Fútbol
Marcos Llorente, contra la verdad científica": "Al que no le da, no le da"
El centrocampista del Atlético, pilar del equipo de Simeone para el derbi, vuelve con sus teorias conspiranoicas en Instagram
El Atlético de Madrid se juega mucho este sábado en el derbi contra el Real Madrid. Tanto, que el partido se presenta casi como una final. Una derrota no solo supondría perder el orgullo del clásico madrileño, sino algo aún más grave para los de Simeone: quedarse virtualmente fuera de la lucha por LaLiga. Con un rival que no ha perdido un solo punto y que parece consolidado bajo el mando de Xabi Alonso, el margen de error para el Atlético se ha reducido a cero.
El papel de Marcos Llorente
En ese contexto de máxima exigencia, Julián Álvarez se perfila como el arma ofensiva principal del equipo rojiblanco tras su partido contra el Rayo Vallecano, pero, curiosamente, no es el argentino el jugador más determinante en este tramo de la temporada. Ese lugar lo ocupa Marcos Llorente, quien atraviesa un momento de forma excepcional. Su rendimiento sobre el campo ha sido notable: es un todoterreno que cubre kilómetros, se incorpora al ataque con peligro y ofrece soluciones tácticas gracias a su versatilidad. Llorente se muestra liberado, en plenitud física, y con una presencia constante tanto en defensa como en las transiciones ofensivas.
Sin embargo, su figura no se limita al rendimiento deportivo. También ha cobrado notoriedad por un asunto completamente ajeno al fútbol: la difusión en redes sociales de una teoría conspirativa sobre las fumigaciones químicas desde aviones, comúnmente conocida como “chemtrails”. Esta postura, que ha compartido de forma reiterada, ha generado polémica y provocado un debate que va más allá del deporte.
La teoría que defiende Llorente sostiene que las estelas visibles en el cielo, dejadas por aviones, no son simples rastros de vapor, sino residuos químicos liberados de manera intencionada para alterar el clima o incluso afectar la salud pública. El futbolista relaciona estas estelas con programas de geoingeniería, una disciplina que , según afirma, estaría siendo utilizada con fines ocultos. Desde su perfil de Instagram ha compartido imágenes del cielo madrileño acompañadas de comentarios irónicos y referencias musicales. En una de esas publicaciones, usó una canción que habla de “rebaños” y "borregos" y escribió: “Podría seguir horas y horas, pero al que no le da, no le da”.
Llorente ha llegado incluso a utilizar una publicación oficial de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para intentar sostener su visión. En ella se menciona la geoingeniería como un conjunto de técnicas orientadas a intervenir en el clima a escala global. A partir de ese dato real, el jugador construye una narrativa conspirativa que ha sido rebatida por expertos en meteorología y ciencia atmosférica.
La verdad de las estelas
Los científicos explican que las estelas a las que se refiere Llorente son, en realidad, “contrails” o estelas de condensación. Estas se generan cuando el vapor de agua que emiten los motores de los aviones se encuentra con el aire frío a gran altitud, formando cristales de hielo que permanecen visibles en el cielo. No existe evidencia científica que respalde la teoría de que estas estelas contengan productos químicos con fines dañinos.
Además, la comunidad científica advierte del peligro de difundir este tipo de ideas, especialmente cuando proceden de figuras públicas con alto nivel de influencia, como es el caso de un futbolista profesional. La geoingeniería, en efecto, es un campo de estudio legítimo en el contexto del cambio climático. La geoingeniería solar, por ejemplo, investiga métodos para reducir la radiación solar y así mitigar los efectos del calentamiento global. Pero se trata de investigaciones reguladas, debatidas en foros científicos y sujetas a estrictos controles éticos. Confundir estos estudios con teorías conspirativas alimenta la desinformación y desvía la atención del verdadero debate sobre la crisis climática.
El caso de Llorente es paradigmático porque ejemplifica cómo una figura mediática puede generar una gran repercusión fuera del terreno de juego. Lo que para él puede ser una creencia personal compartida desde su perfil de redes, para muchos de sus seguidores, especialmente los más jóvenes. puede convertirse en una verdad asumida. Eso es precisamente lo que preocupa a los expertos: la facilidad con la que se pueden propagar teorías infundadas cuando quien las transmite goza de visibilidad y credibilidad por su estatus público.