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Messi pierde la magia en el clásico

Suma su sexto partido contra el Madrid sin marcar ni ser decisivo. Iniesta cambió al Barça

Cristiano Ronaldo trata de robarle un balón a Messi en el encuentro de ayer
Cristiano Ronaldo trata de robarle un balón a Messi en el encuentro de ayerlarazon

Suma su sexto partido contra el Madrid sin marcar ni ser decisivo. Iniesta cambió al Barça

Controló Messi a la perfección el pase de Iniesta, pero su remate se fue muy cruzado. Hubiera sido el 2-0, la sentencia del clásico y el fin de la racha negativa del argentino ante el Real Madrid. El balón se marchó fuera y al Barça se le escaparon dos puntos en el último instante por el cabezazo de Sergio Ramos. Leo, el máximo goleador en la historia de los clásicos, suma seis encuentros seguidos sin marcar ante quien no hace tanto era su víctima preferida. En total son 490 minutos sin conseguirlo. Ni marca ni es determinante. En este periplo, sólo ha dado una asistencia, hace dos cursos, para que Mathieu rematara una falta de cabeza. Apareció algo más el «10» en la segunda parte, pero no fue su partido, ni el de Cristiano Ronaldo, las dos estrellas. Aparte del remate cruzado, Messi sólo había probado a Keylor Navas en un tiro lejano. Fue su único intento entre los tres palos. Cristiano probó tres veces a Ter Stegen, pero nunca estuvo cerca del gol. Vigilaron mucho a Messi los medios del Madrid. Comenzaba sus arrancadas la «Pulga», pero en el último instante le rebañaban el balón. En total perdió 13 balones.

Curiosamente, el Barça encontró el gol cuando no tuvo juego y lo falló cuando generó ocasiones a través del buen trato de la pelota. E Iniesta tuvo mucho que ver en ello. Llevaba seis semanas lesionado y no estaba para todo el partido. Salió en la segunda parte, pero apenas necesitó media hora para ser el mejor de los suyos. «Su aportación fue perfecta, cuando el rival estaba más cansado. Aporta claridad, visión...», analizó Luis Enrique. «Menos mal que Andrés está otra vez de vuelta», continuó Rakitic. La presencia del capitán azulgrana llegó después del tanto de Luis Suárez en una acción a balón parado. Se juntaron las dos cosas y entonces el Barça sí se pareció a sí mismo. Iniesta descubrió a su equipo que el centro del campo existe y que no es un lugar de paso rápido. Es una zona de elaboración, de cocción y de llevar a su máxima expresión aquello que decía Johan Cruyff de que si tú tienes la pelota, no la tiene el rival y por tanto no puede atacarte. Iniesta activó a Messi y a Neymar y devolvió al Camp Nou la mejor versión de Busquets. Fueron los mejores minutos de los locales, que perdonaron el segundo, aparte en la acción de Messi, en una maniobra espectacular de Neymar. Su escalofriante quiebro a Carvajal no estuvo acompañado de un buen remate. El brasileño de nuevo y el propio Iniesta también rondaron el gol en esos momentos. «No creo que en la primera parte estuviéramos atenazados. Delante hay un rival que sabes que puede ser peligroso», explicó el ayer reaparecido. Messi y el Barça le han echado de menos. «La sensación es mala porque lo más reciente es el gol del empate», continuó.