric y reaccionó mucho más rápido que Brahim, que aun esperaba que le llegara la pelota cuando Courtois ya estaba sacándola del fondo de la portería.

Lo ha jugado casi todo Koundé esta temporada en esa posición de lateral derecho que le exige un continuo ir y venir por los márgenes del campo. Un continuo ida y vuelta que resuelve con soltura. Y ahora hasta se anima a regatear, a llegar al área para rematar e incluso a disparar desde la distancia. Un atrevimiento que vale una Copa para el Barcelona. Es su cuarto gol de la temporada y, por supuesto, el más importante de todos.

Sólo se ha perdido un partido esta temporada Koundé, el último de Liga contra el Mallorca. Probablemente más por protección de su entrenador que por cansancio. Ya iba a echar de menos el entrenador alemán a Balde en el otro lateral que no quería arriesgarse a perder también al francés.

Con una semana sin jugar, Koundé estaba pletórico en el minuto 115 y todavía tenía fuerzas para correr y gritar como se merecía ese gol.

«Creo que era buena hora para dar una alegría a los aficionados y ahora a celebrar, pero sin pasarse que el miércoles tenemos semifinal de Champions», decía Ferran Torres después del partido. El internacional español jugó por la lesión de Lewandowski, pero ha sido el máximo goleador del torneo y el mejor jugador de la final. «Intento trabajar, constancia y tengo talento para que las cosas vengan», decía sin dejarse llevar por la modestia. A él se le esperaba; a Koundé, no.