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Raúl Jiménez, con el cráneo fracturado “todavía sin soldar del todo” en busca de los octavos en el Mundial
México se juega sus opciones ante Arabia Saudí. El delantero llegó a Qatar justo por una pubalgia. En 2020 tuvo un choque cabeza con cabeza con David Luiz y los médicos dijeron que “era un milagro” que salvara la vida
Raúl Jiménez jugó en el Atlético de Madrid sin hacer demasiado ruido (18 partidos, 1 gol y 2 asistencias en la temporada 2014-15). Después se fue al Benfica y tras el Mundial de Rusia 2018 terminó en la Premier, en el Wolverhampton, donde no tuvo un aterrizaje precisamente feliz, según la historia que cuenta él mismo. «¿Dónde juega el Wolverhampton?», preguntó. «En Wolverhampton», le respondieron. «Ah, que es una ciudad», dijo el delantero. No sabía mucho del equipo por el que había fichado, pero más allá de esa anécdota, Raúl por fin pudo desplegar en Inglaterra su mejor juego en el conjunto de los Lobos, donde se ha convertido en uno de los preferidos de la afición. En las semifinales de la FA Cup de 2019 marcó un gol que casi metió a los suyos en la lucha por un título que no ganan desde hace 60 años. Era el 2-0 y quedaba media hora, aunque el Watford remontó y se impuso en la prórroga. La imagen de la celebración del mexicano dio la vuelta al mundo, ya que tenía escondida una máscara de lucha libre, la que usa «Sin Cara», que es uno de los ídolos no futbolistas del atacante (en el campo es Hugo Sánchez, aunque no lo vio jugar, pero por lo que le contaba su padre). No era la primera vez que lo hacía. Ya pasó con el Benfica, y el luchador, al verlo, se puso en contacto con él a través de Internet y comenzó así una buena amistad. Después del tanto en la FA, la popularidad del luchador creció en Inglaterra y en el Wolverhampton, club al que fue a visitar y por el que se hizo una máscara especial.
Pero no fue haciendo lucha libre como Raúl Jiménez tuvo uno de los episodios más duros de su vida. En noviembre de 2020, en un partido contra el Arsenal, el delantero de los Wolves corrió al primer palo para intentar despejar en un córner y chocó con la cabeza de David Luiz. El golpe fue estremecedor, pero no tanto como el diagnóstico: se había fracturado el cráneo y había sangrado en el cerebro. Los médicos le llegaron a decir que era un milagro que hubiera sobrevivido. El jugador no se acordaba ni del saque de esquina: su primera imagen fue despertar en el hospital después de haber sido operado.
No solo salvó su vida, también decidió seguir con su carrera deportiva, asumiendo los riesgos. Reapareció el 14 de agosto de 2021, nueve meses después del incidente, pero las consecuencias se siguen viendo en su indumentaria, pues luce una protección en la zona, aunque ya más discreta que la que utilizaba al principio. «El cráneo no está completamente soldado y es de protección para que no haya un golpe crítico. Es difícil que me vuelvan a pegar en ese lugar, pero lo recomiendan los médicos», aseguró en un documental en «Star +», el mes pasado. También reconoce que fue impactante la primera vez que le dijeron que volviera a golpear el balón de cabeza con esa parte, pero que el miedo ya ha pasado y va sin dudar «incluso al primer poste, como cuando se produjo el accidente».
Lo que hizo peligrar su presencia en el Mundial de Qatar no fue la cabeza, fue una pubalgia, de la que seguramente tendrá que ser intervenido, que le había mantenido parado desde agosto. Apuró para llegar y ha jugado los dos primeros partidos, pero siempre saliendo desde el banquillo: 20 minutos en el empate contra Polonia y 25 en la derrota ante Argentina. Hoy el «Tri» apurará las opciones de clasificación contra Arabia Saudí en un grupo en el que todos tienen opciones de pasar a octavos. Será el partido 100 de Raúl Jiménez con México (29 goles).
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