
Fútbol
El Real Madrid gana sin ganas al Sevilla (0-2)
Un gol de Mbappé y otro de Bellingham derrotaron a un rival que jugó con nueve casi toda la segunda parte

La afición del Sevilla celebró con «olés» los pases de su equipo en el minuto 85, después de que Mbappé hubiera marcado el gol que decidió el partido. Con nueve desde el principio de la segunda mitad, el equipo de Caparrós consideró que solo un gol en contra era un buen resultado. Todo empeoró poco después, con el tanto de Bellingham, que ni lo celebró. Todo daba un poco igual en el Pizjuán.
A los aficionados del Sevilla el partido solo les importó para llamar la atención sobre su enfado contra la directiva. Así, entraron tarde al encuentro, y por eso las primeras imágenes de la grada del estadio mostraban sillas vacías y desolación. Era una protesta, pero la imagen estuvo muy acorde con lo que fue el partido: ni fu ni fa, ni emoción, ni belleza, ni miedo ni juego. El enfado de la afición sevillista se agravó con la temprana expulsión de Badé. Apenas importó, ya en la segunda mitad, la de Isaac, y se olvidó el mal humor perenne de esta temporada con la despedida de Suso. Fue lo más destacable de un partido que no dejará ningún recuerdo.
El Real Madrid, a otra cosa
Al Madrid tampoco le excitaba de ninguna manera este encuentro. En el anterior, en el Bernabéu, con el Barcelona todavía sin ser campeón, podía tener algún objetivo. En Sevilla, el equipo de Ancelotti no supo inventar nada por lo que motivarse para jugar al fútbol. Apenas dio la impresión de tener un futbolista o dos más que el rival. Tenía la pelota, pero era un dominio inane, sin rapidez y sin voluntad de hacer daño o siquiera esforzarse. El Madrid, como no puede ser de otra manera, ya no piensa ni un segundo en esta Liga. Tiene el Mundial de Clubes en el horizonte y, sobre todo, está metido en una pequeña revolución. Lo que importa ahora a los aficionados y, probablemente, aunque no lo digan, también a los futbolistas, es quién va a llegar en las próximas semanas, quién va a tener que pelear su puesto con más competencia, cómo va a ser Xabi Alonso, qué les va a exigir. Los cambios producen incertidumbre, y el partido contra el Sevilla no ayudaba en nada. Da igual lo que opine Ancelotti, y Xabi no se va a basar en estos encuentros, con tantas bajas y nada en juego, para hacer su alineación o plantear su estrategia.
Así, el único que tenía ganas de jugar era Mbappé, que está peleando por la Bota de Oro y necesitaba marcar goles. Fue el que más la pidió, el que buscó los desmarques y remató todo lo que le llegaba. Pero no había manera. El partido era gris a pesar de sus destellos, y ni Güler ni Endrick, dos de los futbolistas que más han dado que hablar por, en teoría, ser infrautilizados. llamaron la atención. Atrás, por cierto, fueron titulares Vallejo y Jacobo Ramón, que otra vez, y ya se siente, tuvo un error que pudo costar caro.
El caso es que el Madrid no tenía ninguna intención de hacer sangre, y el Sevilla se tomó no recibir un gol como una cuestión de orgullo, un modo de defender su temporada. Pero era un imposible. Dos hombres menos son demasiadas ventajas contra el Madrid, y más si Mbappé tiene ganas. Por fin le salió un tiro bueno y, en la segunda mitad, adelantó al equipo blanco.
El partido continuó porque la ley dice que se tienen que jugar los noventa minutos, y en otra llegada, Bellingham casi no tuvo más remedio que hacer el segundo. Lo hemos contado: puede que haya sido la celebración más sosa de toda su carrera. Fue un gol marcado con pena.
Y hasta el próximo fin de semana, cuando juegue otra vez el Madrid, a hablar de fichajes, que es lo que mola ahora.
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